No es que no vuelva porque me he olvidado

No es que no vuelva porque me he olvidado































Todo fue tan rápido que aún no me he dado cuenta que a mis cincuenta años de rodar y rodar,y saber que estoy afuera y que el día que yo me muera sé que tendrán que llorar , me he quedado sólo en este mundo. Y lo digo porque hace unos días apenas me han comunicado la noticia de que el ser que me trajo al mundo ha muerto. Y como dice Joan Manuel yo perdí el rumbo hace cuarenta.

Mi mamá me llevaba por las calles de esa polvosa colonia para que entrara a la escuela, sólo pude obtener la elemental, después que llegué a casa , esa casa de láminas de cartón y maderos atravesados, que se hacían acompañar a su vez de cables de corriente eléctrica, un foco cagado por las moscas. Terminé la primaria, sin saber leer, sin saber hacer la más simple suma o dividir una sola manzana. Le dije a mi mamá que ya tenía mi papelito donde decía que el maestro Adolfo Rosas Solares, dictaminaba que había terminado con buena conducta esta educación de los años sesenta y siete .

Ahora me avisan que mi mamá murió y ni siquiera supe de su muerte hasta hace apenas cuatro semanas. Era una cita que perdí. No sé porque causa, si mi mamá llevaba consigo los olores de la tierra , lo fértil de su pueblo, donde me acuerdo se daban unas guayabas rosas así de grandes, de sus variados aromas de cafés, de los hablares cantados, de las posibles canciones regionales.. Hacía tamales norteños, que a mis hermanos y a mí llegaban a atosigarnos pero que comíamos como perros feroces.

No sé cual pueda ser la causa real que siempre llego a destiempo a los sepelios.Al de mi abuela, llegué cuando hubieron de pasar muchos años, en que me trasladé mil kilómetros al norte y ver su tumba,; mi querida abuela.
Con mi padre, si acudí, pero desde el año 81 no he vuelto a regar los árboles que él plantaba a su padre el general en El jardín de San ángel.Ahora con Micaela no supe de su muerte hasta transcurrido un mes.


Allá por los años tristes, cuando teníamos hambre de verdad y no éramos los únicos porque después supe que casi toda la población de Latinoamerica está a unos pasos del hambre desesperada.

Comíamos frijoles de la olla acompañados con una hojas de aguacate para darle la idea al guiso que en verdad llevaba aguacate, o tomábamos un atole de maíz que ya me tenia cansado, era la misma opción; atole de masa y piloncillo, o patas de pollo , o si acaso un huevo cocido. Era en verdad el hambre reflejada en los rostros de todos, para calmarla me comía unos chiclosos de chocolate llamados kori.

Perdí el rumbo porque no me dejaron otra opción. Ella no supo cuidar a sus hijos como veo ahora la marcha de los pinguinos donde las madres luchan de una manera impresionante por las vida de sus crios, ella no lo hizo. Y tal vez usted diga que mamón el tipo tiene 50 y todavía quiere la protección de la madre. Claro que no, pero a quién le gusta verse desplazado, olvidado por sus propios consanguíneos, claro que a nadie.

Mi mamá usaba ropas sencillas como de mujer de pueblo y
Luego la ví de diferentes maneras: cayéndo desmayada en pleno arroyo, gritándo al policía de migración que me dejara pasar porque estaba detenido en la aduana de Sonoita Sonora, y fue en aquella ocasión que este oficial pensaba que yo era norteamericano y qué me había metido a territorio mexicano en calidad de mojado . También la vi cuando tomaba su mangera transparente y hacía su ley a fuerza de golpes sobre nuestros lomos. O cuando le decía al cardiólogo que su mamá tuvo cáncer en Guadalajara. Pero nunca se dobló, para decirme como estás hijo, cómo te va en la vida, porqué tu enojo. Usa tus zapatos y vuelve, vamos como hace años, te compro un pantalón de mezclilla, o te pongo en una caja 20 paletas de limón de agua para que tú las vendas, o te hago un pastel el 22 de diciembre.

Alguien muere en la clínica 25 y por el puente de Zaragoza pasan indiferentes los negros :

Llegó Antonio esa tarde de enero, lo ví por el ojo de buey , se encontraba más gordo, de unos 45 años, calvo . Tocó la puerta por segunda vez, y por un momento dude en abrirle, no es que lleve por la vida rencores, de tiempos pasados, le abri y sin más explicación me dijo que la dama que los trajo a este vil mundo estaba en vías de gravedad, ahora , casi cuatro semanas más adelante , busco a Jaca , la más chica , y me explica el cómo sucedió: mi madre estaba en el baño y cayó en desmayo, impidiendo el acceso libre de la puerta, otros nietos la llamaron y ella ya llevaba en el cuerpo una embolia paralizante, buscaron una ambulancia y allá llegó, después de la embolia paso a otra situación, derrame de cerebro, perdió la noción de quién era . Dice Yaca que mi madre se fue muy triste de sus hijos, a los que no les hizo nada, y de los cuales no comprendia su alejamiento de años, nunca se doblegó, era igual de dura que mi padre, me hicieron un daño tremendo y nunca me pidieron disculpas de nada, sentía que una madre no debía no debía torcer su brazo nunca más .

Una vez hace mucho tiempo, por los años sesentas mi madre aún joven se desmayó, fue tal el susto que me dio, que aún recuerdo el como lloraba, el como le pedia que no muriera, y vislumbraba en mis años de niño como sería este mundo sin el apoyo de mi madre. El apoyo que nunca te dió. Dice Yaca que no comprende que fue lo que pasó, y solo le comentaste que ahora serían huérfanos.

Este tiempo ya no es como el de antes, ahora es sórdido, y parece no interesarme nada, y sí ahora cayera en una depresión absoluta tampoco ,me importaría.¿ A quién le importan tus deudas y tus deudores o los achaques de tus mayores?. Miro a mis hijos preocupados y las cosas se salen de madre, se mueren mis cercanos, los entierran .





Material de archivo de Alfredo Arrieta Ortega.
Original de Alfredo Arrieta Ortega.


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méxico.
Marzo de 2006

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