NAVAJAZOS , VÓMITO , PLANTA SECA.





NAVAJAZOS , VÓMITO , PLANTA SECA.




Debe de haber sido el resultado de su sueño la acción que tomó. Primero puso la mano levantada de lado. Luego colocó los tres dedos alzados. Bajó el índice cruzándolo. Por último el dedo gordo fue puesto pegándose al índice. Esto para hacer la señal de la cruz. Y se acordó de cuando chiquillo. Por la señal de la santa cruz . De nuestro enemigos cuídanos Dios nuestro, de cada día.



Intentó protegerse de la fría y cual si fuera un chamuco le hizo la oraciones para alejarse de los males presentes y futuros.



Más tarde entró en un insomnio que no le permitía ni pensar. A veces al caer en esto, usted comienza a volar, a desplazarse por los rumbos de donde sea. Desde divisar a una paloma o de ver una mujer presa.



Quizá fueron las dos o tres de la mañana no lo sabe con certeza, porque la noche y sus ceguera impiden ver los números de su reloj.



Hay un sujeto que a la legua se le nota hace ejercicio. Su torso muestra los resultados de levantar pesas y tomar anabólicos para lucir mamey. Dicen que con este tipo de cuerpos lo que sobran son pendejas que se dejan seducir por el puto guapo. Es señor es un pillo que según su sueño le debe muchas. El se encuentra subido en una banca como de esas que usan en las iglesias. Al verle torcido se le acercó para decirle que él y otros más con aspectos de malas madres se dedicaban al saqueo de objetos religiosos. Y que además formaba parte de una mafia de cabrones que llegaban a las poblaciones de México se hacían pasar como investigadores. Y cuando ya habían logrado al confianza de los naturales, echaban en un costal los objetos previamente señalados.



El muy maldito le dijo que sí y qué?. Púes que te voy a partir tu madre. Así fue que se le trepó a la banca y lo tomó por el cuello. Luego con la habilidad que da la flacura sacó su navaja de doble acero. Y comenzó a darle ´piquetes en los costados. El hombre forcejeaba. Decía que él era un educado en Francia. Y qué le respondió. Estos franceses se creen que pueden venir a mi país y chingarse lo que quieran. Pués nó cabrón. Y le picoteaba por el otro lado. Seguía resistiéndose esto lo enojaba más y ahora le daba navajazos leves para que le saliera sangre y fíjese que no la tiene azul como se dice. ¡ Pinches franchutes conmigo se chingan¡.


Llegó un joven del pueblo y le dijo aturdido que otros más ya tenían a la virgen patrona en uno de los carros. Sin soltarle, le gritó que llevara a la turba e hicieran su justicia antes de que los dejaran pelones. El joven entendió y azuzando a los pobladores bajaron de sus carros a los saqueadores de arte sacro. Les dieron una putiza que no la olvidarán.



Volvió a abrir los ojos y pensó en tomarse un thé de hierba buena, pero para ese momento ya se encontraba a punto de penetrar a una alcoba y la curiosidad fue más grande que su sed:



Una mujer se hallaba erguida sobre sus rodillas. Su boca fresa emitió sonidos que usted supuso venían de otro confín. Lo miró de manera natural y sin que se lo esperara vomitó encima de su cara una sustancia parecida aun caldo Tlalpeño. El asco se apoderó de inmediato de su persona. Le dijo sin límites que no mamara. Si ella el diablo o su personificación no tenía porque haber sido tan asquerosa. Luego intentó limpiarse el rostro . Para ese momento la mujer se encontraba desnuda recostada boca abajo y con todo y asco no dejó de verle las chiches.Luego ella insitentemente abrió la piernas señalando hacia el cielo raso. Le decía con la voz de Linda Blair que por lo que más quisiera le metiera las bolas. Esto no fue posible porque no podía de dejar de pensar en que ella era un diablo. Y no olvidaba que allá por los años 70 cuando fue a ver El exorcista en el cine Pedregal no pudo dormir por varias noches completas. Cada que llegaba la noche el miedo se apoderaba de usted, se levantaba a cada rato para ver si la puerta estaba cerrada. Y ya le parecía ver la cara de tasajo de la pinche poseída.



Le dijo que no. Que la única manera o forma de que tuviera sexo era que se bañara. Pero también le incomodaba que fuera a quedar preñada y usted tuviera un hijo del averno.



Pasados estos miedos, decidió acudir a una oficina. Ahí les mostraría a estos pendejos que la flora y la fauna no tardaban en perecer. Una mujer que parecía analista, sumamente delgada que se pintaba cual si fuera putona con los ojos delineados y las medias rotas le dijo que debía esperar. Así lo hizo y la espera se prolongó hasta que dieron las siete del atardecer. El odio a esta clase no tardó en aparecer. Se le acercó a la ramera de oficina y le dijo: ¡ Oiga tortillera hasta cuando me van a recibir.¡. Ya llevó tres horas sentado y el culo ya no tiene raya. La mujer se dijo ofendida y salió para informar a su par. Le dijo a Gustavo que corriera por las pruebas. Llegó con una maceta y una flor seca. Nadie fue capaz de echarle un chorrito de agua. Lo mismo le gritó a la mujer. Nadie oye, nadie escucha. Sin tigre no hay selva y sin selva no hay tigre.



Apareció quien sería la manda más. Usted le señaló al suelo y le mostró los estragos del abandono. Había muchos papeles, ramas, plásticos, dinero mojado, toallas femeninas, fierros oxidados y hasta un violín roto. Ella propuso salvar lo que pudiéramos. Acto seguido se arrodilló y comenzó a levantar los restos de todo.

Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu.
15 de febrero de 2011.
Estados Unidos Mexicanos.

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