ALBERCA, CASA SOBRE PALOS, NIÑO DORMIDO.

ALBERCA, CASA SOBRE PALOS, NIÑO DORMIDO.






Usted se encuentra en bañador. Nunca acude al deportivo y cuando lo hacia era para sentarse en la sala de estar y leer los diarios. Ahora en la ruta del sueño usted camina hacia un torniquete. Hay un hombre que es la representación viva de la hueva. Su cara asemeja a una morsa, ojos abajo, y su mueca de fastidio. Le muestra la identificación, él le echa un ojo de lado y dice sin ganas . Pase . Este cabrón debería de ser jefe de un gobierno, de esos que dicen que hacen y nomás se hacen pendejos.

Olvida el hecho y se topa con la alberca . Primero le intenta con un pie . El agua esta templada , es agua limpia de una pureza que puedes mirar hasta los mosaicos del fondo. Se agarra del pasamanos , mete la mitad del cuerpo , luego con el miedo dibujado nada de a perrito . Tras de una hora la confianza le toma y se mete en busca de una moneda . La agarra con su mano y mira a través de su visor una puerta.




Entra sigiloso, ya no hay agua. Es un patio regular en donde diferentes personas comen , parece que es una festividad . Sentada hay una dama llamada Elizabeth , ahí está con sus dientes arreglados . Cuando tenia 17 usted intentó arrimársele , ella entre pendeja y no nunca le hizo el menor caso. Ahora la puede ver pasada de cincuenta, con celulitis, y las manos viejas.



Usted intenta decirle a los comensales que esa casa no se encuentra debidamente cimentada. Anteriormente había una gran cantidad de agua y pasaba por debajo . Y aunque hoy este reseco el lugar se pueden ver que los pilotes que la sostienen están podridos. Los interesados o los que deberían estarlo se limitan a comer su pollo con mole y su brisnita de ajonjolí.



Allá ellos si no le hacen caso, esta casa se derrumbará tarde que temprano. Les da la espalda y sale, ahora va vestido con ese suéter verde que lleva una raya ocre atravesada.








Al dar dos pasos un ave migratoria señala el rumbo. En el kilómetro 28 llegando a Juárez hay una casa de madera, esto debe de ser porque muchos juarenses se sienten gringos y por eso usan madera en sus casas. En su interior hay niños jugando, están contentos, felices con sus pedazos de pastel y sus caras embarradas. Alguien toca notas infantiles en un piano. Un niño de trajecito azul marino recargó su cabeza sombre las teclas y duerme.





Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu.
04 de abril de 2011.
Estdos Unidos Mexicanos.

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