Biblioteca, casa grande, caballos.

Biblioteca, casa grande, caballos.




























Sé que estoy en Boston. Y lo sé porque estoy parado precisamente en la puerta de esta biblioteca que dice  así.
Entro.
Me topo con cámaras.
Están entrevistando a un señor  de barba de tres días y algo fachoso.
Este les señala unos libros  en gris  blanco y negro. Tiene fotos.
Le pregunta el como y el porque escribió este.
Debe de haber sido porque quiso y así se lo propuso...
Veo como se alejan, las luces desaparecen. Yo me voy hacia otro extremo y miro los estantes.
No me decido por ninguno y salgo.
Alcanzo a escuchar al entrevistado decir a todos que compren sus libros….
Yo no compré nada..
Salgo..
Salgo para encontrarme una puerta abierta.
En la entrada hay dos mujeres. Mamá e hija. Son iguales del rostro.
La mamá  me pide que pase. Así lo hago.
Hay un caminito de piedras rojas, y plantas de ornato.

Es como un lugar para estacionarse.
La mujer  me explica que ahí llegan todos los invitados.
¿Ah sí?
Sí.
Y qué tengo que hacer.
La mujer me pide que me desnude.
¿ Por completo?
Sí..
Todos deben de entrar a la casa grande limpios…
Pero sí yo  me baño a diario.
Limpios del alma..
Ah bueno. Está bien..
 Comienzo a quitarme la ropa, me quedo en bolas…
Salgo.
La mujer me  informa sobre la casa grande.
Seguimos…
Pasa un joven con caballos…
Los caballos están unidos..
Son caballos siameses…
Los caballos son de mi esposo dice la mujer…
Sí mi esposo ha tenido hijos y caballos…
¿Usted ha parido caballos?
Sí…
Hijos y caballos…
Que raro…
Sigo…

La mujer me señala una habitación amplia. Hay muebles, muchas camas.
 A todos lo que vienen  a la casa grande  les ofrecemos chocolate  caliente.
¿Gustas uno?
Bueno…
Toma por favor un jarrito.
Me acerco a la pared. Los jarros están colgados, sujetados por clavos.
La mujer me sirve. Veo como cae el chorro. Huele a canela.
Después me siento en un banco.
Pasa un minuto. La mujer me mira, respira profundo y me dice así sin más ni más:
¿Porque escribiste que  mi valor no pasa de los dos pesos?
Hago memoria y le explico que no fue a ella a quién me referí.
Ah no?
No..
Sí lo escribí pero no era para ti.
Era más bien para un imbécil que  de esos que les gusta lamer en lugar de realizar su trabajo. Adula al poderoso. Para mí es un vil. Pero no era  para ti el tuit.
Está bien. Me quedo tranquila responde…
¿Quieres más chocolate?
Un poco más…..
Ahora vámos por tu caballo.
¿ cual caballo?
 El que te va a regalar mi esposo..
¿ A mí?
Sí. Ven.
Salimos…

Escoje el que más te guste.
Me gustan todos.
Te los puedes llevar..
Me llevo el negro.
Andale pués , súbete.. Y me subo.

El caballo ni siente mi peso, me recuesto en él y comienza a moverse. Cada vez vamos más rápido parece que galopa, abro los brazos, siento el aire.. Estamos en una especie de bruma azul. Estoy contento con mi caballo……


Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu
9 de enero de 2014.

Estados Unidos Mexicanos.






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