Mujer de pelo negro, reparación de una casa, risas, volcanes con nieve, casa reunión a las faldas del Popocatépetl, carro tirado por caballos un hombre regaña a otro por el abandono de su hijo, mujer que escapa por una ventana, local de herramientas, viaje a Acapulco, región campestre y aviones de combate.

Mujer de pelo negro, reparación de una casa, risas, volcanes con nieve, casa reunión a las faldas del Popocatépetl, carro tirado por caballos un hombre regaña a otro por el abandono de su hijo, mujer que escapa por una ventana, local de herramientas, viaje a Acapulco, región campestre y aviones de combate.






























Una mujer de treinta años se encuentra sentada justamente en la parte principal de esta mesa. Ella es de piel blanca, cabello negro que le llega a la media espalda,ojos del mismo tono, labios carnosos una belleza pués. Su hablar es pausado. Un grupo reducido de personas la escuchamos. Tiene una forma agradable, el tono de su voz nos embeleza.

Ella habla y habla a ninguno aburre. Pasa de un tema a a otro con gran facilidad, se percibe que posee además de su belleza una cultura de nivel.
Tiene además un humor que hace sacar la sonrisa hasta al más boca de hierro.

Nos dice anécdotas de su mamá y estamos asombrados. Pienso que debería ser escritora. O la lo mejor ya los es.

Le sirven café. Toma su mano blanca, y con la cucharilla vierte azúcar. Le da varias vueltas al café, le dá un traguito y nos dice:

El motivo de mi visita en este sueño es decirles a todos ustedes que me voy a casar con él. Y luego me señala. Yo no digo nada solo muevo la cabeza para decir tres veces que sí.
Dicho esto la mujer se levanta y me pide que nos vayamos. Me toma de la mano y salimos.


A veces las personas no terminan nunca de arreglar sus casas. Esta por ejemplo le faltan muchas cosas para su terminación definitiva. Hay una pared que es puro ladrillo. Decido que la tengo que reparar. Voy por yeso, lo preparo y con una cuchara de albañil comienzo a enjarrar. Al cabo de varias horas la pared está lista. La toco y es tersa, tersa cual nalga de mujer.

También le pongo zoclo. Es un zoclo de madera. Este lo pinté de verde. Ahora el sitio es agradable.

Le coloqué una lámpara de luz amarilla cálida, arreglé los vidrios que estaban rotos y también le puse alfombra.

Una señora de edad avanzada lee el periódico. Ella vive aquí. Le digo que le arreglé su casa. Ella sin despegar la vista del diario solo me dice gracias.

No entiendo como las personas no pueden ser agradecidas. Les ayudas y les dá lo mismo.

Salgo.

En la calle hay tres idiotas. Se toman fotografías en acercamientos que los hacen aparecer como sí fueran bobos. Luego se carcajean. No le veo el motivo ..



Que bello paisaje estoy mirándo!


Todo es verde verde.

Comienzo a contar el número de volcanes que hay. Uno, dos, tres así hasta llegar al veintiocho.

Que maravilla ¡ Todos los volcanes tienes nieve. No hace frío.

Una mujer me pregunta que estoy haciendo?

Veo el paisaje es una belleza.

Sí señor es nuestro México.

Le digo a la mujer que no me parece que esto sea México?

Porque según sé que hay sólo dos volcanes majestuosos que nos miran.

Sí señor, originalmente eran dos. Pero luego vino la descendencia. Ah?

Y tuvieron tantos hijos?

Sí todos ellos son sus hijos y la geografía que usted dice se modifico ¡

Bajo por una calle. A lo lejos se acerca un carromato tirado por caballos.

Espero que llegue.

Se detiene y me subo. Un hombre le insta a los animales a que caminen y allá vámos.

El hombre sin conocerme comienza a hablarme de un señor que no tiene vergüenza.

Y eso porque le pregunto?

Porque abandono a sus hijos ¡

Está bien que abandones a la mujer pero abandonar a los hijos?

Yo Alfredo le confieso. Sí soy bien puto y tengo tres. Y aunque no vivo con ellos procuro que no les falte nada. Así cuando sea mayor no me vayan a reclamar.

Pero este del que le hablo ni de sus cumpleaños se acuerda!

Ya llegamos me dice.

Bajo.

Estoy en una colonia de gente promedio.

De una casa pintada de blanco sale una mujer guera, regordita. Nos pide que entremos , nos lo pide con mucha amabilidad.

Camino junto a ella.

En el fondo puede ver un comedor. Hay diez personas comiendo. Al vernos todos, es decir los diez ponen su cara de mierda.

Presiento que no voy a entrar. Pero la mujer nos insiste.

Las diez personas se levantan y se meten a un cuarto aledaño.

Para esto ya no soy solo yo sino vengo acompañado por otros.

Nos sentamos. La mujer regordeta me pregunta que sí me gusta el guajolote?

Si señorita.

Púes ahora mismo les traemos su guajolote. Lo hacemos con mole de Puebla.

Nos sirven. Comienzo a comer. Esta bueno…

Un muro de costales de cemento es colocado enfrente de una ventana. Yo estoy en una azotea.

Puedo ver que es lo que se proponen.

De un lado está un señor. Este hace trabajos manuales. Del otro tras de la ventana una joven que intentará escapar del infierno que vive con su familia.

Se abre la ventana, se abre discretamente. Luego alguien saca una sábana blanca trabajada como sí fuera un lazo. Lentamente aparece la mujer. No tiene arriba de veinte años. Se apergolla de la sábana y comienza a descender. En el suelo la están esperando. Dos personas sentadas en un carro viejo. La mujer posa sus zapatos en la tierra, no se rasguño siquiera. Se mete al carro y escapa. Sus padres no se dieron cuenta.
No la vuelven a ver jamás.

Un señor quiere que a sus herramientas le pongas unas tiras de metal. Dice que así se les protege.

Y entonces cuando usted las use no les pasará nada?

Sí. Pero como yo amo a mis herramientas quiero que todas tengas una funda que las proteja.

Así que procedo a su elaboración.. Así me paso parte de la noche..


Vuelvo a admirar los volcanes.

La misma señora me dice que sí no me canso de ver las maravillas?

No. Señora ¡

Y es más ya descubrí que a las faldas de cada volcán hay una ermita. Las voy a fotografíar.

Si pero antes termínese el mole.

No, voy a tomarles las fotos!

La mujer intenta quitarme la cámara. Yo no se lo permito. Ella se empeña y me la arranca.

Hago un intento por quitársela, y le embarro la blusa de mole.

La mujer se mira, luego se aleja llorando.

Casi al finalizar el sueño veo otro paisaje. Esta es una planicie. Se encuentra señalada. Cada parte tiene un nombre.

En el cielo veo que se acercan unos puntos. Son aviones, aviones de combate !

Los aviones dan vueltas sobre la planicie. Cada uno aterriza en la parte que le corresponde.


Quieren que vaya a Acapulco. No tengo intenciones. El calor me agobia. Además ya lo conozco.

No hay pero que valga. Me subo a un carro y salimos a la carretera.



Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu
22 de Diciembre de 2014.
Estados Unidos Mexicanos.




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