El sol, llegan en un tren, gatos.

El sol, llegan en un tren, gatos.
























Ahora sí que los caché en una gran mentira.

Toda la vida decían que el sol era una estrella que andaba por ahí en el sistema.

Viví engañado como todos.

Esto lo supe porque anoche, en el sueño de anoche subí por esta escalera interna.

El sitio estaba desolado, desolado y oscuro.

Algo me llamo y pues tuve que acudir.

Al llegar a la azotea vi que de un cilindro salía luz. La luz tenía varios tonos. A veces blanca intensa, a veces amarilla, a veces anaranjada.

Dentro del cilindro había una rueda. La rueda era el sol.

Yo miraba absorto lo que estaba pasando.

Se abrió una puerta. Se asomó un señor con barba de chivo.

Me pregunto:

Y usteded que hace aquí?

Estoy viendo como cambia de color esta rueda.

Ya no me dijo nada. Se introdujo.

Se detuvo enfrente del cilindro y apretó unos botones.

La rueda comenzó a salir despacio. Ya la teníamos en el medio ambiente.

Giró alrededor mío.

El señor me dijo que le colocara este papel de china.

Y no se quemara?

todavía no.

Eso sucederá cuando el sol se eleve.

Así que procedí a ponerle encima el papel. El sol comenzó a elevarse.

En el techo había una puerta vidriosa que se abrió. El sol salio.

Estaba más o menos a cien metros cuando el papel de china comenzó a incendiarse.

Se desprendió del sol y cayo convertido en pedazos negros.

El sol fue creciendo y creciendo hasta alcanzar las medidas que todos conocemos.

El señor también miraba el cielo.

Me dijo:

No es grandioso?

Sí es grandioso.

Sí no naciera el sol todos los días nosotros no estuviéramos.


En una caja hay dulces. Quiero tomar algunos antes de que me descubran.

Meto la mano y saco unos de zarzamoras.

No me los puedo guardar porque tengo los bolsillos llenos.

Llegan una mujer que en este sueño es mi madre. Solo que no reconozco sus rasgos físicos.

Viene acompañada de un hombre que tampoco sé quién es.

Este señor viene trepado en un vagón de tren, de esos vagones que transportan semillas.

El hombre tiene un retraso mental, además de que también tiene cicatrices en la cara, brazos y piernas.

El vagón entra hasta la sala de esta casa. El retrasado se baja y pretende hablarme. No le entiendo nada. De su boca sólo escucho balbuceos y de su boca solo saliva.

Al salir veo a tres gatos.

Es la mamá con dos chiquitos.

El gato amarillo al verme levanta las manos como sí le dijera manos arriba ¡

Me agacho y les doy de comer.

Los gatos comen. No tenían mucha hambre. Pero los gatos siempre comen.


Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu
17 de Mayo de 2015.
Estados Unidos Mexicanos.

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