ESPADAS Y VIAJE EN BARCO.

ESPADAS Y VIAJE EN BARCO.









En el viaje del sueño me encuentro, voy sin rumbo preciso pero no me extraña. El soñar es una especie de libertad volátil . Porque nadie te impone modas, ni nadie te obliga a nada.
Un hombre vestido de negro y calzado también negro se aparece de súbito enfrente de mí. Cayó como si del cielo hubiera sido. Me mira y comienza a dar vueltas a mí alrededor. Estoy por preguntarle que es lo que desea el gentil. No dice nada, de primera instancia le encuentro un parecido a Douglas Fairbanks, quizá sea él. Tiene un bigotito recortado. Ya me lo imagino enfrente del espejo dale que dale, usando las tijeritas para dejarlo parejo. Y luego usar un cepillito para cubrir las canas.

Tampoco sé sí este señor está en personaje o él mismo se interpreta. No lo sé.
Es posible que sea el señor Banderas, pero la verdad este fulano no tiene los alcances de Don Douglas.


Saca una espada delgadita de acero templado. No quiero pensar que decida cortar filetes de mi propio cuero.

La gente comienza a juntarse o a arrejolarse como decía mi abuela. Yo les quiero decir que no soy hombre de pelea y menos deseo enfrentarme al pillo español californiano que le dicen el fox.
Yo ni siquiera soy un malvado ni un terrateniente y menos un estafador de nada. Lo que sí sé es que este héroe hispano me quiere cortar.

Entre la bola alguno que está a mi favor me avienta un arma. Antes de la lucha la examino. Es una espada de acero toledano como la que usaba Hernán Cortéz.

Todavía le doy tiempo al agresor. Le digo con cortesía que se monte en su caballo y que se largue. Douglas me mira a través de su antifaz , mueve la espada como diciendo que no esperará más.
Nos movemos como gallos, las miradas se cruzan y entre cruzan. El Zorro lanza una estocada que logro evadirla bien.
Las espadas zumban, hacen trazos artísticos, que se pierden. La gente queda muda. Hay cierto ambiente en donde se sabe que habrá muertito.
Todavía le doy chance y a pesar de que sé de sus habilidades de espadachín le digo nuevamente que se marche. No me hace caso y la lucha se torna más dura.

El zorro resbala, una de las espuelas se atora con el clavo de una caja , cae para atrás.


En esos momentos ya tengo una cortada en el brazo. Hay un hilo de sangre, me la chupo, me chupo la sangre, sabe buena. A lo mejor tiene vitaminas .


Cuando el hombre cae me acercó, de un tajo certero le hago un hoyo en el corazón. El hombre me mira como diciéndome tenía que hacerlo. Sí le dije pero el caso es que ya te maté.






Mi abuela está sentada en el comedor de su casa en Mixcoac Distrito Federal. Ella toma su café con leche y no olvida su costumbre de arrojar pedacitos de queso Chihuahua. Lo va moviendo con su cucharilla en tanto me va mostrando dos fotografías.

En la primera aparece mi señor padre. Enfila la mirada hacia nosotros. Se lo comento a mi abuela. M e mira como diciendo este ya se volvió loco. Para que no quede duda la pongo cerca de su vista. Mi abuela siente y me dice que lo que debió suceder es que con los adelantos que se dan en el mundo ahora las fotos se pueden convertir en películas y viceversa.


La imagen número dos es la que les digo:


En las riberas de un río me encuentro. Mi abuela se acerca y me pregunta que si sé en dónde estamos. Sepa Dios. Echale inteligencia. Nunca te quedes con la duda. Búscale, búscale…
Hay una multitud, están a la espera de que llegue un barco. Es entonces que me acuerdo de una lectura que tuve en la escuela primaria en donde un pescador luchaba por sacar un gran pez con su red y sus arpones. La historia se titulaba : Mi viaje a Topolobampo.






Llega un barco construído en su totalidad de una madera fuerte. Las aguas de ese río son claras con corrientes rápidas y energía. Que si se pudiera explotar estos recursos con eficiencia, podrían alimentar a varias comunidades…

El barco se detiene. Una voz nos grita que ya debemos subir. Le digo a mi abuela que me voy, pero que algún día volveré. Ya cállate pendejo me dice, ya me sé la canción de Mi Viejo San Juan…

Una vez trepados los viajeros el barco comienza su navegar. Sale sin problemas del río para incorporarse de lleno al mar….



Una vez que sorteamos el mar de claridades azules y verdes, el barco se enfila por una avendida que yo reconozco fácilmente. La Avenida Revolución….. Toda toda está con agua, es como un nuevo río.. Nunca la ví de esa manera..


Como les digo el agua es cristalina. Incuso se pueden ver cardúmenes de peces naranjas y otros de tonalidades de oro…..

Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu
27 de febrero de 2012.
Estados Unidos Mexicanos.

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