Camerina Corral viuda de Arrieta


CAMERINA CORRAL VIUDA DE ARRIETA.

Hace algún tiempo , hubo una historia en el pueblo de tierra . Allá por los años 60 , tenía la memoria de un niño perdido , que aún recuerda , porque aún tiene sangre en las venas y el cerebro no se lo han comido las polillas . La primera vez que tuve contacto con un ser que en verdad me quería fue el saber que yo tenía una abuela .

Mi abuela Camerina Corral Viuda de Arrieta como ella se hacía firmar , y eso lo sé porque así estampaba su nombre en los papeles que le daban a conocer en la Secretaría de Hacienda de cuando yo la acompañaba hasta el Zócalo de la ciudad de México a cobrar su pensión que en forma vitalicia le entregaba el gobierno como un apoyo por los servicios y la perseverancia que tuvo su esposo , mi abuelo el general brigadier Don Eduardo Arrieta León .

Mi abuelita , vestía regularmente con un traje sastre , tenía diferentes que le compraba mi tío Ernesto , pero ella sólo se ponía el que más le gustaba . Para completar su atuendo se ponía sobre la espalda una capa de color verde . Usaba unos zapatos que hoy por hoy no se los he visto a ninguna persona . Es más creo que ya no los fabrica nadie .

También complementaba su apariencia , unos aretitos de oro que ella llamaba Josefitas . La Josefitas eran unas monedas que circularon en México por los años 50 .

Pero era infaltable que casi nunca dejara para después su blusa azul de bolas blancas .
Camerina se levantaba todos los días a las seis treinta . Tenía una cama individual con la cabecera pintada de crema y un tono violeta . Se sacaba la pijama , se peinaba y colocaba unas peinetas como las que usan las españolas de Madrid .

En las manos tenía un anillo largo que decía : JOSEFA .

Después se dirigía a su cocina y ponía a cocer los frijoles cacahuate con un poco de epazote . Luego en su trajín , echaba agua a las macetas , tenía helechos , los que más recuerdo y unas macetas forradas con pedacitos de vidrio que según sus palabras los había construido su hija Consuelo . Consuelo decía murió de pulmonía y no pudo asistir a su entierro . Mi abuela tenía en su ropero de Cri-Cri , en una cajita larga la trenza que una vez le cortaron a Consuelo .

Mas adelante , entraba al cuarto de Beto Humberto Nicasio que ya no estaba porque se había marchado a Los Estados Unidos , pero en ese cuarto me dormía yo con Fernando . Fernando tenía una cama que parecía hamaca colgada a un árbol , el colchón se hundía y Fernando desaparecía entre la borra y las almohadas . Chelo se arreglaba para irse a tejer con una amiga gorda que tenia cuadras más abajo ; a la gorda le decían Toya . Lalo , buscaba el periódico , se preparaba un jugo de naranja , lo bebía plácidamente mientras le arrojaba pedazos de comida a su perro .

Camerina Entraba a mi cuarto y me levantaba apresuradamente . Yo con la flojera de los 16 , y refunfuñando optaba por quitarme las chinguinas . Cuando no lo hacía mi abuela decía : Con una cabrona ¡ , ya levántate para que me acompañes al mercado ¡ .

Entonces con las presiones de la abuela , entraba a la cocina y olía el sabor de los frijoles recién hechos , y una salsa que nadie , nadie ha podido igualar .

Mi abuelita Camerina vivió de niña en una localidad que se llama La Mesa de Guadalupe por los rumbos de Vascogil , en Canelas del estado de Durango en México . Seguramente en esos sitios de la serranía que ellos llaman las Quebradas debió haber conocido a mi abuelo Eduardo. . Me decía que su papá era un Juez .

Mas adelante regresaba a su recámara para alistarse y acudir al mercado . Tomábamos las bolsas para el mandado y a caminar .

Una ocasión cerca de una panadería por la Avenida Revolución y Los Echave , se encontraban lavando las banquetas , mi abuela siempre rodeaba las anegaciones, sin embargo esa vez se le olvidó y cayó entera sobre el agua y el jabón . Me apresuré a levantarla y la panadera también salió los tres nos meamos de risa ¡ . Cuando la incorporamos , mi abuelita estaba mojada de la blusa y la falda . Ella nunca se quejó aunque después la pierna se le puso color violeta .
Caminábamos esa calle todos los días , nos parábamos en los puestos para compras las verduras , las legumbres . Una vez se me hizo fácil agarrar una manzana y darle una mordida , la comerciante , empezó a gritar y mi abuela al darse cuenta , se acercó a la señora y le pagó la manzana. .. Nunca me regañó por eso .

Para la tarde , buscaba sus antiparras . leáse lentes , y husmeaba el Excelsior el periódico de la vida nacional .

Mi abuela tenía en su ropero guardado un cuadro con la fotografía dl presidente López Mateos , decía que Mateos era de ojos dormidos , también le gustaba ver en otro marco a Luis Echeverria . Pero el que más le gustaba era Simón Templar The Saint , cuyo actor principal era Roger Moore .

