Leticia en el cine, me regalan una virgen en yeso, paletas de limón.

Leticia en el cine, me regalan una virgen en yeso, paletas de limón.































Este es un cine. Sueño que estoy en este cine.

No hay un lugar para mí.

Entro manejando un automóvil.

Lo hago despacio con el propósito de no molestar a los que miran la película
.
Me echo de reversa y lentamente voy pá a tras.

Al estar realizando esta maniobra veo por el espejo retrovisor a Leticia Rosas.

Leticia mira con ojos alegres la pantalla, incluso sus ojos reflejan un brillo que nunca le ví cuando ella era asistente ejecutiva.

Me bajo de carro y me agacho. También para no molestar al respetable.

Miro a Leticia nuevamente. Ella no lleva blusa ni sostén. Solo un collar discreto de perlas de baratija luce.

Me quedo sorprendido¡

Que guardaditos tenía los pechos la Lety.

Ella come palomitas. Me dice:

Alfredo que bueno que llegaste. Ya tiene rato que empezó.

En eso se escucha un shttt¡

Le hablo más quedo.

Sí se me hizo tarde.

Qué quieres Alf, de esto o de esto?

Ella me ofrece palomitas y me ofrece pechos.

No creas me pones en una disyuntiva.

Me encaramo como sí fuera nene y comienzo a libar.

Lety toma las palomitas y las acerca a su boca. Y se enfrasca en el tema que están pasando.





Voy a una iglesia.

Es una iglesia magnífica. Creo que aquí es Tepozotlán.

El sacristán tiene un rostro que me parece conocido.

Me saluda y me dice que me estaba esperando , que ya me había tardado. Supuso que por mis numerosas obligaciones no pude acudir a tiempo.

Te tengo un obsequio.

Pués dámelo¡

Acudimos a una habitación. Hay una mesa colonial.

Sobre la mesa una caja.

El sacristán abre las solapas de cartón y me muestra una virgen de Guadalupe.

La observo con suma atención.

Es una belleza¡

Obras de arte como estas ya no se realizan le digo al sacristán.

Y porqué me la reglas?

Porque deseo, porque es mi deseo que alguien te cuide en la vida.

Pués muchas gracias sacristán. Es bueno saber que cuento con amigos aunque sea solamente en los sueños.

Tomo la virgen y me voy.

Hay un pasillo, también un barandal.

La vista es hermosa. Pasan por el cielo miles de golondrinas, de golondrinas viajeras de mirar dulce y triste.

Son como las tres de la tarde. El sol esta en pleno. Ya traigo la cara roja.

En esta paletería se van a hacer ricos. Entra un mundo de personas a comprar helados.
Muchos niños. Todos quieren paletas.
Entro al comercio y le pido una de limón al hombre de gorro blanco. Este sin expresión en su cara me dice que son cuarenta pesos..

Se los pago. Me entrega la paleta y me la comienzo a comer… La paleta está desabrida. No importa el hielo me apaciguara.

Regreso a la iglesia. Cruzo despacio. Sale el padre. El padre va de civil. Quién sabe en donde dejó la sotana.

Sale el sacristán. Me mira como dicendo que no vaya a comentar nada del obsequio me me dio un sueño atrás.

Comprendo.

El padre sale.

Le pregunto al sacristán porque tanto misterio?

Porque el padre no sabe que te regalé la virgen.

Y de quién es realmente?

De nadie.

Bueno ahora es tuya.

Yo me la encontré ¡

La virgen estaba oculta tras una puerta tapiada. Decidí abrirla y me encontré no solo la virgen sino muchas piezas más.

Y porque no me las muestras?

Si ven¡

Caminamos en silencio. Yo lo sigo.

Efectivamente la puerta muestra señales de que estuvo cerrada por siglos.

Abre la puerta con sigilo, la puerta emite un chirrido.

Oh que es esto?

Qué maravilla.¡

Cientos de objetos del siglo XVIII.

El padre sabe de este hallazgo?

No no sabe.

Pués dile.¡

Sí le digo estás piezas históricas desaparecerán, por eso te regalé la virgen porque tú sabes de su valor. Y no en dinero, sino su valor real.

Muchas gracias sacristán.

Se acaba el sueño.


Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
10 de Marzo de 2015.
Nec spe, nec metu
Estados Unidos Mexicanos.





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