VERSOS EN LAS BOCAS DE TODOS LOS PRESENTES
VERSOS EN LAS BOCAS DE TODOS LOS PRESENTES.
Crónica del concierto de Joan Manuel Serrat en el Zócalo de la Ciudad de México.
31 de mayo de 2003.
Crónica del concierto de Joan Manuel Serrat en el Zócalo de la Ciudad de México.
31 de mayo de 2003.
Por Alfredo Arrieta Ortega.
Todo inició este día último de mayo, cuando nos apresuramos a asistir como cada siempre a la cita con el apreciado cantor. Aproximadamente a las siete de la noche, que aún es de día por cosas del horario de verano, salimos Montserrat y yo, y comenzó el chubasco, no puede ser, porque precisamente Hoy¡, abordamos el metro en San Cosme y la gente en su devenir a todos lados, se apachurraba en los vagones, tanto así que un hombre dark golpeó a otro en un hombre al mismo tiempo que lo insultaba.
Bajamos en la estación Bellas Artes, y nuestro inmenso teatro lucía flamante, caminamos por la avenida Madero que es la que te coloca en la plaza monumental de México. La sorpresa fue de molestia porque cientos de maestros de la disidencia acampaban en los extremos , se podía apreciar miles de lonas de color verde, camiones que los trasportaban de sus estados originales. Me aproximé a un policía de los bien vestidos y le espeté que porqué no los desalojaron, contestándome que ellos no quisieron. Diste por hecho el comentario, y sí aquí es el surrealismo. A fondo y teniendo como marco la catedral, se veía el escenario, pero se ocultaba la mayor parte por la bandera monumental que esa noche tarde, no pudo bajarse a la hora acostumbrada. La gente comenzó a llegar de todas partes sin embargo y recordando el concierto de 99, no se sabía bien a bien cuantas gentes serían. En un pequeño comentario se dijo que aproximadamente serían 45 mil almas. Nosotros estábamos impacientes porque esto empezara y su inicio se retrasó más de 40 minutos, todos gritaban y chiflaban de distintos modos. M e parece que los organizadores esperaban la noche plena para prender al máximo sus pantallas que a decir verdad tenían una nitidez asombrosa,.
Empezó sin más ni más la música y todos nos emocionamos cuando descubrimos las notas de Mediterráneo, Serrat saludo a los presentes en esta plaza del pueblo, saludó cordialmente a los maestros y debido al malestar que nos causaron se oyeron miles de mentadas a sus respectivas madres. Nos dejó escuchar la muñeca rusa, Así en la guerra como en los celos, Me gusta todo de ti, tampoco podía faltar Penélope, presentó a los muchachos que lo acompañan y al lujo que representa el maestro Ricard Miralles. Para este momento les puedo decir que el sonido presentaba grandes fallas, iba y venía y por ocasiones no escuchabas lo que decía Serrat. Hizo un alto en el camino y se acordó de Machado y Hernández, agradeció al Dios de los aztecas Tláloc, Dios de la lluvia que no hubiera arrasado con todos nosotros. Alguien le arrojó un sombrero, que Serrat lo devolvió como un torero .
Casi hasta atrás observaste como un señor de aspecto muy pobre, repetía frase a frase De cuando estuve loco : lalalailalailalia. Al final la locura cuando escuchamos la fiesta, en la que Serrat cambia una frase: el prohombre y el marrano. Cosa que causó risa aunque de gusanos y marranos estamos llenos.
También tomo bastante agua que el clasificó como tequila light. El público de México de la ciudad de la esperanza “, enloqueció con los acordes de Cantares, y repetían a todos sus pulmones : golpe a golpe verso a verso. Pero el final se diluyó al decir que venía de un mundo raro, de cuando le hablen de amor y de ilusiones. Montse y yo salimos bastante cansados, dimos vuelta evitando el tumulto y seguíamos oyendo a la lejanía la canción de José Alfredo.
México.
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