Una casa nueva que no conocía, cien delincuentes presos en un terreno baldío.

Una casa nueva que no conocía, cien delincuentes presos en un terreno baldío.



























Les aseguro que no conocía esta parte de la casa.

Eso fue porque rompí relaciones con la consanguínea.

Resulta que en el sueño de anoche me decidí a conocer las modificaciones que le habían hecho en mi larga ausencia.

Y me llevé una sorpresa:

Se construyó un departamento nuevo.

Casi estaba en los últimos detalles. Debo confesarles que me dio gusto el ver que por fin esta mujer había tomado al toro por los cuernos y decide enfrentar todo.


Aquí está la cocina. Incluso tiene ya un refrigerador nuevo. Un mueble moderno que tiene encima copas de fino cristal.

Hasta eso tiene buen gusto.

Me subo a un microbús. Quien lo conduce está alterado.

Me siento en la parte trasera. Es bastante incómodo viajar en estas mugres. Lo bueno es que no voy lejos.

Un señor intenta sentarse y me mira con ojos de desdén.

Noto que si hay lugar para él y me hago a un lado. Incluso le doy una explicación para que quede conforme.

El microbús tiene un agujero en el techo.

La gente que está en la calle le arroja piedras, las piedras caen al interior , lo que tenemos que hacer es esquivarlas para que no nos den en la cabeza.

El microbús desvía su ruta.

Hay un solar enrejado. Esta es una de las colonias o rumbos más peligrosos de la ciudad.
Me dice el señor que esas patrullas judiciales llegaron a detenerlos porque estos cabrones tenía asolada a la ciudadanía.

Los cuento:

Uta¡ Son más de cien¡

Y todos son delincuentes?

sí todos.

Todos llevan ya varios ingresos al reclusorio.

El señor alterado entra al campo. Busca a alguien.

No lo encuentra y sale igual de contrariado.

Veo a muchas personas en los resquicios de las puertas.

Tiene el rostro de ladrones.

En tanto otros más allá, pelean , se insultan, se agreden.

Aquí faltó la buena escuela.

Bajo tres calles adelante.

Camino .

Allá están sentados dos fulanos.

Un policía se acerca a ellos y les dice en la oreja que no se preocupen. Que todos los compadres saldrán en unos días.

Los tenemos detenidos en el campo para filmarlos, después a la sorda los dejamos salir. Y asunto arreglado.

Y sí nosotros tenemos problema le preguntan?

Nada más les dicen la clave.

Estamos?

Los sentados me miran, me escudriñan, me analizan, nunca me han visto.


Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra
Nec spe, nec metu
4 de Octubre de 2015.
Estados Unidos Mexicanos.





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