ZAPATOS PERDIDOS, TELEFONOS Y ARTEFACTOS ELECTRÓNICOS.
ZAPATOS PERDIDOS, TELEFONOS Y ARTEFACTOS ELECTRÓNICOS.
Usted se encuentra tomándo una clase en donde se tratan temas filosóficos. Descartes y su discurso del método, hasta Diógenes.
Al llegar al salón usted decidió quitarse los zapatos. Son zapatos de niño, le quedan chicos. No sabe cómo los puede usar. Son unos zapatos negros cosidos por en medio. Deja los zapatos a un lado de su pupitre.
Se adentra en las cuestiones de la máquina de pensar, el mundo real deja de serlo y viaja por las cuestiones del ser.
Al jalar el resorte del vuelve aquí se percata que su zapatos han desaparecido. Comienza a preguntar a los que se alejan. Nadie sabe nada. Sale del salón y busca en los otros. Están vacíos.
En uno de ellos hay sobre los mesa bancos teléfonos y artefactos electrónicos que dejaron porque muchos de los educandos miran una película en la galera que esta adecuado para estos menesteres.
Recuerda que los zapatos tiene un costo de doscientos pesos. No está dispuesto a perder esa cantidad, además de las molestias que esto le causa. Entra nuevamente en el salón y decide tomar un teléfono y luego otro y otro. También se mete a la chamarra un radio y hasta una tableta.
Llegan los muchachos y comienzan a preguntar por sus aparatos. No saben que usted los tiene en resguardo. Para disimular también les pregunta por sus zapatos. Nadie sabe nada.
Los deja con su pérdida y sube las escalinatas de la escuela. Sale por una de las calles perdidas. Le pregunta a un judío sí le interesan los objetos. El rabino los mira y de inmediato pretende hacer negocio. Le dice que le cambia todo por unos zapatos nuevos. Esto le proporciona a usted una felicidad extraña. Le dice que sí. El hombre penetra a la trastienda. Sale con una caja, la abre y le muestra los zapatos perdidos. Son los mismos. Eso lo sabe porque tiene una rayadura que les hizo antes de antier al pisar mal en la banqueta….
Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu.
24 de junio de 2011
Estados Unidos Mexicanos.
Usted se encuentra tomándo una clase en donde se tratan temas filosóficos. Descartes y su discurso del método, hasta Diógenes.
Al llegar al salón usted decidió quitarse los zapatos. Son zapatos de niño, le quedan chicos. No sabe cómo los puede usar. Son unos zapatos negros cosidos por en medio. Deja los zapatos a un lado de su pupitre.
Se adentra en las cuestiones de la máquina de pensar, el mundo real deja de serlo y viaja por las cuestiones del ser.
Al jalar el resorte del vuelve aquí se percata que su zapatos han desaparecido. Comienza a preguntar a los que se alejan. Nadie sabe nada. Sale del salón y busca en los otros. Están vacíos.
En uno de ellos hay sobre los mesa bancos teléfonos y artefactos electrónicos que dejaron porque muchos de los educandos miran una película en la galera que esta adecuado para estos menesteres.
Recuerda que los zapatos tiene un costo de doscientos pesos. No está dispuesto a perder esa cantidad, además de las molestias que esto le causa. Entra nuevamente en el salón y decide tomar un teléfono y luego otro y otro. También se mete a la chamarra un radio y hasta una tableta.
Llegan los muchachos y comienzan a preguntar por sus aparatos. No saben que usted los tiene en resguardo. Para disimular también les pregunta por sus zapatos. Nadie sabe nada.
Los deja con su pérdida y sube las escalinatas de la escuela. Sale por una de las calles perdidas. Le pregunta a un judío sí le interesan los objetos. El rabino los mira y de inmediato pretende hacer negocio. Le dice que le cambia todo por unos zapatos nuevos. Esto le proporciona a usted una felicidad extraña. Le dice que sí. El hombre penetra a la trastienda. Sale con una caja, la abre y le muestra los zapatos perdidos. Son los mismos. Eso lo sabe porque tiene una rayadura que les hizo antes de antier al pisar mal en la banqueta….
Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu.
24 de junio de 2011
Estados Unidos Mexicanos.
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