BATA BLANCA, MONEDA DE ORO, YESO SOBRE EL PATIO.

BATA BLANCA, MONEDA DE ORO, YESO SOBRE EL PATIO.







Voy manejando un carro liviano. Es un vehículo fabricado de papel estaño.Un ser horrible parado en la esquina levanta su brazo que para ese momento es puro hueso. Como sé que el camino es largo y por muy ser del más alla las distancias son las distancias. Me detengo y abro la puerta. El ser se sube y noto que no toca el piso. Sin hablar con su dedo índice me dice que va para allá. Le meto la primera y el auto obedece. Esto se debe a que el mes pasado acudí con el señor Gudelio para que le pusiera un clutch nuevo.

Avanzo dos kilómetros cuando miro un retén. Son siete hombres pero no son soldados. Debemos ser cautelosos, el horrible y yo. En México la situación está del carambas y no sabes quién es quién. Al detenerme , un gordo en ropas corrientes y con un hablar que denota su vulgaridad me dice que debo entrar a un local en donde revisarán mis documentos . No logro entender porque tanta necedad que los hombres deban de portar un papel en donde diga mis generales y pendejada y media.
Otro hombre de cincuenta años me mira y me pregunta cuantos pasajeros vienen conmigo. Le explico que solo un ser horrible que viene de los parajes mortuorios.

El hombre se levanta, abre una gaveta y saca una bata blanca. Alza sus brazos y con su ademán me pide que me la ponga. Soy similar a estudiante de medicina. Se vuelve a sentar y queda complacido porque intuye que soy un ciudadano ejemplar. No sabe de mis alcances, ni tampoco de mis mil caras.
Regreso con la bata puesta y el horrible pone cara de fastidio. Le digo: Ahora sí nos vámos……

Ni cuenta me doy pero estoy en la casa de mi abuela.

Sentado el señor Madrazo, aquél que fue Procurador de la República me dice que asistió a un evento en donde entregó medallas a los hombres más destacados. Que fue simbólico y muy emotivo. Desde siempre sé que a el hombre vanidoso le ha gustado ereguir estatuas, blandiendo sables, montando caballos.

La clase destacada manda imprimir diplomas reconocimientos. Después se los entregan en ceremonias, se apapachan y se sienten grandiosos, los señores de los diplomas. Los que se echan flores y dicen que son los hombres mejores……

El señor Madrazo se levanta y se va. Miro en derredor y hago una mueca fastidiosa parecida a la que hizo el horrible.

Con un trapo en la mano intento limpiar el mueble café. De pronto en una de las ranuras aparece una moneda de oro. La tomo, tiene una mancha. Le echo un poco de saliva a mi trapo y la tallo. La moneda no logra brillo. En la parte contraria hay una leyenda que dice que es de oro. La muerdo y los dientes no se le entierran.

Les muestro la moneda a los que están, les digo que de ahora en adelante se acabaron las penurias. La conciencia me dice que le debo hablar al señor Madrazo y entregárle la moneda , le pertenece a un doctor.


Yo que soy hombre ordinario salgo a la calle y busco quien me la compre.

Veo que viene un carro. En él viene Herman. Anda siguiendo a una mujer de ojos verdes y pelo enchinado. Abre la puerta y me dice que suba. Luego toma un teléfono celular de los antiguos y lo arroja al tranvía en donde subió la mujer delgada. Saca la cabeza y le grita que le llame.

Ella, sentada se desconcierta. Le llama y Herman contesta, le dice su argumento, yo solo miro..

Regreso a la casa de Camerina. Hay obras en su interior. El pasillo en donde mi abuela colocaba macetas y flores algún matacuaz los arregló. Le puso losetas Zacatecanas. Sí, el pasillo quedó muy bien. Solo que el albañil no levantó los desperdicios ni el cascajo.

Busco una escoba y comienzo a barrer. Con paciencia limpio y limpio. Luego miro mi trabajo. Un pasillo reluciente.


Le digo a la fría que entra en escena en ese instante que saque a los animales cautivos.Que vigile los dos hoyos de las coladeras o que les ponga alguna esponja. Los animales son pequeños, tortugas chicas y grandes, algunos roedores. También hay animales mecánicos, otros que emiten luces.

Peces de tonalidades multicolores, sapos, ranas y chapulines. Todos ellos se fortalecen por los rayos del sol. Yo me siento en una esquina y comienzo a tocar la guitarra. No te digo que soy un maestro pero desde que Fernando me enseñó una de Leonardo Fabio ya han pasado muchos años……


Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu.
28 Enero de 2012.
Estados Unidos Mexicanos.

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