Documento, casa oficina, caminando calle arriba, suéter de estambre, mujeres que cantan

Documento, casa oficina, caminando calle arriba, suéter de estambre, mujeres que cantan

























Debo hacer fila. Por suerte hay pocas personas.unos minutos después me atiende un burócrata. Me pregunta por unos papeles. Después hace tres anotaciones. Me quito los lentes y leo que papeles me faltan. Le digo al burócrata que sí los poseo. Me mira fijamente y me dice que también debo que hacer una carta. Cuando la tenga regrese.

Salgo del lugar.

Estoy en una casa que anteriormente fue acondicionada para oficina. Parece que trabajé en este lugar Solo que no lo recuerdo. Reviso la casa , las paredes están siendo reparadas calculo que próximamente serán pintadas. Ojala las pinten de azul. El problema es que esta casa oficina no tiene salidas muchos menos entradas. En unos de los cuartos adaptados hay un sujeto delgado sentado. Al verme me llama para preguntarme que quiero de desayunar. Lo que quieras. ¿Comencemos por un buen café te parece?. Sí gracias. Pasa una pelirroja llamada Cristina. El flaco le pide dos cafés. Ojalá que nos los traiga. Esta mujer nunca me hace caso.

Sí no te hace caso en las labores de la oficina despídela.

Eso estoy pensando.

Que bueno que a ti no te llevaron a las oficinas nuevas. No dicen que están muy retiradas.

Entra un señor. Le pregunta que sí le puede echar una revisada a su trabajo.

Sí siéntate.

El flaco me pide le espere. Abre un folder. Me muestra unas fotografías en blanco y negro pero que también tienen color. Es la foto de un caballo con un hombre que le detiene de la rienda.
El caballo lleva una infinidad de adornos. El flaco me pregunta que me parece la foto. No me gusta El caballo está adornado de más. Parece un caballo mamarracho. Yo no le doy más de un punto.
Están gachas tus fotos. Toma llévatelas le dice el flaco. El hombre hace una mueca de disgusto y se va.


Los cafés nunca llegan.

El flaco me pregunta por mi trámite.

Sólo me falta una carta.

Humm. El problema es que se la tienes que llevar a un mamón de quinta. Te pone todos los obstáculos.

Lo que me causa hilaridad es que necesitas todos estos papeles para que finalmente te entreguen uno que no te sirve para nada. Me despido del flaco.

Voy caminando por una calle de la ciudad de Puebla. A medida que camino voy revisando las casas y los edificios. No sé pero siempre soy muy meticuloso. No sé bien a bien para que me pueda servir andar fijándome en todos los detalle pero esta especie de maña la traigo desde chiquito.

Veo un casa casa con una gran reja. También hay un letrero que dice Instituto de Televisión Estatal.

Me alcanza un joven que me dice que tenemos seis meses para confeccionar el suéter. ¿No sé de que putas me hablas le digo?.

Pués del suéter. .

Tenemos que tejer un suéter para meterlo al concurso. El premio son cinco mil pesos. Dos mil quinientos para mí y dos mil quinientos para ti.

Miro a la izquierda en el interior de otra casa hay dos de ojos hundidos parece ser los vigilantes. Me pide el joven que vaya con ellos y les diga que sí en sus ratos libres ellos pueden tejer el suéter. Subo por una escalerilla. Me dirijo a ellos y les pregunto. Los dos escuchan pero no me responden nada. Uno de ellos le dice al otro que me entregue el estambre. Se agacha a una estantería y saca dos bolsas con estambre gris. Le pregunto que sí también vienen las agujas?.

Pués buscale.

Al salir el joven ya se fue. Me voy de nuevo.

Entro a otra casa. Sigo en Puebla. En un sofá están cuatro mujeres cincuentonas. Una de ella canta en italiano. Conozco la canción y le digo que esa la cantaba Adriano Celentano allá por los finales de los años sesenta. La mujer se ríe. Le caí bien. Es que la mera verdad tengo el ángel de caerle bien a las personas.

Aunque no te creas también hay gente a las que le caigo en las bolas. Pero eso es tema de otro sueño.

Las mujeres siguen cantándo. Yo las escucho. Las escucho hasta que una de ella me pregunta que sí me gusta cantar. Hum. Sí claro. Pués canta me piden. Me hago del rogar para que finalmente no les cante nada.

A un lado mío está una mujer morena de buen cuerpo y grandes tetas. Lo que no me gusta es su cara de árabe. Tiene la cara larga, algunos granos y creo que hasta tiene bigotes. Como los de Juanita Walrus.

Pero salvo eso la mujer está buena. Así que le pido se recarge en mí para que los dos estemos a gusto.

La mujer me hace caso y coloca su cabeza en mi hombro, tiene la cabeza caliente. Yo por mi parte me dejo querer.

Las mujeres dejan de cantar. Entonces la mujer de los bigotes se levanta, se hace una cola de caballo y se va caminando por la calle. Me levanto para alcanzarla pero el caso es que ella camina muy rápido y la punta de mi zapato me aprieta..


Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu
24 de junio de 2014.
Estados Unidos Mexicanos.





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