Cejas grandes, arreglando un motor, pacas de paja roja.

Cejas grandes, arreglando un motor, pacas de paja roja.





















Un hombre regordete que usa túnica, calvo de cejas pronunciadas, exageradas, grandes, se las pinto con ese tipo de lápices que usaban antes las féminas.

Este señor o prospecto de señor me pide que lo acompañe.

A dónde le pregunto?

Sin decir más comienza a andar más rápido que despacio. Cruzamos por unos matorrales secos. Los matorrales tienen espinas. Le digo que si pasamos de esa manera, sin precaución nos vamos a herir las piernas.

No te preocupes Alfredo, las cicatrices desaparecen.


El calvo no dice más y sigue. Yo le acompaño pero no le aguanto el paso. Después bajamos. Puedo ver una barcaza con mal mantenimiento. El calvo salta, se sienta aparatosamente, toma un remo y con la otra mano me llama.
Este pretende que navegemos en ese río.

Oye pelón esete río es un río de meados verdad?

Sí y que tiene con eso?

Como que qué tiene?. Esta sería la primera vez que yo navegara en un río de orines.

Son los orines de la humanidad completa.

Dicho esto me doy la vuelta y me regreso por dónde vine. Escucho los gritos del sin pelo que me llama por mi nombre. Alfredo ¡Alfredo ¡..

Este motor tiene mucha grasa, es una grasa negra. Lo tengo todo descubierto. Creo que valió verga.

Nunca me gustó mancharme las manos de grasa, ni que fuera mecánico. El caso es que estoy en esta situación. Debo de resolverla.

Voy manejando un carro Ford, es un carro de los viejos, modelo 73.

Voy siguendo a otro. No sé quien o quienes van en su interior. El carro que voy siguiendo es de color café. Intento no perderlo de vista pero el que va a delante me gana , es más temerario. Se me pierden porque desafortunadamente me agarro el semáforo en rojo. Creo que debo de regresar

Al dar la vuelta veo que muchas manos me piden detenerme. Así lo hago, bajo la ventanilla y debajo del carro sale una mujer con golpes y raspaduras. Creo que la atropellé. No entiendo porque ocurrió. Ni cuenta me dí que le pase por en medio.

Esto me recuerda aquella ocasión que iba con mi papá por una de las carreteras de Guanajuato a la salida de Marfil cuando mi papá atropelló a una perra.
Se detuvo más adelante, bajé para ver las condiciones del animal, la perra estaba tirada en el pavimento, con los perritos de fuera. Llegó el dueño, le dije que la perra se atravezó de repente y que mi papá la había atropellado.

Sí está bien vayase me dijo, yo me ocupo de la perra. Y me fui.

La mujer salió, se aproximó a mí, me encaro y creo que me mento mi madre en Otomí.

Regresé por decirle al mecánico que el coche no había quedado bien. Hace un rato atopellé a una mujer y ni cuenta me dí. Entonces otro que estaba con él me dijo que sí tuve precaución con el freno. Porque debes de fijarte siempre que el freno funcione. Es tu seguro de vida. Imaginate que sí hubiera pendientes?

El mecanico se frotó las greñas y me dijo que no entendía porqué había pasado eso. Sí yo lo anillé , me dijo.



Dime tú que ando haciendo trepado en esta pacas de paja?

Tampoco lo sé. Las pacas de paja son rojas. Un hombre de bigotes negros me apura. Me pide que le arroje las pacas de paja. Se nos hace tarde Alfredo y nos las tenemos que llevar para Venezuela.

Es entonces que comienzo con su petición. Tomo una de las pacas y se la arrojó. Este con habilidad las toma entre su brazos, parece que ya tiene experiencia en esto de cargar pacas.

Entre tiempo y tiempo me dice que sí ya sé como hablan en Venezuela. Debes de tener cuidado. A estos luego no les entiendes.

Aunque hablen español?

Sí aunque hablen español.

Ah! Entonces tomaré algunas clase de venezolano.

Si así lo dices…







Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu
8 de Septiembre de 2014
Estados Unidos Mexicanos.




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