Arciniega, mujeres discutiendo, carro Ford, choque.

Arciniega, mujeres discutiendo, carro Ford, choque.


























Son las siete de la noche. Camino por la calle Claudio Arciniega en Mixcoac.

Me encuentro con Martínez, le saludo. Martínez va vestido de traje azul oscuro. Le pregunto que tal le ha ido. Pues ya sabes . A veces bien a veces mal. Me despido de Martínez. Busco las llaves de mi casa. Al abrir escucho con claridad a la mujer de Martínez decir que mi casa se parece a la de su hermana. Yo no conozco la casa de su hermana no te puedo decir sí sí o sí no. Tampoco sé a ciencia cierta sí ella es la mujer de Martínez. Esto lo dije porque Martínez la viene acompañando.

Al entrar veo que hay un grupo de mujeres. Ellas están hablando sobre la carne que reciben. Una de ellas la más aguerrida les dice a todas las demás que ya no está dispuesta a seguir pagando por kilos de carne descompuesta. Les digo a todas conjuntamente que yo soy el hombre que les lleva la carne. Y que el carnicero me la muestra. Yo no veo que la carne que me vende esté echada a perder. La carne mala tiene un cierto olor. Y la que a mí me entrega el carnicero no huele. Pero sí usted , usted o usted tiene dudas pués vayas y cómprenla por su cuenta. Yo les hago el favor de ir. Pero como ya les dije sí no están contentas con mis atenciones, pués háganlo ustedes.

Las mujeres callan. Se miran entre sí como diciendo. ¿Y ahora que hacemos?

La misma mujer me reclama sobre los recibos de la luz. Eso no lo sé. Yo no soy el que impone los precios. Vayan y reclámenle a la CFE ellos son los ladrones no yo.

En esos estamos cuando se abre una pequeña puerta. Entran dos personas. Me dice que ya apagó las lavadoras. Y que en lo que va de la semana han tenido pérdidas. No se espera a que le pregunte el porqué de las pérdidas y me explica que tuvieron que comprar jabón y suavizantes. Pués sí la lavandería ya no da resultados ciérrenla.

Ahora estoy en la colonia Narvarte. Voy manejando un carro Ford LTD. Es carro está pintado de gris acero.

Me detengo en un semáforo en rojo. Un señor abre la puerta trasera y se introduce. Le quiero decir que este no es un carro de alquiler. El hombre me habla de las comodidades que tiene el carro, me dice que lo lleve por favor unas calles arriba. El hombre continúa , dice que nunca había viajado con un chofer gringo y con tanta cultura. Quiero explicarle que no es para tanto cuando me pide detenerme. El hombre saca tres monedas de diez pesos y me las entrega. Le digo que me voy a adelantar un poco más. La calle y las paredes tiene aceite sucio y no quiero que se manche su traje. Sí está bien. El señor me agradece y se marcha.

Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra
Nec spe, nec metu
25 de junio de 2014.
Estados Unidos Mexicanos.

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