EL CABALLO DE CRISTAL.



EL CABALLO DE CRISTAL

En la profundidad de mis sueños veo un gallo que está cantando en la loma . Intento verlo con nitidez y solo lo puedo ver cada vez que el sol se refleja . Por allá , una mujer se desplaza río abajo y cerca de ella pasa una parvada de pájaros chupamirtos . Hay además , un intenso frío que no sólo siente el señor Estanislao , o las vacas enteleridas . Me mira un perro y en el intento parece que me pide comida .


Voy por esos pueblos de tierra que hay en toda la América indígena , por esos pueblos de pobreza extrema que hasta la vidalita lo comenta : “ Vidalita arista que vivís a monte , porqué hay tanto campo vidalita , tanta gente pobre “


En el cuarto de mi pueblo , hay un televisor de esos que se llaman Admiral , aparece una mujer regordeta que dice representar a la ONU , y le dice a otras muchachas sentadas a la vera de una mesa redonda que con ponerse de pie en determinado día , a las tales horas , tratarán de paliar el hambre de la inmensidad de seres que habitan en esos pueblos de tierra .


Apago el aparato y me dirijo a la cantina , entro y en la rocola , Lorenzo de Monteclaro , entona el corrido de Simón Blanco que narra un hecho de violencia : El matar a un compadre , es ofender al eterno…


En este pueblo que es el origen de mi nacimiento , hay aire puro , miradas y luceros . Es un pueblo que tiene un camino de salida y entrada . Es un sitio que a pesar de sus hambres todavía existe la posibilidad de la cordura , de conversar quizá con las estrellas y beberse los ritmos del joropo colombiano .


Bebo mi aguardiente , y miro igual que el perro , y constato que la vida ya no es igual , los tiempos han cambiado , la gente es despectiva , en sus mentes baila el dinero , y tal parece que nadie tiene la intención de elaborar queso de vaca pura , comer una tortilla recién hecha , nadie se admira del agua pura del río , o por la luz de la luna .


Hay un caballo amarrado en la contra esquina de mi pueblo . Es un caballo que me regalaron cuando yo era niño , es un caballo que utilicé para arrear el ganado . Se llamaba cristal porque era blanco . Por las mañanas de bruma lo llevaba al río y lo bañaba , después le cepillaba el pelo y lo dejaba impecable .


No imaginé nunca que ese cuaco me acompañara por siempre . A veces lo sueño y siempre va conmigo . Incluso en estos días y noches en que vivo en el mundo de cemento . Mi caballo va conmigo porque es parte de lo que soy .


Esa tarde , como a las seis de la tarde , vino mi abuelo y lo traía jalando por la rienda, él venía caminando y decía que no lo montaba porque era un caballo jovencito y que tamaño viejo le podría causar una fractura .


Lo monté en la ansiedad de mis 16 años y corrí corrí al galope de mi caballo albo, mi gran cuaco… Viajé por el aire del tiempo , y atravesé los luceros que miraba en las madrugadas , crucé la selva en medio de mis alegrías juveniles . Mi caballo fue suficiente mejor que un amigo ocasional .

Original de Alfredo Arrieta Ortega .

México.

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