Mujer que le pega a niña, joven atacante, bicicleta para huir, casa enyesada, de nuevo en bici .

Mujer que le pega a niña, joven atacante, bicicleta para huir, casa enyesada, de nuevo en bici .
























Estoy en el cuarto piso de este edificio.

Espero que se abra la puerta de elevador.

Cuando este se detiene suben muchas personas.

En el interior una mujer gorda, va regañándo a una niña de doce años. La jala del cabello y le pega en la tatema.

Nadie dice nada.

La mujer sigue y sigue.

La fría la mira.

La gorda enojada de detiene un momento y le pregunta que sí no le pareció?

Ya estuvo suave encaro a la mujer¡

Deja de estar pegándole a la niña¡

Yo hago con ella lo que se me pega la gana¡.

Ah si?

Aviento contra la pared de elevador a la marrana , la tomo por el cuello y le jalo las greñas.

Te gusta esto?

Le jalo con más fuerza.

Y esto y esto?

La mujer intenta zafarse pero no le doy oportunidad.

Le jalo de nuevo y le arranco un mechón.

Y esto es para que aprendas ¡

Se abren la puertas y salen todos.

Vamos a sentarnos le digo a la fría.

Nos sentamos.

Y sí ella pone una queja me pregunta la fría?

Que la ponga.

Sí la pone la busco y le vuelvo a quitar las greñas.

Vámonos.

Hay una puerta doble de vidrio, la abro y salimos..

Estoy en la plaza de un pueblo. Si no caigo en equivocaciones esto me parece como Huetamo o Apatzingán.

Un joven moreno, más bien cenizo y de ojos negros como pinacates se acerca profiriendo obscenidades contra mi persona. Se detiene justamente enfrente de mi.

Lo miro en silencio. Y lo dejo que termine.

Una vez que esto pasa o sucede. Me levanto de la banca y camino presuroso o presto a un puesto de dulces.

Tomo lo que encuentro y los arrojo a las personas. Luego abro varias cajetillas de cigarros y también se los aviento a los que van pasando.

El hombre de ojos de pinacate me dice aún más de palabras rojas . Forcejeamos.

Sacó una navaja que tengo. Es un tipo de navaja que salta al contacto de un botón. Y me ha servido para sacarle las tripas a más de cuatro. Es decir los he despanzurrado.

Y este ojos de pinacate no será la excepción.

Lo tumbo al suelo y sin más trámite le hundo mi navaja, Se la hundo y le doy una vuelta para que le revienten bien las tripas.

Una vez que lo maté camino calle abajo. Nadie es capaz de seguirme y menos cuando ven a alguien con una navaja filosa en la mano.

Me subo a una bicicleta y comienzo a pedalear.

La fría aparece de nuevo. Me grita que la espere y se sube a otra bici.

Tú no fría a mí es al qué quieren¡

Yo voy contigo Alfredo¡

Que necedad de las mujeres siempre me quieren acompañar pero este es un caso delicado que tengo que resolver. O por lo menos escapar y esconderme unos meses en lo que se les olvida el muerto , difunto , fiambre o finado.

Nos detenemos en una casa en construcción. Me bajo de la bicicleta. Le digo a la fría que me espere.

Camino por todas las habitaciones. La están enyesando. Ya casi la terminan. Esto del yeso es un trabajo sucio. Los yeseros terminan todos polveados y con las manos ajadas.

Me detengo delante de unos costales y un monte de grava. Me entran ganas de mear y meo. Mientras lo hago pienso que sí el ojos de pinacate no se hubiera metido conmigo estuviera vivo.

Y la mujer. Esa mujer todavía tendría sus greñas.. Pero no quién les manda molestarme?

Estamos en otra casa.

Le digo a la fría que está llegando mucha gente de Apatzingán.

Tenemos que salir fría ya me agarraron¡. Estos ya me agarraron..

Sales tú primero , te subes a la bicicleta y te alejas despacio para que no te noten fría.

Si, está bien.

Luego salgo yo. Nomás déjame que me ponga bigotes.

Y con bigotes no te van a reconocer?

Quién sabe..

Pero le haré el intento..

Me pongo unos bigotes de gato y salgo disimuladamente.

Un hombre que parece policía de pueblo grita: Agarren al Alfredo ¡

Todos corren , hacen un círculo y no me dejan huir.

El que parece el jefe les dice a todos que ahora regresa. Que va por unas esposas y regresa.

Uno de los que me atraparon me dice en voz baja que él está de acuerdo en que haya apuñalado al ojos de pinacate. Ya nos tenía cansados.

Y me propuso que con la pistola en sus manos haría como que me amenazaba. Entonces yo forcejearía con el. Haría dos disparos al aire y me escaparía sí, pero en otra bicicleta.

Que debo de ir con la pistola en la mano para que nadie se atreva a seguirme. Y que de vez en cuando haga disparos… Pero que se escuchen originales..




Original de Alfredo Arrieta
Parar elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu
20 de Marzo de 2015.
Estados Unidos Mexicanos.



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