Maria Félix, el señor Piedra , cheques, relojes.

Maria Félix, el señor Piedra , cheques, relojes.




























Estoy en una recámara. Es un lugar amplio. Una cama de las grandes.

Del lado derecho sentada pero metida dentro de las cobijas se encuentra María Félix, del lado izquierdo este señor Piedra. También está sentado y sin camisa. Es la necedad de estos hombres mameyes por mostrar que están bien fuertes como sí me importara mucho.

Yo estoy también acostado del lado izquierdo.

Entra una mujer chiquita. Le dice a María: Señora ya traigo aquí los cheques me encargó.

Sí está bien, dámelos.

La chica se acerca a María y le entrega los papeles.

María los ve y le dice que hay una equivocación.

Te dije que eran por 470?


Sí señora y los hice por 470.

María se inclina, abre el cajón de su buró, saca una pluma y corrige: 470 mil, escribe mil con pluma de tinta azul.

Una vez resuelto esto se lo entrega al hombre mamey. Este al ver la cantidad se le acerca amorosamente a la Doña y le da un beso suave en plena boca.

Yo nomás miro.

Muchas gracias corazón le dice, esto me ayudará, no sabes cuanto te quiero¡

María cierra los ojos y se va al Nirvana.

Creo que este cuate es un aprovechado de la necesidad de amor de María.

Los dos se levantan y salen de la recamara.

Ahora estoy en una calle..

Una mujer llamada Aurora me encuentra y me pregunta que qué soñé?

Entonces le digo todo al detalle.

Por lo que me dices si este señor es una especie de vividor.

Cuando María le estaba entregando el cheque vi su lenguaje corporal y supe todo eso.

Pobre María. Y se lo vas a decir.

Nada más deja que encuentre el sueño apropiado y claro que se lo digo.

A unos veinte metros viene María .Ella porta un abrigo blanco, sombrero de ala ancha, muy guapa.

Es espectacular el porte de esta señora.

Al verla sigo platicando con Aurora. María parece que nos escucha porque su rostro es ahora de decepción.


Ahora me encuentro en una galería. En las paredes hay varios cuadros de otro que también fue su vividor, creo que se llamaba Tzapof, este sí que le sacó la mosca a Doña María.

Regreso a la habitación.

La cama de María está tendida. Sobre el buró veo varios relojes, uno de ellos sobresale de todos los demás. Hay además una factura. Es la factura del reloj hermoso.

470 mil. Este cabrón en cuanto recibió el dinero se fue a comprar un reloj?

Yo hubiera ido a comprar platos y sopas para dárselas a los marginados de allá atrás.

Bueno cada quién su lío.

Entra María.

Oiga Alfredo y porque no me dijo nada?

Porque no tuve oportunidad señora¡

Está bien, venga, siéntese y digame lo que usted crea.

Y hable y hable. Ella no dijo nada. Se levanto y se fue, sin decir nada…



Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
6 de febrero de 2015.
Estados Unidos Mexicanos.

Comentarios

Lupita Alfaro ha dicho que…
Alfredo es interesante también verte escribir. Saludos

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