Lavando una piel de oveja, baño y tintorería, suelo de madera hundido, brasileño que se entromete, lozetas.

Lavando una piel de oveja, baño y tintorería, suelo de madera hundido, brasileño que se entromete, lozetas.





















Nunca me había soñado en Santa María la Ribera pero anoche ocurrió.


Me encuentro en la calle Sor Juan Inés de la Cruz esquina con Naranjo.

Son las onces de la mañana. Me detengo para admirar la calle al fondo. Parece que aquí gozan de tranquilidad.

Llevo en las manos una piel de oveja que necesito lavar.

Por unas de las puertas salen varios perros, dos blancos y el otro color café.

Uno de ellos se acerca ladre y ladre quizá debido a que detectó el olor de la piel.

Una mujer cuarentona sale detrás de él y le grita por su nombre.

La mujer me mira como preguntando que quiero.

Le digo que necesito lavar la piel de la oveja.

Ella me entrega una cubeta con agua y un paquete con jabón.

Sumerjo la piel en la cubeta y comienzo a tallar. Veo como la mugre se va desprendiendo. La gente pasa, han de de suponer que estoy haciendo un anuncio de jabón. Pués no me interesa que piensen lo que quieran.

Una vez que terminé de lavar la piel vuelve a salir la señora. Me pregunta que qué tal me quedó.

Bien le respondo.

¡ Ah que bien ¡

¿Le puedo pedir un favor?.

Sí , ¿ Dígame usted?

¿Me podría ayudar a lavar mi sala?

Como no tengo opción ni alternativa ni tampoco quiero decirle una mentira le digo que en dónde está la sala.

Por acá venga usted.

Y ahí te voy como pendejo.

No sé para que me comprometo y me meto en estos líos.

Un hombre mestizo toma por un lado el sofá y yo lo agarro por acá. Nos vámos los dos hasta la calle. Me quedo con el sofá y comienzo a pasarle el cepillo.

El sofá huele a orines de perro. Bueno se puede soportar. Así me la paso dos o tres horas hasta que el sofá toma color y me queda reluciente de limpio.
La señora sale de nueva cuenta y se admira de lo esmerado de mi trabajo. Me abraza y me dice que es bueno que en el mundo existan hombres como yo.


El baño está inundado.

Se salió el agua de la regadera y yo no me percaté. Tengo las valencianas mojadas no puede ser y es mi mejor pantalón.

Les reclamo a unas mujeres, ellas me dicen que no tuvieron nada que ver que a lo mejor el agua se escapó de la taza.

Salgo molesto, llevo unos ganchos con ropa la debo colgar en unos artefactos que hay en esta tintorería. Una de las mujeres solo por joder me dice que cuelgue la ropa en el sito que se indica, lo siento chiquita ( por no decirle pendeja ) no pudo levantar los brazos lo tengo prohibido por el doctor.

Tiro la ropa enfrente de ella y me voy..


Ahora estoy en la sala de la casa de mi abuela.uno de mis hermanos esta sentado en una mesa, de pronto brinca tanto que el suelo de madera se hunde logrando con esto un enorme agujero.

Me asomo y por debajo pasa un río de dos aguas. Unas transparentes y otras sucias.

Me enojo de más y le digo a mi hermano que por lo menos me ayude a reparar la pendejada que acaba de cometer.

Tomo una de las duelas y se remojó a tal grado que parece de chicle. Esto ya no sirve. Debemos de buscar una vigas fuertes que puedan sostener las duelas. Esto traerá un gasto considerable ya que la madera no la regalan. ¡Te estoy hablando pendejo¡ Mi hermano se queda callado.

Del otro lado del agujero un hombre joven nos dice en portugués que todo en la vida es un engaño. Y porque lo dice le pregunto : Porque yo tenía un novio que me prometió que iba a dejar a su esposa que viviríamos aquí en este cuarto pero todo fue una mentira. Nunca debes de creer en las palabras de un hombre.

Luego el joven se acerca a una de las ventanas del cuarto y se asoma. En el interior hay unas máscaras colgadas de brujos africanos y varias fotografías de mujeres penetradas por hombres y de hombres penetrados por hombres.

Las duelas ya no les van a servir ni tampoco las vígas.

Nos dice. Creo que este puto brasileño es un entrometido.
¿Quién le preguntó su opinión?

¿? No lo sé? me dijo mi hermano.

Acto seguido salimos a buscar la madera.

Más tarde nos puedes ver con una viga cada quién.

La cargamos en la espalda o lomo como aquellos caballos..

Mira por tú culpa ahora soy como Jesús Cristo cargando mi propia viga.
¿Yo que pinche necesidad de andar haciendo esto? Los sueños son para viajar no para andar reparando pisos. Estoy muy disgustado.




Sale la fría.

Me dice: Alfredo quiero comprar una lozetas para colocar en el baño.

¿ Y qué no te gustan las que tiene actualmente?

Sí me gustan pero quiero darle un cambio.

¿Y quién pretendes que la deba de cambiar?
¡Pues tú¡.
Me toco la nariz. Y ya no digo nada.

Presiento que estos ya me agarraron de pendejo.

Todavía ni comienzo a reparar el piso y esta ya me está encargando otro trabajo..




Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu
23 de marzo de 2014
Estados Unidos Mexicanos.



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