Ya al margen de la tarde veíamos las telenovelas de Amparo Rivelles , y otra que se llamaba La gata en donde el personaje principal era María Rivas . Casi a las siete con treinta nos aventábamos el noticiero con Pedro Ferriz Santa Cruz , cuando terminaba de dar sus notas , mi abuelita procedía a sacar un manojo de llaves para cerrar las puertas de la televisión , es que esa televisión tenía puertas con llave .

En medio de nuestro enojo le decíamos que era muy temprano para ir a dormir , luego complaciente esperaba unos minutos y al ver la cortinilla del nuevo programa que era el mismo todos los días , se levantaba y decía ; esa ya la vimos , y zaz se acababa la función .
Mi abuelita gustaba de cenar café con leche , giraba y giraba el líquido y después le iba aventando pedacitos de queso Chihuahua , usaba una cucharita y a pequeños sorbos lo tomaba .
Una ocasión me mostró una fotografía familiar , Estaba el General vestido de civil , todos mis tíos ; Eloísa muy joven , Esperanza , Cuca , Eduardo , Valdemar , Rubén , Ernesto y en el regazo el más chiquillo , mi papá Alfredo Arrieta Corral . Ella se mostró sumamente triste cuando en unos tiempos de conflicto madre hijo , mi papá , encontró esa fotografía , le hizo un agujero para quitarse de los brazos de su mamá . Asi es que mi abuela mostraba un hoyo en su pecho de papel .

Una ocasión debió de ser a finales de 1969 , me dirigí apaleado y con una angustia mayor hasta la casa de mi única salvación . Toque en Arciniega número cinco , se asomó mi tío Lalo , me abrió la puerta ; me dijo mijo , y me trasladó hasta la sala . Mi abuelita me miró , le expliqué , y me aceptó .

Debo decir , que esa oportunidad de vida que ella me dio ha sido lo más valioso que he podido recibir .

En una ocasión ella comenzó a planear y en su idea me dijo que vendería las casas de Mixcoac . Cuando lo hubiera hecho , nos iríamos a Durango , yo iría a la escuela y ella regresaría al origen de su propia vida .

Una mañana de 1971 , entré muy temprano en su cuarto para decirle que ya me iba a la escuela , cursaba en esos tiempos el primero de la secundaria , aún estaba acostada . Debo decir que fue en una de las raras veces que la vi con el pelo suelto .

Me dijo que se iría a Durango de vacaciones , y que posteriormente me llamaría para que rentara una mudanza y me llevara todas sus cosas , que regara sus macetas . Mi abuela se fue esa mañana acompañada de mi tío Ernesto en un carro Chevrolet verde , jamás la volví a ver .
Pasaron algunos días casi 15 , cuando una madrugada de ese mismo año , Jose Luis Alvaradejo Arrieta tocó la cadena de Arciniega . Fernando lo recibió y nos dio la noticia de que mi abuelita Camerina Corral Viuda de Arrieta había fallecido en la casa de Ernesto su hijo .

Mi abuela , dicen se desangró , el cáncer acabó con esa abuela grata .

Una tarde de verano , Camerina acudió a su consulta regular en el Centro Médico . Ahí la atendía un doctor que se llamaba Sugerman . Este galeno le quitó para aliviar su mal un seno. Mi abuela se recuperó pero el cáncer animal volvió a la carga . Sugerman le explicó que la única solución sería quitar el otro . Mi abuela comentaba en su molestia ; si me quitan todas las chiches , pués entonces seré un hombre ¡ .

Ella ya no quiso hacerlo , además me decía que ya se quería morir . Estaba cansada , cuanto habrá visto..

Fernando y yo , nos quedamos compungidos y sin saber que hacer . Fernando recordó que tenía un amigo allá por los rumbos de Lomas de Plateros , tocamos en esa puerta y un muchacho güero , nos recibió . Al explicárle el motivo de nuestra visita y de madrugada , se limitó a buscar en su cartera y a darle a mi hermano 700 pesos de los que aún valían .

Fernando ya por la mañana acudió a Aeromexico y compró su boleto , no sé en que condiciones llegó , días más tarde me platicó lo sucedido al mismo tiempo que me entregaba una rasuradora que mi abuelita utilizaba para quitarse los bellitos de la cara.

Años más tarde , muchos años después , acudí a Durango , Fernando me acompañó . Llegamos al panteón municipal y alcancé a divisar la estatua de los cinco generales , entre ellos mi abuelo Eduardo . Entramos al panteón y mi hermano le preguntó a un anciano enterrador por la tumba de Doña Camerina Corral viuda de Arrieta . El señor hizo un recuerdo y nos dijo : ¡ ah , la esposa del general Eduardo Arrieta ?. ¡ Vénganse por acá muchachos ¡…

Caminamos varias callecitas de esa ciudad mortuoria para mostrarnos de repente la tumba de mi amada abuela….

Original de Alfredo Arrieta Ortega.

Fotografía : Cortesía de Rubén Arrieta Saldaña . De San Luis Potosí . México.

México.

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