Venta de departamento

Venta de departamento



























Me topo con este individuo de sangre pesada. Viene acompañado de su esposa o bodrio, la señora regordeta. Me dice que acudió a mí porque supo por algunas personas que yo andaba vendiendo un departamento. El caso es que no es verdad. Le digo que pase. El hombre de pelo pintado comienza a revisar. Toca con sus manos flacas los muros, pega el oído a las paredes y da unos pequeños toquidos. Yo lo observo pero no digo nada.

Me dice que en esta parte está hueco. Forcejea y descubre que en el interior y oculto hay una puerta. Abre y se introduce. Hay un espacio como de siete metros. Aquí podríamos poner un desayunador le dice a la regordeta. Ella asiente con la tatema.

Continúa su recorrido y llegan a la cocina. En la cocina hay varias mujeres que preparan alimentos.

La cocina tiene tres estufas. El hombre saca unos cerillos, abre la perilla del gas y la enciende. La flama es alta y dispareja. Me dice que esa estufa ya no tiene arreglo. En el dado caso la cambiaría por una nueva. Sí esta bien.

Luego se acerca a un refrigerador y lo mueve de lado a lado. En el suelo comienzan a salir miles de cucarachas. Le grito a una de las mujeres que me den el flit. Todas se hacen las locas, las cucarachas corren dispersas y comienzo a matar las que puedo con los zapatos. Bueno. Esto es suciedad dice. Lo extraño es que el sitio tenga cucarachas porque acaban de fumigar. Lo señores cobraron casi tres mil pesos. Pués dígale que se los devuelvan porque por lo que se ve no sirvió. Sí eso haré.

Después mueve otro mueble y al hacerlo vemos todos estupefactos que ahora hay gusanos. Los putos gusanos se retuercen. Les grito de nuevo por el flit. Me lo acercan y les echo. Ninguna de las personas que estamos en el lugar de este sueño nos percatamos que la flama de la estufa quedó encendida. El fuego inicia en una de las vigas y después se desparrama por las láminas de chapopote.
En tanto la mujer regordeta sigue revisando el lugar. De pronto pega un brinco como de canguro y se trepa hasta las llaves del agua. Ella le dice al esposo que todo está bien.
Si ya lo creo. Aquí en medio del techo colocaré un gancho.


Les grito que por favor me acerquen una cubeta con agua para apagar el incendio. El señor me dice que el agua no hará nada y todo quedará consumido. Lo que debo de hacer es echarle al agua calabaza. De pronto asoma un señor narizón y nos dice que las calabazas son de noviembre más o menos pero que él por cien dólares nos puede trae una de Guatemala. Sí pero de aquí a qué la traigas esto ya se consumió. No págame y te la doy de inmediato. Sacó los cien y me entrega ipso facto. Tomo un cuchillo y la parto apresuradamente. Luego con las manos le quito la cáscara y la mezclo con el agua. Después con la mano derecha hago una especie de cazuelita y la arrojo al techo. El fuego se apaga.

Regreso empapado. Le digo que sí lo pude apagar.

Me dice que en el medio del techo pondrá un gancho. Si ya me dijo. Se sube en un banco y coloca. Lo mueve para asegurarse de que esté bien sujeto. Este gancho es para mi mujer. Ella se cuelga.
¿ Como que se cuelga?

Sí ella se cuelga de los pies. Ella es un vampiro y se duerme de cabeza. Ah.

Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra
Nec spe, nec metu
6 de junio de 2014.
Estados Unidos Mexicanos.

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