Ramitas para un thé, Eduardo con un pie lastimado, diez mil dólares.

Ramitas para un thé, Eduardo con un pie lastimado, diez mil dólares.
























Camino por los pasillos de dos iglesias. Estoy en Querétaro.

Me dice una mujer cabrona con cara de beata que le lleve a las de ya unas ramas de árbol para hacer un thé al señor obispo.

Y desde cuando acá me ordena esta pinche vieja?

Y luego para el obispo?

Ni que fuera yo su mandadero o gato ¡

Aunque creo que lo mejor será hacerle caso.

Esta mujer agria ya me tiene cansado.

Me dirijo al árbol y corto unas ramitas. Este thé nunca lo he tomado pero debe de estar bien amargo. Ojala que al señor obispo se le retuerzan las tripas y le dé chorrillo con mierda aguada.

Con las ramitas en la mano me dirijo a buscar a la beata de lentes. Ella está limpiando unos jarrones de latón. Me mira y con la vista me ordena que las lleve a la oficina.

Con una sonrisa le digo que sí pero en mi interno le miento la madre como cuatrocientas veces¡

Antes de entrar me rozan unas varas que tiene espinas. Siento el piquete, me levanto el pantalón y descubro que me salen una gotitas de sangre. Puta beata ¡ Por su culpa ya me corté¡

Llego a la oficina. En esta se encuentra Beztabé. Le digo que le llevo las ramitas al obispo.

Betzabé me dice que las deje sobre la mesa.

Beztabé me pide que le cante una canción.

Cual quieres Betza?

La que sea nomás que esté bonita.

Me acerco a ella y comienzo a cantarle una que me sé de Pedro Infante.

Betzabé pone cara de borreguito, le acaricio el pelo y ella entra en extasis..

Y ahora que te paso le pregunto a Eduardo?

Me luxé el pie.

Pero como estuvo eso?

Pués le pegué a una piedra.

Y te dolió?

La piedra estaba metida entre papeles. Fue en seco. Al darle el golpe se inmediato sentí un dolor muy fuerte.

Se acerca mi abuela le dice a su hijo:

No me importan tus pendejeces ¡

Tienes que ir a Durango a traer los quesos, los dulces de leche con nuez y los chorizos.

Ya sabes que tu papá es muy delicado y no quiere chorizo ni queso de otro lado.

Pero mámá¡ estoy luxado ¡

Ya te dije ¡

En uno de los pilares principales de la casa de Mixcoac esta recargado mi padre.

El está sin camisa. Tiene la mirada alegre y triste a la vez.

Le digo sobre un negocio que realicé, le platico los pormenores detalladamente.

Y sabes qué?

El negocio me resultó y que me llegan los billetes.

Le muestro diez mil dólares.

Mi padre los mira y no me dice más.

Me guardo el dinero en la bolsa trasera del pantalón y le pegó tres golpecitos.

Que te parece papá?

Muy bien Alfredo¡

Mi padre camina para atrás pretende introducirse por una puerta que antes no estaba.

Veo su mirada y le pregunto:

Necesitas dinero?

De principio no me quiere decir nada pero yo insisto:

Necesitas dinero?

Sí es su respuesta.

Cuanto necesitas?

Mucho, debo mucho¡

Te alcanza con los diez mil?

Necesito más..

Pués cuanto debes?

Mucho¡

Saco los diez mil del negocio y se los entrego.

Y como puedo pagarte esto?

No quiero que me pagues nada.

Veré la manera de conseguirte un poco más…

Mi padre cierra la puerta…


Original de Alfredo Arrieta
Para el pueblodetierra.
Nec spe, nec metu
4 de enero de 2015.
Estados Unidos Mexicanos.








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