Mujeres desnudas en Patriotismo, casa de cristal, mujer que se arroja al vacío.

Mujeres desnudas en Patriotismo, casa de cristal, mujer que se arroja al vacío.


































Estoy en Patriotismo, una de las avenidas con más circulación en la ciudad. Paradas a mitad de la calle hay como quince mujeres. Todas están encueradas que es lo mismo que desnudas o bichis.Cuerpos de modelos deliciosas .

Ellas no hablan. Están formadas en fila como sí fueran pavorreales. Se mueven despacio, logrando efectos de atracción en las personas que van pasando. Yo soy uno de esos que intenta cruzar ahora que se ponga en semáforo en rojo.

Ellas miran, miran y señalan suavemente quién debe de acompañarlas en esa especie de baile parecido a los movimientos chinos o japonéses llamados tai chi chuan.

Señalan a un hombre con traje. Es un traje color café pero tenue. El hombre es llamado y acude. Tal parece que sabe el baile o entiende a la perfección las indicaciones de las bellas mujeres.

Bailan lento, como si todas trajeran música interior.

El hombre entra en extasis, incluso tiene una erección que las mujeres no notan pero todos los que miramos sí nos enteramos.

Es sublime el baile.

A mí me gusta mucho ver mujeres encueradas pero en esta ocasión no quiero que me vean. El semáforo se pone en verde. Una de las mujeres me descubre, mueve su mano como diciendo este es el indicado. Yo por mi parte me agacho y me hago el disimulado. Por suerte pasa otro y a ese es al que llaman. Uf ¡

Ahora me encuentro en una casa de cristal.

Estoy recostado sobre un camastro de jardín.

Estoy en la lectura de un guión que dicen le perteneció a Orson Welles,está interesante.

En tanto lo leo pasa Montserrat, esta cruza cerca de mí y me dice que trajo cup cakes. Ahora recuerdo que Claudia me debe unos.

Montserrat se va….

Después paso a un puente por los lares de Tlatelolco. En ese puente puedo ver como pasan las personas, personas que se introducen al Metro. Me pongo de cuclillas, y las veo.

De pronto dos mujeres hablan fuerte. Una estruja a la otra, la otra presa de la histeria le grita que su vida ha sido un fracaso.

Pienso. Y la de quién no? Todos hemos fracasado de alguna manera. Incluso de los fracasos se aprende.


La mujer se suelta y se arroja al vacío.

Bajo del puente y me acerco a ella, tiene la mano abierta sostiene una fotografía.

Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra
Nec spe, nec metu
28 de Noviembre de 2014
Estados Unidos Mexicanos.

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