RATAS, PLUMAS DE PLATA, BRUNO, JOAN.

RATAS, PLUMAS DE PLATA, BRUNO, JOAN.



























La casa de ni abuela se construyó digo yo sin la planificación. Por ejemplo para entrar al comedor o a la cocina debías salir de las habitaciones. Cuando te calaba el frío o el hambre, no había más que enfrentarse a las inclemencias. Lo mismo te sucedía si por la noche te daban ganas de mear. Debías cruzar el patio , el baño estaba hasta el último bloque.


Me encontraba yo recargado cerca de la ventana principal del lugar para comer. Era el tiempo vespertino de las seis. Dos ratas grises , enormes se introdujeron rápidas como ellas lo son en la parte trasera de mi camisa.


De inmediato intenté quitármelas. Las dos fieras corrieron hasta el agujero del respirador.

Corrí a verme y con un espejo contemplé que tenía en mi espaldar unas rayaduras rojas.

Me enojó tanto que acudí a la tlapalería y compré una trampa. Era una de las tradicionales en donde les colocas un pedazo de queso.


De regreso, busqué debajo de la almohada de mi abuela y le sustraje un cachito de Chihuahua.

Después coloqué la trampa en el pasillo y esperé pacientemente hasta que una de las que quizá me rayó acudió y procedió a oler tan delicado manjar.


La pendeja nunca se percató que en ese momento perdería la vida.


La trampa hizo su trabajo y zaz ¡. De cuajo le rompió la tráquea… La rata maldita comenzó a retorcerse hasta que quedó inerme.


Con un palo de dimensiones cortas la liberé y procedí a tirarla al bote basural.


Le dí una lavada a conciencia a la trampa. Pudiera ser que esta fuera a ser olida por otro animal y ya no cayera ninguna.


Así lo hice hasta que cayó la segunda y la tercera hasta llegar a la cantidad de 32.


Fue entonces que consideré que si en una sola casa pude matar a este número cuántas habría en una ciudad en donde nadie barre las calles y los ciudadanos le vale pito arrojar sus desperdicios a diestra y siniestra…..




Así pasaba las tardes cazando animales nocivos. Debo decirles que para ese tiempo ya había dejado los trabajos rudos que la vida me deparó y eso que apenas comenzaba.


Lo que le pasó a Bruno fue peor. El era hijo de un nazi encargado de un campo de concentración en la Alemania de Hitler.


Bruno vivió cerca del campo de exterminio. La curiosidad le llevó hasta la cerca electrificada. Ahí encontró a un niño judío y se conviertieron en amigos. Bruno se robaba los panes de dulce y los chocolates para llevárselos a su amigo.


Una ocasión el niño preso le dijo a Bruno que ya no había visto a su papá. De pronto entraron a la barraca unos señores y se lo llevaron. Bruno le dijo que le buscaría y que para esos entraría del lado del campo.


Para que no le descubrierian le pidió a su amigo judió le llevara un uniforme a rayas. Se quitó su suéter y sus pantalones cortos y se vistió de prisionero.


Entraron a la barraca y comenzaron su búsqueda.


De pronto entró un grupo de señores y se llevaron a todos, entre ellos a los dos niños. Fueron llevados a una habitación donde les dijeron que les darían una ducha. No fue así, les arrojaron agua por unas regaderas y después gas. Por último les incineraron…..


Un hombre sexagenario se acercó a mi persona y me entregó un regalo. Lo mismo les dio a otras dos personas. Abrí la cajita y eran unas plumas de plata. El hombre me dijo que lo que yo escribiera sería una realidad. Cerré la caja y pensé en todas las cosas que podrá hacer.


Quise entrar al cuarto en donde me dormía pero no lo conseguí. Las puertas de mi cuarto además de las hojas de madera estaban cerradas y con una tercera puerta que era de un cartón violeta. Era tan duro este material que nadie podía entrar…. Me quedé dormido en el pasillo como sí yo fuera un perro. Me acurruqué y caí en sueño de letargo…………


Ahora estoy en cuclillas en medio de un mar de gentes. Ellos pasan de mí rodeando mi pequeño cuerpo.

A un lado hay un periódico que explica la inteligencia de un edificio. Y dice las especificaciones con que fue construido.


Además de esto hay una televisión de bulbos. En la pantalla que está por allá aparece Joan Manuel que monta un caballo gris , pardo. Explica trepado en el cuaco que pronto saldrá a la venta una revista en donde explica porque compone y los métodos para hacerlo.


Son casi las cinco con cuarenta y cinco. La voz de un lorocutor dice que un hombre inglés que tenía diagnósticada solo una semana de vida le fue transplantado un corazón de plástico que le dará vida por más de tres años.



Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu
3 de octubre de 2011.
Estados Unidos Mexicanos.



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