Un carro de ocho cilindros me arrastra, víbora pescado, arenas y fut bol.

Un carro de ocho cilindros me arrastra, víbora pescado, arenas y fut bol.



























Es una tarde soleada. Me encuentro sentado sobre una banqueta. A un lado mío una mujer con blusa blanca y pantalones de mezclilla recarga su brazo sobre mi pierna. A un lado de nosotros veo con claridad una fila de personas que intentan endeudarse con un banco.

En los márgenes de esta banqueta hay un estacionamiento que usan los desesperados.

Se aproxima un Ford  de esos que les decían LTD. Es un carro pintado de azul. El conductor pierde el control . Es posible que al carro se le hay roto una rótula o esté por desprenderse.  El carro  se abalanza justo a mi persona. Es decir me arrolla. Cuando veo que es ya imposible hacerme a un lado aviento a la mujer para que por lo menos se salve.

El carro gira y se incorpora al flujo vehicular. Yo voy metido entre los fierros y las llantas  como puedo me asomo y le grito que se detenga. Se vuelve a  asomar es Oscar Mario. Me dice que no puede hacerlo porque el volante está atorado. Entonces apaga el motor para que se detenga.  Oscar está tan nervioso que no puede hacer nada. Escucho    el sonido de una sirena. Hay muchas personas observando. En el trayecto voy pensando que de esta no me salvo. Siempre pensé morir de otra manera ¿ pero arrastrado por un carro? Como que no tiene nada de agradable.

El carro de detiene cuando se le acaba la gasolina. Quedamos por los rumbos del periférico sur. Hay  a dos metros más o menos un monumento de piedra pura pintado del color de las naranjas.

En el primer descanso de este monumento hay un hombre de complexión robusta que grita: ¡ Me he salvado, me he salvado!.  Me acerco y le pregunto que de qué se salvo?. Me arrastró un carro por más de media hora por toda la avenida Patriotismo. ¿ Usted estaba sentado en una banqueta frente a un banco ?. Sí así es. Y me acompañaba mi mujer… ¿ Una mujer de blusa blanca y pantalón de mezclilla ? Sí así venía vestida…
Le digo que es un mentiroso. Eso que me dice me acaba de ocurrir justamente a mí.. El hombre insiste. Incluso se levanta la camiseta y me muestra que no le pasó nada..

No entiendo la situación. A mí me ocurren las cosas y  él  agradece.. No digo más.

Le digo que debemos de irnos. Sí en estos lugares hay animales raros.

Por un agujero escucho un silbar. Veo que asoma la cabeza de una víbora. Incluso saca su lengua amenazante. Giro un brazo y la víbora me muerde aquí. Sí aquí miren aún traigo los hoyitos. Me brotas dos puntos de sangre. Le digo al hombre agradecido que la víbora me  mordió. Estas víboras del Pedregal de San Angel  son venenosas. Pués ni modos. El veneno ya me entro. ¿ Y sí me chupo el brazos? .Sí es lo mejor chúpeselo. Y me lo chupo.

Pienso que debo de llevar al animal para que lo examinen. Así que introduzco mi mano en su guarida. Ya no tengo temor pues ya me mordío ¿ que más me puede hacer?.

Siento su cuerpo lo agarro y la saco. Ya la tengo. La víbora ya no es víbora, ahora es un pez.

Le digo al hombre que me acompañe porque se puede dar el caso de que caiga desmayado en la calle motivado por el veneno que traigo en mis interiores.

Subimos al Metro. Al pez lo traigo envuelto en un pañuelo mojado. Se retuerce y me dice que él es inocente. El señor que me acompaña me dice que no es verdad y que le tuerza la cabeza. Sigo sus instrucciones. El pez al sentirse sin oxigeno hace intentos  por zafarse pero no lo logra. Saca sus dientes. Sus dientes son iguales a los de una piraña.

Me dicen que uno de mis hermanos está jugando fut bol. Decido ir a verlo. Para esto debo de tomar un avión que me lleve a Daccar. Es del otro lado del mundo. Me subo al avión y llego. Me dirijo al lugar en  donde juegan. Hay muchos espectadores. Todos están formados en línea. Camino entre las arenas del desierto. Me  detengo en un claro que me encuentro.

Por una duna vienen bajando un grupo de personas. Entre ellas una mujer árabe de hermosa belleza. Vine bailando y cantando. Pienso que le debo de tomar una fotografía. Saco mi teléfono y la capto justo cuando la mujer da un saltito. La tomo en el aire. Parece una diosa.

Olvido el fut bol. Me entretengo con los bailes y con los muslos de la mujer..

Por ultimo y casi al  anochecer. Me encuentro en un salón del Camino Real. Aparece por una puerta Cuauthémoc. Lo saludo: ¡ Quiubulo guey ¡. Que andas haciendo. Vine porque me van a entrevistar. Ah?. Vengan les digo a otros que llegan. Júntense, les voy a tomar una foto. Y se las tomo.

Recibo una llamada. Es una mujer. Me pregunta con voz de orden que dónde  ando. Estoy en Daccar. ¿Y que haces allá?. Vine a ver un juego de fut bol. ¿  Y qué más ?
 Nada más.

Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra
Nec spe, nec metu
2 de febrero de 2014.
Estados Unidos Mexicanos




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