Las ciudades mal de muchos.

Las ciudades mal de muchos.






























Tal vez se puede estar equivocado en lo que hoy se observa en este acontecer urbano en el México de hoy. Es digno comentar y en el mejor de los casos dejarlo en boca de analistas especializados. Y no hace falta consultar en la estadística ni mucho menos ser sabio para comprobar que el quehacer de nuestra sociedad ha sufrido un deterioro considerable, cuando menos así se vislumbra en el presente.

Dada la crisis económica a nivel del mundo, no podríamos quedar excentos de este mar de calamidades. Los préstamos monetarios se suceden y la deuda externa alcanza índices de alarma..

El desarrollo nacional es a paso de tortuga aunque se diga lo contrario, y la riqueza generada por este país seguirá en el atraso, cuando para alimentar a sus naturales tenga que recurrir a la importación de alimentos.
Esto es aprovechado por los países altamente desarrollados para tenenrnos apergollados: Te presto, me pagas la materia prima me la llevo y me sigues debiendo.

El administrador de nuestros bienes, de todos los mexicanos se ha dado a la tarea de ejecutar dolorosas acciones que según se dice fortalecen la economía.


Alzas desmedidas en los productos de primera necesidad. El frijol es comprado a precios de oro, la leche es artículo fuera del alcance de muchos bolsillos, la gasolina motor del diablo, se dispara al cielo. De igual suerte los servicios que presta el estado sufren aumentos desorbitados. El dinero no alcanza, y se emiten bonos para pagar las tortillas, abono de transporte, tarjetas para la adjudicación de la leche. La realidad es distinta en evidencia a lo que se nos dice a través de todos los medios, cuanto durará la crisis?

La economía se encuentra desquiciada, no hay control de ninguna especie, se puede encontrar diferentes precios de un mismo producto es más, hoy se extrañan aquellos días en que se podía comprar un bolillo en diez centavos. La conducta de derroche se apagó, los salarios nunca emparejan a los precios.

En las grandes ciudades como México, Guadalajara y Monterrey, se sabe que los índices de marginación y violencia han ido en aumento, incluso políticos de este país han argumentado que aquí pueden ocurrir casos de saqueos a centros receptores de alimentos como ha sucedido en el Brasil recientemente.

Claro está que no es válido satanizar las cosas, pero en estos casos la realidad está por encima.

No se puede decir en declaraciones oficiales que las cosechan han sido suficientes y mejores cuando basta ocurrir al mercado y comprobar que un kilo de frijol, arroz o lenteja se paga a precios de oro.

Será que los consumidores no entendemos sobre costos de producción? Con sólo asomarse a la calle se puede deducir la miseria de muchos, Una desorbitada cantidad de harapientos, desnutridos y alcohólicos. Una sociedad no puede sustentarse únicamente en el poder del dinero, supuestamente hay otros valores que nos harán crecer y ser mejores.

La crisis se ha manifestado en todo sentido. Es como sí viajaramos en un carrusel desbocado. Nos impactamos por la muerte de los ilegales mexicanos y la vergüenza nacional no asomó. Una vergüenza de todos.

Casualmente me entero que la tierra ha dado cabida en su seno al habitante cinco mil millones y ciertos estudios deducen que el planeta todavía puede dar cabida a otros tantos, y sí la tierra nos dá alimentos, produce a satisfacción para todos, para todas las especies pero como en todas las carreras, los más aptos y abusivos amparaban la riqueza madre en su único provecho.


Ayer por ejemplo, me topé con uno de esos cinco mil el hombre urbano.

Un hombre triste, opaco incoporado a un ambiente que no el suyo. Ahora su casa es el panorama de la ciudad.

Su mirada era triste, sin ánimo de vida, Sus manos sin habilidad trataban de sacarle música a su armónica, a la postre se podía adivinar que la melodía no era magistralmente ejecutada, sin embargo ese pequeño instrumento era el provedor de sus sustento, Nunca o casi nunca se ha interpretado esta canción con tanta lástima con tanto reclamo de ayuda. Ninguno de los peatones se motiva en sus orígenes y el sombrero del inspirado luce vacío.

La ciudad como organismo vivo ha sabido devorar a sus habitantes y el crecimiento ha sido en una dirección, Se alimenta de emigrantes y como un gran estómago devora a quienes osan llegar a su boca.

Si usted puede, sí literalmente puede abordar el sistema de trenes subterráneos encontrará a un sinnúmero de personajes fantasmas: Un niño haciendo el número de ejecutar con todas las dificultades de equilibrio unas bolas plásticas.

Hoy por la mañana me topé con un ciego, y al organillo manual ejecutaba pedacitos de Schubert, después una especie de Aleluya y salvación para nosotros los pecadores. Mas tarde un par de sujetos banda arrancaban a la desvencijada guitarra acordes de un tema en inglés.

Es impresionante el ejército de desocupados que nuestra ciudad mantiene, cada uno puede mostrar elocuente, que su miseria se manifiesta a través de sus semblantes y actividades.

De igual suerte las grandes aglomeraciones son agentes propicio para interferirnos agresiones mutuas y constantes. Los espacios naturales se allanan, se restringen. Una verdad es clara: En medio de esta depresión se puede anexar a estos casos sustancialmente la perdida de credibilidad y confianza en nuestros gobernantes, en los administradores de nuestra riqueza.

- Sí es que existe-

La fe sin que suene a tópico religioso en el género humano, y la realidad sin futuro de miles de usufractuarios tales como vendedores, pedigüeños, músicos, traga fuegos, chicleros, carteristas, putas y otros especímenes a saber.



Alfredo Arrieta.
Para el pueblodetierra.
Nec spe, nec metu
9 de Julio de 1987.



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