LOS DISPAROS



DISPAROS.

¿Cuanto puede soportar el alma?

Así empiezo en los arrullos del sueño , primero se apoderan de mí los recuerdos y los secretos , soy alguno de los cientos de individuos agobiado por los insultos constantes , por la disposición de quién siempre tiene una pistola . Es como sí un toro dominante te embiestiera por todos los costados .
Bajo en primera instancia unos escalones que me recuerdan el Centro de convenciones de Acapulco y estoy próximo a una pared donde habitan cien máscaras de tigres , coyotes y lobos .

Aparece vestido de negro un señor corpulento a quién le llaman el señor Reynoso , este individuo debo decirte es un ser de neblina , es producto de la niebla del sueño , aparece y puede desvanecerse a voluntad . Su nacionalidad es mexicana .
El señor Reynoso lleva en la mano gorda una pistola nueva , se acerca a un grupo de indefensos y con sus fuerzas de mono los somete . A uno lo toma del cuello y como si fuera papel lo arroja al suelo , el tirado le implora que no le haga nada y llora.

Recargado en la pared un violinista sin inmutarse toca algo de Chopin . Yo lo veo a la distancia y pienso que este cabrón no tiene corazón . Sus gestos son despiadados , emana odio a través de su mirada . Abre la boca y exclama barbaridades . Lo veo a la distancia y me acerco despacio , calculo el lugar y de manera precisa le quito el arma y le coloco varios golpes que lo hacen doblarse . En el cielo pasan unas garzas blancas…

Reynoso se sorprende de que alguien lo ataque pues nadie lo había hecho , solo yo . Con una alegría fuera de mí , lo arrojo al cielo y le doy dos disparos en la nuca .

Los sometidos me aplauden y uno de ellos en la euforia de su liberación me regala un libro con versos de Pablo . Le digo que ya lo he leído lo arrojo a unas llamas y me voy .

Llego a mi casa que se ubica en una loma y abro la puerta , y veo los cuadros de mis padres , veo la noche dichosa y abro el cofre de mis tiempos , descubro mi corazón , mi guía de estudios , el mediodía de esa energía que alguna vez tuve . Está mi mujer transformada en fiera , allí , en mi cama quedo dormido y afuera los cedros se mecen , y en la serenidad del sueño , llegan mis hermanos y quedo suspendido , les arrojo vidrios multicolores y azucenas del olvido .

No hay ruido , cesó todo , las moscas no zumban , ni crepita la antorcha , y duermo y duermo…

Original de Alfredo Arrieta Ortega.

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México.

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