AMARILLO


AMARILLO

Estoy nuevamente en medio de este espectro de luz . Es una luz del ambiente que no da para más . Aquí los seres apenas se pueden dibujar , sus cuerpos no deben tener color vivo , son de un amarillo ocre , parecido a esos personajes de Kirlosvsky .
Pero la verdad es que estoy metido en medio de un sueño , de la irrealidad de la nada .
Camino con mi padre y cruzo lo que es la Avenida Revolución, allá va el tren crema y verde que cruzaba en los años sesenta desde Tacubaya hasta San ángel . Pasa lento , esperamos que se vaya , el conductor es un tipo de barba blanca que mueve sus manos diestramente, nos mira y se voltea para otro lado.

Ahora descubrimos una nueva sorpresa . La calle de Claudio Arciniega ya no es una calle cerrada , ahora el gobierno debió ampliarla , porque está de otra manera . En la esquina había una casa abandonada . Ahora es una casa resplandeciente . Llegamos al número cinco y mi padre que está muerto desde el año 81 , abre con una llave que alguna vez tuvo . La casa también fue diseñada de otra manera . Está más reducida , siendo que la casa de mi abuela era muy grande . No hay cuartos vacíos . Ni rastro de lo que era . En una recámara hay un cementerio con dos o tres tumbas , ya le han puesto hasta sus lozas . En el interior de una de ellas está mi madre , y en las otras dos gentes que nunca conocí .

Allá están unas hermanas diferentes , sé que son mis hermanas porque mi padre lo dice , aunque él nunca negó a sus hijos era bastante quisquilloso a aceptar la paternidad así como así .
El sitio huele a flores . Una señoras desconocidas para mí , posiblemente amigas de mi abuela me dicen que ya no hay lugar para más . Aunque hasta ahora yo estoy vivo , mi única preocupación es saber en dónde me voy a dormir. No tengo casa en ningún lado . Mi papá se despide de mano de mí y se mete a su tumba .

Me quedó ahora en compañía de Fernando , salímos a la calle para buscar un sitio en dónde dormir , pero nadie nos ayuda .
Sin poder más me acuesto en un rincón de la calle , en una especie de covacha de vidrio que sirve a su vez como escaparate de una zapatería Canada .

Al estar dormido , llegan unos individuos y con un lápiz , dibujan un cuadro sobre mi pecho , después la máquina cortadora , filosa abre ese cuadro y quedo vacio . Otro hombre coloca dentro de mi hueco un niño también cuadrado, argullen que ese niño soy yo . Así que no tengo empacho en que se quede en mi interior .

Al despertar en ese sitio , caminamos hasta un edificio perdido de igual forma en los colores . Hay muchos menesterosos pidiendo un baño .
Estoy en una regadera de agua fría , tengo en las manos un jabón de lavar ropa y procedo a quitarme la mayor mugre posible . Me siento como en un campo de concentración nazi . Que frío , son casi las cinco treinta de la mañana , me despierta el gato….


Original de Alfredo Arrieta Ortega.
Gatodelperro2000@yahoo.com.mx
alfredoarrieta@terra.com.mx
México.

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