TUMULTO

TUMULTO.












No se cual es la razón por la que me encuentro en este tumulto. No cabe nadie más. Todos los que aquí asisten son enanos. Uno de ellos lo siento en la parte baja de las nalgas. Orale guey. Hazte pá alla. Me mira con enojo y para que se le quite , le acomodó un pisotón.





De pronto se abre una puerta y de ella salen una guardia. Llevan además de la bandera una especie de caja de vidrio en donde se depositaron una cachucha militar, dos estrellas de bronce y unos huesos de un prócer. Ningún mártir.




Marchan despacio , no se equivocan en el paso , cruzan por un pasillo y desparecen de mi vista.




Acto seguido cruzo la vista. Un hombre de vestimenta azul me pide arregle una pared. Dice que tiene húmedad y que ya lo tiene cansado. Esta razón se debe le explico a que la pared hace frontera con un río. Sus aguas chocan y chocan. La única posibilidad que le veo es la de acudir con la sirena del pueblo. Ella se baña todos los días en sus aguas. Si accede luego de una platica sustantiva y de cómo le hable hará con sus poder infinito que le dejaron los ancestros de Guatemala y que pertenecieron al pueblo maya.




Le pido me de dos o tres días para hacer el contacto.


Llevó cavilando la forma o la manera de que le llegaré a la diosa del agua. Incluso hasta he elaborado un formato con las posibles preguntas. He quitado algunas que no viene al caso, las mejores que salieron de mi cabeza decidí dejarlas con tino.


Al otro día casi al amanecer abri los ojos y me quité las chinguiñas.


Mi madre, se me acercó y yo creyendo que me daría algún jugo para tomar o cuando menos un café me dijo que tendría que irme a la chinga diaria.



Yo por mi parte tenia el compromiso de quitar la húmedad así que no le hice caso a mi mamá y tomando mis enseres para que no se diera cuenta que me iria a otro lado, salí. Noté que no me abroche lo suficiente el zapato izquierdo y con la amenaza o advertencia de que me pudiera caer pá atrás no hice caso de atarmelo.


Lo primero que vieron mis ojos fue ese paisaje rojizo que dan las mezclas de colores. Un vientecito, así como un grupo de pastores que llevaban al campo abierto a los caprinos.


La diosa estaba sumergida a medio cuerpo lo único que destacaba era su dorso. Ella se tallaba las teclas con naturalidad. No esperaba que nadie se encontrara. Esto debido a que como les digo eran apenas las seis con 24.









Me coloqué en cuclillas en la espera de que la mujer terminara su baño. No tuve que esperar más de diez minutos. Luego que hubo de acabar salió del agua, buscó una tela para secarse, frotó su pelo, agachó la cabeza y se metió en una túnica holgada.



Me acerqué lentamente como si tuviera miedo. Sus ojos negros se clavaron en mi persona como preguntando si la había visto encuerada. Discretamente evadí la mirada. Ella supo que si la había averiguado hasta la profundidad. Y supo que sentí sus pezones calidos, sus labios carnosos, y si no hubiera tenido doce años, no sé que hubiera pasado.


En busca de su conversación le dije que un hombre vestido de azul, me pidió agilizara un trámite para que yo pudiera quitarle la húmedad a una pared . Ah ¡ es eso . Se acercó con el propósito de tocar la pared. Musito unas palabras en un dialecto extraño que por más que abrí la oreja no pude comprender. Me dijo que eso era todo y con sus dedos blancos, tocó mi labio superior. No pude evitar que en ese instante magnifico tuviera una erección inmediata. Agarró una bolsa de yute y se fue…



Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe. Nec metu
01 de noviembre de 2010.
Estados Unidos Mexicanos.

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