Pueblo, Taxista…

Pueblo, Taxista…





En el ámbito de la ciudad empapada, logro descubrir las nubes blancas , acunadas en el azul. Extrañamente cuando el político necesita de ti, se esmera y hace como en acto de magia que las cosas sucedan. Sin que les diga limpian las calles, colocan farolas, vigilan. Pero después sus necesidades serán otras. Irán en busca del poder, del dinero y el oro. Escalarán peldaños y se convertirán en seres soberbios , de prepotencia absoluta.

Yo sé bien que estos mediocres, pusilánimes, poderosos, también irán al Campo santo. Ahí quedarán, perdidos, el olvido será poco…..


Me encuentro en la entrada de un pueblo principal. Me dice una señora que se llama Antonia que será una fiesta inolvidable. Entro a una cocina y pido un café. En estos tiempos azules del sueño siempre tengo los pies frios y la cara roja. Ando desaliñado , yo? que en otros pasados andaba lustroso y con el pelo engominado. Me cubro con una cobija y siento, y además lo sé . Ningún santo me ampara.

Gentes van y vienen. Entran a un solar que fue acondicionado para el festejo. Me asomo por una ventanilla de la cocina misma y me acuerdo que mi abuela hizo lo mismo. Sacó levemente su cara por la mira y descubrió el rostro del barbón Venustiano.

Se sientan en grandes bancos, puedo ver mesas adornadas con flores, y botellas de vino, cubiertos finos.
No estoy en el humor de divertirme.

Busco a algunos conocidos y les digo que me marcho. Se acerca Hugo quién es acompañado a su vera por el Antonio. Los dos en el momento real son difuntos. Pero ahora aquí están en esta puesta.

Los dos van enfermos, puedo saber que Hugo camina con dificultad y Antonio también se encuentra en el drama de su enfermedad.

Abordamos un taxi. El conductor es un hombre de pelo chino, camisa desbrochada. Su físico me recuerda a Jorge Russek. No subimos. El hombre no dice ni siquiera monosílabos. Los va llevando por calles desoladas. Y aunque es de tarde se puede intuir que en esos lugares siempre sucede alguna cosa.

Mas adelante hay dos mujeres flacas y enjutas con aspectos de putas del 56. Se suben adelante y le piden al chafirete las lleve a la colonia de los desazones. El conductor tampoco les habla y las lleva. Se mete en un callejón. Detiene la marcha y les dice que hasta aquí llegamos. Hugo me mira, Antonio también. Le pregunto cuanto le debemos. El hombre acostumbrado al abuso me grita que muchos pesos. Sé que es un robo pero aún así le pago. Después le pido abra el maletero o cajuela para sacar mis baules. El hombre retira las llaves y me dice en un arrebato cínico que si quiero mis maletas me costará más o no abre nada.


Salgo del carro y entre gritos le exigo me entregue mis pertenencias. Como el hombre se niega sacó mi gran daga y se la entierro varias veces . No paro hasta que la sangre comience a chorrear. El hombre cae y me pide ayuda. Todavía con espuma en la boca le grito; que te ayude tu madre pinche ¡.
Olvido mi cuchillo, regreso y se lo saco de la barriga. Incluso el metal lo limpio con su piel de cerdo…..

Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu.
6 de febrero de 2012.
Estados Unidos Mexicanos.

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