CEFERINO NANDAYAPA




CEFERINO NANDAYAPA.






Nunca es tarde para recordar y por eso escribo un recuerdo.



Debe de haber sido a finales de 1977 cuando me encontraba en un cine en Tlanepantla en el Estado de México . Ahí el grupo coral Orfeón de la Ciudad de México daba una actuación. Después de que salimos la persona que nos llevó a cantar a ese lugar nos invitó a departir el punto, así que acudimos a una casa de la que no recuerdo su ubicación. Solo se aparece en mí la cara de un señor llamado Alfredo y que era el propietario.


Llegamos pues acompañados por el Orféon completo. Se nos dio algunos bocadillos, bebimos discretamente. En un sofá de esa sala se encontraba sentado Don Ceferino Nandayapa. Yo quedé a un lado de él. Conversamos de la música de la marimba y de Chiapas, le pregunté si era capaz de tocar la música que fuera en sus maderas que hablan. A toda la conversación se mostró amable y dejó notar en todo momento su educación e interés.



Había también en esta fiesta de ocasión un hombre de aspecto rudo que decía ser cantante. Tomaba su guitarra de tal manera que al dar unos rasgeos sobre de ella podía comprobar que era un señor inepto. Puso su pie sobre de una silla y comenzó a cantar a gritos. Tenía potencia en su voz pero era una voz sin educación, salvaje que no lo llevaría a nada.


Este sujeto comenzó a alardear de sus habilidades y me dijo que nadie podría superarlo y que el que era perico donde quiera sería verde. El pobre pendejo no sabía que yo tocaba la guitarra desde hace muchos años y si no era Paco de Lucía , este si me podría pelar la punta del nabo .



Tampoco sabía que la mayoría de las personas que ahí se encontraban eran cantantes. El individuo seguía retándome y por momentos comencé a enojarme al punto de que mi control interno estaba por estallar. Toleré unos minutos más y cuando reviento. No mido las consecuencias. Primero pensé: Le voy a dar sus buenos putazos y luego le romperé la guitarra. Cuando se encuentre tirado en el suelo comenzaré a patearlo.


Hugo Rendón al ver que no habia más tiempo, solicitó a Guillermo Mateos que cantáramos. No sé si Hugo Norman interpretó El Core ingrato o El caminante del mayab.


Al ver que todos los reunidos éramos cantores, el hombre intentó incorporarse al grupo, pero no tenia idea y hizo una charamusca de tonos quedando en el más completo de los ridículos….

Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu
31 de diciembre de 2010.
Estados Unidos Mexicanos.

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