El comandante homosexual, robo de cien pesos, ratones recién nacidos, la fiesta.

El comandante homosexual, robo de cien pesos, ratones recién nacidos, la fiesta.
































Esto es un salón. El lugar está repleto de personas del sexo masculino. No veo por ningún lugar mujer alguna. Hombres vestidos de traje negro con aparatos en las manos que hablan, se tocan el oído y hablan.

Uno de estos se me acerca y me dice que me están esperando. Le sigo, camino junto a él. Me pregunta que sí yo soy Alfredo y que qué que tal estuvo el viaje?.

Tranquilo, en los sueños ni se siente.

El hombre no dice nada.

Abre una puerta, este es un salón sí pero más pequeño. Hay siete hombres, ellos están maquillados de los ojos y tiene las uñas pintadas.

En un sofá que brilla está el comandante de Sud América. El vá vestido con su camisa roja y un paliacate atado al cuello. Con la mano le da tres toques al sofá indicando que me siente.

Así lo hago. Me siento. El comandante comienza a platicarme, yo le escucho, intenta conversar como para romper el hielo.


En el respaldo del sofá un hombre encuerado está acostado a lo largo, el tipo está bien peludo, parece chango, con las cejas delineadas, las uñas pintadas muy fuerte y con la verga al aire.

El comandante me habla de su proezas militares, de la compra de armamento a potencias, de como somete al pueblo y aún así estos le aman incondicinalmente. Yo le escucho pero no digo nada.

Todo lo que necesites te será concedido, buena comida, buena ropa, buenos vinos , buenos todo ¡ Y todo es todo ¡.

Sí gracias.

Después de su doctrina el tipo se baja los pantalones y me muestra su culo gordo. Me pide que me lo folle.

Como tanto así?

Sí para eso te llamé ¡

A mí?

No pués como crees comandante yo no le hago a la carne de burro y menos sí es transparente.

Cuando le digo eso el comandante se levanta, se faja los pantalones y se marcha contrariado.

El joven recostado en el sofá come unos gajos de naranja , me mira como diciendo ay cómo eres? Qué te costaba?

Debo salir, cruzo de nuevo por el salón. Otro vigilante me aborda, me dice que el comandante quiere despedirse de mí. Le sigo a pesar de que ya sé de qué pie cojea este señor o señorita.

Entro a una recámara, el comandante está acostado, tiene un pañuelo cubriéndole los ojos, le digo que ya me voy. Sí Está bien. Cuando reconsideres regresas, conmigo tendrías todo.

Sí está bien hasta luego… Y salgo….

Este es otro salón. Aquí hay personas de más. Cruzan y entre cruzan. Todos lo que vamos para allá debemos de quitarnos los pantalones. Me detengo en una mesa rectangular.

Primeramente me quito los pantalones, los calzones me los dejo, me quito los pantalones. Y comienzo a seguir a todos.

Todos van igual…

No sé porque debo de regresar. Me doy vuelta y al llegar a mis pantalones veo que un tipo está metiendo la mano y saca un billete de cien pesos que llevo consigo. Le toma la mano y le pregunto que porque me está robando? El sujeto tartamudea , le tiemblan las piernas y se va corriendo.

Meto el billete en mi bolsillo, doblo el pantalón y me regreso para incorporarme a los encuerados y encueradas que van pá allá.


Llegamos a un sitio en donde hay fuentes y pájaros que trinan. Nos sentamos en rueda y comenzamos a cantar. Una mujer de tetas grandes me pregunta que sí yo me sé alguna canción?

Sí me sé algunas.

La mujer me pregunta mi nombre. Le digo que me llamo Alfredo.

La mujer se queda pensativa y dice Alfredo Alfredo Alfredo me gusta.!

Cuando terminamos de cantar la multitud se levanta, todos se dirigen a la mesa larga para vestirse. Yo hago lo mismo.

Al ir acercándome de nuevo veo a un panista que antes era decente, este mete discretamente la mano en mi bolsillo para extraer mis cien pesos. Le tomo de la mano y le detengo. Le digo que le voy a llevar ante la justicias. Este se sonríe, lo pepeno de la corbata, y sigue sonriendo.

En verdad eres cínico ¡ que no te dá pena alguna robar?.

Lo jalo y lo llevo con la autoridad. Una vez ahí les explico que este panista lo encontré robando mi billete de cien, el policía saca una etiqueta redonda con unos datos, se los coloca en la palma de la mano al ladrón, saca unas esposas y se lo lleva. El panista me mira como diciendo me las vas a pagar ¡.


Regreso a la mesa. Al subir por unas escalera bien diseñada veo a Adriana Rivera que me dice que tenga cuidad y que no vaya a pisar a los ratoncitos.

A cuales ratoncitos te refieres Adriana?

A esos que están allá. Me detengo.

En uno de los escalones hay una niña, ella cuida con ternura de mamá a unos siete ratoncitos que acaban de nacer. Los ratones son güeros, apenas ven.


Le digo a Adriana que tengo que llegar porque va a comenzar la función en blanco y negro. Subo rápido, llego a la mesa pero no encuentro mis pantalones, pienso rápido, me quito los calzones y la camisa por completo solo me dejo el chipiturco que me regalo mi mamá, comienzo a correr .

Jadeando llego a la función. Un presentador que parece gitano o búlgaro anuncia la presentación de un cantante.



Por una escalerilla de caracol en formación viene varios músicos, unos traen trompetas, otros tambores, otros platillos, otros guitarras, otros acordeones. En la cabeza del grupo va el cantante principal este toca en trombón. Caminan de forma marcial, entre todos interpretan La fiesta canción que hizo popular Serrat a comienzo de los años setenta.

Eso fue todo. Mañana le sigo.. Si es posible.. quedo de ustedes Alfredo.



Original de Alfredo Arrieta
Para el pueblodetierra
Nec spe, nec metu
25 de Noviembre de 2014.
Estados Unidos Méxicanos.




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