SERRAT



SERRAT.

Ahora que me encuentro con esta fotografía de Joan Manuel, lo veo a la distancia y sin quererlo mi cerebro se traslada a aquellos tiempos en donde la situación de las personas era en verdad otra.
En 1968 no pasaba de los trece años y todavía no contaba con gato alguno. A no ser aquellos que lograba mantener con vida mi tío Lalo .
Las primeras composiciones de Joan Manuel Serrat eran aún desconocidas para muchos mexicanos. Pocos a decir verdad ya contaban con los registros auditivos de esos primeros temas:
“ Ella em deixa, “ La muerte del abuelo “, o aquella que siempre me inspiró : “ El mocador “ . Al principio no sabía que quería decir pero su ritmo parecido a la canción francesa lograba que cualquier persona pudiera tarolear los dedos en el mesa banco .
Aquí en México , por esos años la tensión política se daba al máximo, gobernaba un señor intolerante que se llamaba Gustavo Díaz Ordaz . Recuerdo que una vez que me andaba meando allá por los rumbos de la Candelaria de los Patos. Entré bailando la canción de que me orino pués . En el interior del mingitorio alguna mano audaz y anónima por supuesto escribió : “ Si votas por Díaz Ordaz, puro pito comerás “ .
Y la triste realidad es que era una verdad de muchos kilos. El hambre se hallaba apoderada de muchas familias mexicanas. No recuerdo en cuánto estaba el salario mínimo , pero sí que con un peso de Morelos, se podían comprar diez bolillos, las coca colas costaban treinta y cinco centavos y tú te podías trasladar en tranvía por una ridícula cantidad.
En esos años lo que privaba en el alma de los mexicanos eran la desazón , la incertidumbre de no poder conseguir el abastecimiento necesario para que los chavitos ( niños ) , tuvieran el nutrimento suficiente y oportuno . A mí por ejemplo, mi mamá me daba unos atoles asquerosos de agua con avena , de agua con masa de maíz . Cuando lograba conseguir un guiso lo único que chacualoteban en el caldo eran unas patas de pollo. Al reclamarle por tan escuálido platillo te decía que las patas de pollo contenían gelatina. Así que ya conforme las lamía y las lamía .
A decir verdad yo no sabía quién era Joan Manuel Serrat , a los trece lo único que importaba era jugar. Por ejemplo nos íbamos los plebeyos a hacer unos hoyitos en el suelo y tirábamos canicas casi hasta el atardecer , como a las siete de la noche. Jugábamos fut bol. En principio lo consideraba un juego libertario pero después cuando fui adquiriendo más conocimiento descubrí que es solo un invento para manipular .
También estaban en boga los juegos en donde uno la hacía de caballo y otro se montaba en su espalda. O agarrábamos unos botes y los pateábamos a lo lejos mientras los demás corríamos hasta ocultarnos .Una vez me metí en un horno y lo único que se me veían eran los ojos verdes, todo lo demás negro negro .
Cuando me escapé de los cuartuchos en donde vivía , me dirigí al encuentro de mi querida abuela, la viejita que llevaba puestos en los oídos unos aretes de oro y en la mano arrugada un anillo largo que decía Josefa.
Llegué al destino de mi cita, al encontrarme con el origen, yo no sé cuál pudo ser la causa de la ruptura de mis padres , mi mamá con una mentalidad obtusa , y mi padre con un cerebro brillante, pero la exclusiva razón es que a ninguno les importamos.
Por ejemplo mi hermano el mayor , decidió largarse y nunca regresar, sí lo hizo pero nunca se sometio al rigor por el que yo pasé .
Recuerdo que acudí a la escuela primaria en los suburbios o arrabales de la ciudad de México. Para llegar era sólo un camino con una embarrada de chapopote. Ahí podías descubrir lo que en verdad es la pobreza extrema. Acudí a la escuela y pude mirar a lo lejos como les entregaba a los demás niños su diploma por el ciclo terminado. Yo no me acerqué a recibir el mío porque al mirar mis zapatos descubrí que mis dedos se asomaban a todas partes .
Mi mamá me entregó a lo duro del trabajo, de ese trabajo temprano que sólo lo hacen los matacuaces. ( Los albañiles ), Así que decidí salir de ese medio de hostilidad extrema y cambie la carga de los costales , el acarreo del agua durante cinco o más años por el de asistir a mi abuela . Era su lazarillo , su perro faldero. Ella , mi querida abuela supo darme el alimento necesario para trascender.
Es más , ella me prestó alguna vez su radio color crema al que le movías una palanquita a la derecha y te conectaba con algo que le llamaban onda corta . Allí , descubrí una estación que le llamaban RADIO MUNDO, y su programación estaba diseñada para trasmitir lo mejor del cancionero popular . En ese año, descubrí mientras me encontraba lavando unos de los dos patios de piso rojo, al joven Joan Manuel : “ Quién hará pan de mi trigo, quién se pondrá mi abrigo el próximo diciembre “, ¡ Quién firmará que he muerto de muerte natural , . Después se me empezó a hacer una hábito necesario el buscar por todos los sitios posibles música de este español . Que tiempos extraordinarios cuando yo iba por la calle a comprar las cosas del mandado y para hacerme agradable el trayecto me iba cantando, cuando descubría que las gentes me miraban me callaba para continuar más adelante. Era para mí un alimento aprenderme las canciones, y sobre todo las canciones que dicen cosas : “ Te baja una estrella que borra la huella de un recuerdo amargo “ . O el agasajo del insolente cabello largo , el soñador que se presentaba en el Palacio de las Bellas Artes .
Serrat se sentaba en un banquito que nunca lo aventó a la basura. Siempre iba con él, en una especie de juego, lo primero que buscaba en los escenarios eran el dichoso banco . Serrat se sentaba en el banquito , recuerdo como si fuera ayer que portaba un traje color lila, una camisa blanca, tal vez almidonada, un moño también lila , el pelo como te dije negro brilloso y unos zapatos negros que no eran de falso charol.
Ahora a más de treinta y cinco años de distancia , muchas almas se han ido de este mundo , muchas gentes han sucumbido por diferentes razones , todo ha cambiado , pocas son las personas que en verdad son solidarias, pocas son las gentes que logran emocionarse como yo lo hacía con una canción popular, ahora mismo alguien se está matando , en este momento las gentes rumian sus odios y sus maldades. Poco les importan los horizontes, o que vuelen los vencejos, la libertad de Miguel Hernández, o la tersa piel de manzana. A quién le importa darse una vuelta en ese carrusel del furo o enfundarse en los pantalones largos de los hermanos. Por supuesto que a mí y a todas esas gentes sensibles que aún tenemos fuerzas y que aún tenemos sangre, y que a pesar del cansancio de las piernas cuando se enferman y te tienes que poner la pomada para las reumas , no dejas de vagabundear por los distintos caminos que la misma vida te va imponiendo .
Gracias Joan por tu imprescindible cancionero, por ese tararear de tu garganta que aún pese a todo nos logra hacer llorar cuando nadie nos ve ….

Original de Alfredo Arrieta Ortega.
27 de Octubre de 2006.

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