CANCION PARA MI MAESTRA
TEXTO DE JOAN MANUEL SERRAT A LA CANCION A MI MAESTRA.
Serrat-
Palabras de Joan Manuel Serrat durante una presentación en la ciudad de Zacatecas México en el año de 1975.
“ Cuando yo andaba descubriendo el mundo a una altura aproximada de noventa centímetros. No , menos, porqué le va uno a mentir. Ochenta .
Me enamoré por segunda vez . La primera vez ya me había enamorado de la bicicleta de un amigo mío.
Esta fue la segunda . Ella era una muchacha rubia , de ojos azules , se peinaba , ¿ cómo se llamaba ?, cola de caballo. Y era mi maestra . Se llamaba Conchita , y era la hija de la señora Antonia , la lechera de mi calle .
Quizá por este motivo , por el vecindario ella venía a casa cada mañana . Me medio sacaba de la cama. El otro medio ya lo había hecho mi madre antes de otra manera más eficaz y nos íbamos a la escuela . Y debo reconocer que pocos paseos he dado en mi vida tan hermosos como los que daba con mi maestra.
Ella me contaba cosas . Me contaba porqué los árboles se visten en primavera y se desnudan en otoño . O de dónde venía aquél tranvía y a dónde iba .
Ella me enseñó a leer en la calle ahí en donde ponen : “ Carnicería María “”. Ahí aprendí a leer.
Pero todo lo bello siempre tiene un final , y nuestro final venía a ser la puerta de la escuela . Ahí cambiaban las cosas , todo se modificaba . No sabría cómo explicarlo sin ofender a nadie . Porque a mí como al noventa por ciento de los shombres de mi generación que fuimos afortunados y tuvimos un lugar en una escuela . A mí también me tocó una escuela de curas. Y no era lo mismo sabe , sin ofender a nadie no era lo mismo. En ella había un espíritu protector que en ellos no había nunca . Ella era una especie de gallina clueca que abría las alas para recibirnos por debajo . Ella hacía de aquel mundo algo sólido y maravilloso . Ahí en ese mundo dónde se mueven los lápices de color , en aquél mundo extraño y bajito y un poco loco . Solamente ella dio un sentido a ser niño . Se ponía a pintar cosas y las podía borrar , porque luego volvía a pintar otras. Por eso yo , hoy con esta Canción Para mi Maestra , me gustaría hacer una prolongación y regalárselas como el mejor regalo que uno puede ofrecer a casa uno de estos hombres y mujeres que salpican el mundo con la más hermosa y la más difícil de las profesiones que es la de ser maestro . A estos sembradores de futuro , a estos , que seguramente son los únicos que están sembrando la auténtica riqueza de los pueblos.
Porque a uno cuando le preguntan soluciones acerca de este difícil planeta , y de estas sociedades complicadas y conflictivas en las que nos tocó vivir , uno piensa siempre en las escuelas como las grandes soluciones . Porque a través del conocimiento es más difícil engañar al hombre . Es más difícil engañar a un hombre que sabe , que a uno que no sabe . A pesar de todo creo en los maestros, creo en las escuelas y creo en los maestros que hacen escuelas , porque solo a partir de ahí podemos empezar a crear las sociedades del futuro y las que les esperan a nuestros hijos.
Bueno perdonen toda esta plática, porque yo les quería contar sólo porqué escribí esta canción, y de paso pedirle a Dios que de vez en cuando les eche una mano a los maestros, les hace mucha falta . Que Dios los bendiga ”
Cançó per a la meva mestra:
Opinión de Paco Martín:
Un homenaje a su primera maestra, a Conchita Plasencia Monleón, "a la hija de la señora Antonia, la lechera de mi calle", que según comentaba Serrat en sus conciertos, "fue mi primer amor, pero a lo bestia". Serrat vuelve a los recuerdos, a la infancia, y logra esta preciosa canción de mayor riqueza letrística que musical. La "Cançó per a la meva mestra" es una evocación de la niñez personificada en esa maestra de piel rosada que justificaba con su presencia aquellos años de la posguerra, de duro aprendizaje en la escuela y de educación religiosa, en donde incluso la infancia podía dejar de ser el paraíso prometido, debido a las circunstancias políticas, sociales y económicas del momento. Toda la canción discurre al abrigo de los recuerdos del autor y por consiguiente, de muchos de los que supimos de ese olor tan peculiar que emanaba nuestra primera maestra. Aquélla que al igual que a Serrat, nos saludaba con "un beso en la mejilla, entre dos fotografías -Franco y José Antonio, naturalmente- y una cruz". La "Cançó per a la meva mestra" supone pues, un hermoso ejercicio para nuestra memoria y se convertirá en una de las canciones de este álbum que más cante Joan Manuel en sus recitales -siempre con un largo preámbulo para poder ir traduciéndola-, pues ya se ha dicho que el tema está presente en casi todas las biografías de los espectadores, con independencia de su origen y condición.
Cançó per a la meva mestra
Letra y Música de J.M. Serrat
Catalán :
Temps, fa temps hi havia, vostè, mestra,
i el seu món de tinter i banc,
pissarra i davantal blanc.
Bon dia, de matí, ens deia dempeus,
entre dues «fotos» i una creu,
una oració i una cançó
i a la galta un petó.
Bon dia mestra...
Però vostè no ha sabut mai, mestra,
que quan volíeu que cantés
que tres per una feien tres
els meus ullets grataven francament
els genolls que púdicament
vostè apretava i apretava
però un número no val
el que una pell rosada...
Malgrat ens feia anar a església
i em prenia la regalèssia
aquell
era un món petit i meravellós,
un món de guixos de colors
que pintàveu vós
i esborràveu vós...
Sols vostè voltada de capellans
donàveu raó per a dir-se «infants»
a un món de quatre pams.
I si mai penseu en mi, mestra,
que dels vostres ullets blaus
hi neixi sempre aquella pau
que feia un xic més dolça l'escola
i no s'us faci un nus la gola
dient: «què han fet...» «on an dut
el meu grapat de menuts...»
perquè vós no sabíeu, mestra,
que el món és el mateix...
que l'home és el mateix...
i no és el mateix,
l'olor de vostè,
ai! mestra,
que l'aire del carrer.
CANCIÓN PARA MI MAESTRA
Érase una vez... usted, maestra,
y su mundo de tintero y banco,
pizarra y delantal blanco.
Buenos días, por la mañana, nos decíais, en pie
entre dos fotografías y una cruz,
una oración y una canción
y un beso en la mejilla.
Buenos días, maestra...
Pero usted nunca supo, maestra,
que cuando quería que cantara
que tres por una eran tres
mis ojillos arañaban francamente
las rodillas que púdicamente
usted apretaba y apretaba,
pero un número no vale
lo que una piel rosada.
A pesar de que nos hacía ir a la iglesia
y me quitaba el regaliz
aquél
era un mundo pequeño y maravilloso,
un mundo de tizas de colores
que usted pintaba
y usted borraba...
Sólo usted, rodeada de curas,
le daba la razón de llamarse «niños»
a un mundo de cuatro palmos.
Y si alguna vez piensa en mí, maestra,
que de sus ojillos azules
nazca siempre aquella paz
que me hacía un poco más dulce la escuela
y que no se le haga un nudo en la garganta
diciendo: «qué han hecho...», «a dónde
han llevado a mi puñado de pequeños...»
porque usted no sabía, maestra,
que el mundo es siempre el mundo,
que el hombre siempre es el hombre,
pero no es lo mismo
su olor,
¡ay! maestra,
que el aire de la calle.
Archivo : Alfredo Arrieta Ortega.
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México.
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