MUJERES CON TIJERAS, NIÑO ARROJANDO UN ENVASE DE GASEOSA…

MUJERES CON TIJERAS, NIÑO ARROJANDO UN ENVASE DE GASEOSA…




Para comenzar les diré que antes, cuando estaba chamaco pensaba que los pajarillos eran lo más lindo del mundo. Los podías ver en las ramas cantando de gusto. Volaban a gran velocidad y siempre parecían contentos. Pero vino la realidad cuando supe y vi con estos ojos que volando bajito, dos de esta especie, mirlos o vencejos peleaban fieramente por una migaja de pan que algún jubilado arrojó. Era tal la furia que los cantos dulces que yo tenia en mi memoria se trasladaron a otros gritos de combate entre dos fieras picudas.




Igual pasa con la especie humana. Se dicen avanzados , tecnológicos , maestros en todo y no son más que fieras de la usura , del crimen y el espanto.







Para no irnos tan lejos , Beltrán del Rio nos dijo en frase corta que Acapulco amaneció con 27 decapitados . 27 personas a las que les arrancaron las cabezas en la peor de la violencias, luego arrojaron sus cuerpos para que los demás especímenes vieran de lo que son capaces. Pero no vayas a creer que sólo pasa en los países sin cultura, en los lugares en donde la lectura es alta, y están alimentados, y viven en el confort también sucede . Ayer, en el transcurso del día una persona en Arizona le metió su balazos a varias personas entre ellas a una congresista. Ella recibió los disparos en la cabeza, también un juez y me parece que una niña.



En las noches atrasadas un señor sexagenario, fue encontrado muerto en un Hotel en Nueva York , el anciano fue encontrado en un baño de sangre y para que no quedara duda de lo que es la saña que algunos tienen le cortaron los huevos.



De esta manera comienza un año en donde lo que privará para tristeza del mundo es la violencia en cualesquiera de sus formas acompañadas de un odio extremo que nadie parece detener. Que Dios no cuide y si puede que también nos ampare……



Bueno el caso que les voy a platicar es el sueño de la noche ocho. Ahora lo recuerdo nítidamente , helo aquí:




Me encontraba en los patios de una cárcel de mujeres. No sé quién estaba presa pero el caso es que ahí estaba. Platicaba amenamente con la fría. Ella con cara de boba escuchaba lo que le decía. La música no era su fuerte, le decía sobre los hechos anteriores y comentaba que yo le echaba a mis comentarios salsa de más. En esas estábamos cuando descubrí los rostros de dos mujeres que de vez en vez le echaban unos ojos de rencor profundo a la gélida . Ella no se percataba de nada porque les daba la espalda. Intuí algún peligro y le dije que nos retiráramos. Así que nos levantámos y salimos de esa cárcel.









Las mujeres nos seguían a la cercanía. Cuando bajamos para entra a los andenes en donde pasa un tren, una de ella intentó colocar en la bolsa trasera de mi pantalón un billete de a quinientos. Esto con el propósito de que le facilitara las cosas. Esta pendeja no sabía que yo soy tierno con los niños, galante con las mujeres e implacable con los malvados. Así que saqué el billete de mi bolsillo y se lo arrojé a la cara. La mujer de odio no se inmutó y de inmediato se colocó unas tijeras en su mano. La otra también hizo lo propio. Cuando estuvieron armadas se abalanzaron sobre la fría con la intención de darle su tijeretazos. Al ver esta situación lo primero que se me ocurrió fue gritarle a un grupo de policías que hablaban y hablaban. Tuve un grito que más bien pareció un rugido de león. Ellas las uniformadas se percataron y les señalé a las damas de la violencia. Fueron sometidas y llevadas ante la autoridad que compete.




Una vez resulto el caso dejé a la fría y me trasladé a un edificio de nueve pisos de altura. Era un plantel escolar. Yo me hallaba en el piso siete. Me asomaba a la ventana cuando vi que un jovencito de quinto o sexto arrojó al vació un líquido de toronja a las personas que pasaban. Cuando se acabó, decidió también aventárles el envase. Este por fortuna pasó de lado y no logró el objetivo de hacerle un hoyo en la choya a la mujer que pasaba.







Tomé al mequetrefe y este comenzó a hacer fuerza, pero este ñero no sabía la clase de cabrón que soy y de inmediato lo sometí. Le pregunté sobre su nombre y este cerró la boca. También le pregunté sobre su maestra y el grupo escolar, hizo mutis. Le amenace y le dije que lo llevaría por toda la escuela hasta que alguien lo conociera y que me encargaría de mostrarlo. Y es que si no lo hubiera llevado, este mismo cuando tenga 22 capaz que en lugar de aventar envases , avienta balazos…




Bajé hasta el cuarto con el muchacho agachando la cabeza. Entré a un salón y pregunté si lo conocían. Unas niñas dijeron que sí y les pregunté por el nombre del maldoso. Ellas y otros respondieron que se llamaba Emilio Pérez. En un extremo del mismo salón se encontraban dos de sus maestras . Ellas eran una mujeres regordetas. Les expliqué la situación y dijeron que ese problema debería de ser tratado en la dirección escolar. Así que salimos. Entramos a una oficina. Debo de aclarar que en el trayecto me encontré una esfera de platino que se abría y se cerraba. La ví como una pieza de ornato y decidí llevarla conmigo. Las gordas profesoras entraron con el rapaz y yo me quedé esperando. De un lado de esa habitación había otro salón en donde se llevaban a cabo unas danzas rituales de indígenas del Norte de México. No se podía apreciar bien los bailes aunque sí sus cantos. Me levanté con la intención de pegar los ojos para ver mejor. Cuando lo hice algunas manos extrañas se robaron mi esfera. Intenté encontrarla pero no pude. Salí a otro patio y vi que en un templete había un grupo de personas tocándo instrumentos. Atrás de este escenario guardaron la esfera. No quise hacer lío y salí del sitio, tampoco supe en que acabó el problema del muchacho.





Ahora camino sobre un camino de piedras y tierra. Estoy en Puebla. Aquí nada más das dos o tres pasos y la miseria y la pobreza extrema te espera. Voy por una calle en donde curiosamente una mujer de trenzas y manos blancas lava la ropa. En cada esquina hay unas bocinas colocadas que emiten recomendaciones y las gentes se dedican canciones de banda, de dedican cumbias de Monterrey, y curiosamente a pesar de tener estas regiones una riqueza cultural basta no recomiendan ningún tema de su propio folklore. Doy vuelta y descubro que nada más llevo puesto un tenis. Mi otro pie va a ráiz. Como sé que tengo la piel delicada si sigo así, lo único que obtendré serán unas pinches ámpulas que no las curaré en días o tal vez en quincenas completas….



Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu.
09 de enero de 2011.
Estados Unidos Mexicanos.

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