FORNICANDO.

FORNICANDO.





Ayer tarde usted se encontraba con intensos dolores en el espaldar, la piernas y brazo derecho. No sabe que es lo que le pasa a su cuerpo. El caso es que esta situación lo deja inmóvil. No soporta tener un cuerpo tarado.
Luego toma el control remoto de la televisión. En ella se van dando una suerte de imágenes que van de lo grotesco a lo inaudito.
Dice una mujer de labio inyectado que el sátrapa de Libia ha ordenado a sus soldados que recurran a la violación de gente enemiga. Incluso dice, que les dará reconstituyentes para que a la hora de la verdad el pene nunca se doble y hagan sus maldades a cuanta mujer esbozada o marica se encuentren en las lides de la guerra.
Más adelante aparece un joven de 30 años. El se encuentra sentado en la sala de su casa. Comienza a platicar que cuando era un infant, alguno no supe quién se le acercaba cada vez que quería y le decía sin más ni más: Ahora vámos al baño. Ahí me chuparás la pistola. El hombre no puede dejar de emitir lágrimas de dolor cuando recuerda su historia de vejaciones.
Más tarde entrevistan a un violador en la cárcel. De este dicen que ellos en estos lugares se comportan de una manera adecuada, son responsables, serios, trabajadores. Cumplen con todo lo que se les dice. Es decir son violadores obedientes y responsables.

Usted se queda hundido en los mares del sueño.

A medio metro del suelo van volando un grupo de cerdos. Son verdaderos puercos, porcinos pués pero con caras humanas. Estos cerdos además de sus cualidades de puercos tienes alas.
Por ahí mira las caras de algunos comunicadores conocidos, de uno que otro políticucho que le cae en pandorga , gente común , e incluso cerdos de cómics.

Usted al verlos pretende darles una lección. Y no es precisamente destazarlos para comerse sus chuletas. Nicolás debe de saber asqueroso.
De momento es usted un soldado de Gadafi. Va vestido como miliciano. Los cerdos vuelan alrededor de usted.
Los va mirándo lentamente. Hasta que se llega el tiempo de atraparlos. Levanta las manos y los atrapa. No les baja los calzones porque los cerdos no llevan. Ellos se encontraban mintiendo, robando, que se les olvidó lo elemental ; compra calzones.

Toma al más bobo, y comienza a fornicarle. Por la prisa no se percató si es cerda ,puerco cochino o marrano; qué más da.

El puerco primero, se sienta en una banqueta y hace como que llora. Pero eso no es verdad. Los cerdos son hipócritas. Se ocultan en sonrisas maldosas. Comen y beben hasta saciarse, aparecen en todo tipo de medios. Son grandiosos según su pensar. Duermen en chiqueros acojinados y portan en sus dedos y patas suntuosos relojes y anillos de rubíes.

Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu.
10 de junio de 2011.
Estados Unidos Mexicanos.

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