Mujeres raspando una pared, entrar a una escuela, vaqueros en el cielo, comida de 300 pesos, ir a Tijuana, pantalones.

Mujeres raspando una pared, entrar a una escuela, vaqueros en el cielo, comida de 300 pesos, ir a Tijuana, pantalones.
























Dos mujeres ancianas y bien arrugadas del rostro raspan una pared. Les pregunto que sí las puedo ayudar . Ellas dicen que está bien. Me subo a una escalera y comienzo a raspar para quitarle la pintura vieja. Las dos mujeres observan. Yo les doy consejos de como se debe de pintar una pared. Les digo que sí gustan pondré en este extremo un Cristo negro. Ellas se miran entre sí y responden que está bien..

Pasaron varias horas en este sueño y les muestro como me quedó. Bien pintada, la pared es de un color mamey. Bien que me quedó.

Ahora me encuentro haciendo fila. Debo de entrar a una escuela. Es para realizar un exámen. En la puerta de esa escuela hay dos que impiden el paso. Les debes de mostrar una credencial con tus datos. Llego hasta ellos. Me pide la credencial, se la muestro. Me pregunta que sí me llamo Alfredo. Los miro, le digo que ni modo que me llame Jorge. Sí en la credencial dice que me llamo Alfredo me llamo Alfredo.

Me siento en una banca. Una mujer de lentes me entrega un papel. Explica a todos que el exámen se debe de terminar en una hora. Estos siempre con las prisas. Nunca entendí para que le hacen tantas preguntas a las gentes. En la vida todos es preguntar y responder. Habrá cosas que sepa y otras que no. Pero en fin. Termino antes del tiempo que me pidieron. Me piden que espere a fuera. Me siento y me como una jícama con chile.

Sale uno, grita mi nombre. Me levanto, me entrega un papel, el papel dice que saqué cinco.

Ni modo, siempre pierdo..

Una mano me llama. Acudo. Me dice que entre rápido. Así que cruzo por una puerta. Luego volteo al cielo. En el cielo hay unos caballos de plástico, sobre de ellos van sus jinetes. Los jinetes hacen suertes con las reatas. Me parece perfecto. Nunca había visto un espectáculo de ese estilo.

Voy a un restaurante, le digo a la flaca que no pida comida que rebase los 300 pesos. Con 300 pesos pueden comer muchas personas. Es decir unas cinco. Y comer muy bien. No estamos para derrochar.Ella hace un gesto de desagrado. Es que esta mujer es exquisita, siempre sale con sus platillos costosos. No le dá pena cuando le digo que en Africa la gente se está muriendo de hambre.
Ahora me encuentro en la estación de autobuses. Voy a Tijuana. Me gusta mucho la Baja California no sé que putas hago en la ciudad de México. Un día de estos me animo agarro mis chivas y me largo. Se los juro por Dios.

La flaca me dice que me quite los pantalones. ¿Ah Dio y pá qué flaca?. Para que te los arregle.

Como soy obediente me los quito.

La flaca los revisa.


Me dice que para que no me queden guangos los coserá de los dos lados. Estos llevará tiempo me dice.

¿ Y entonces qué flaca? ¿andaré encuerado?.

No pués pónte otros.

La flaca toma unos azules y me los arroja. Anda ponte estos.


Oye flaca , que estos no son de mujer?.

No son de hombre. ¿Que no miras que tiene bragueta?.

Ah sí. Está bien.


Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
17 de mayo de 2014.
Nec spe, nec metu
Estados Unidos Mexicanos.



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