POLICIA, RIO CONTAMINADO, FRONTÓN.

POLICIA, RIO CONTAMINADO, FRONTÓN.







Precisamente en la esquina que forma el paso del tren y en donde los asaltos con pistola y puñal es cosa de todos los días me encuentro parado. Busco que pase una patrulla de las rentadas y al ver que se acercan los policías me dirijo a la ventanilla. De ahí se asoman dos señores de edad mayor. Les explico sobre la situación de peligro que priva en el lugar. El que me puso atención se baja y me dice que debo de estampar mi firma en una libreta para que ellos puedan proceder a la revisión del lugar. Me dice también que si no me quiero comprometer que le firme más arriba, con mi garabato les daré autorización para que investiguen.


Camino con el hombre y le muestro un río que lleva en su arrastre basura de todo tipo. Los tiempos de cuando los ríos eran cristalinos y que provocaban echarse andar quedaron atrás en otras épocas. Le muestro un cadáver, es un perro al que nadie le puso atención. También puedes ver llantas viejas, latas, basuras plásticas, maderos y mucho aceite quemado.


El policía levanta su brazo y señala la zona como si la conociera. Quedamos de acuerdo que en ese lugar es fácil para el malandro aventar cuerpos y nadie darse cuenta hasta que se putrefactan.


Un hombre va pasando, el policía le conoce, me pide hacer una representación. Hace como si me enterrara un cuchillo, luego me dice en la oreja que haga como que me doble y como que me caigo. El hombre que va pasando se acerca en sigilo. Es un tonto o retrasado mental que todos en la zona le conocen. El se dice périto criminal. Comienza a hablar como si fuera un experto. Incluso explica la trayectoria del filo y hasta la profundidad de la herida.


Cuando da su razonamiento entiende que ya es suficiente y se marcha.


El policía me dice que con estos datos logrará disminuir la maldad. Intenta buscar a su compañero y este se fue. Se queda parado en el mismo lugar en el que yo estaba . Me despido y me voy calle abajo. La vía constante de carros dejó de serlo porque se apoderaron de esta cientos de mujeres vendedoras de trapos viejos. Cruzo entre estos tendidos de ropa. Alguna de ellas intenta venderme unos calzones de talla 40.


Busco el puente por donde pasa el tren. Al llegar a la punta máxima se puede ver hacia abajo y a través de una escalinata a unos muchachos que juegan al frontón. Esta es una práctica que poco a poco va desapareciendo. Ahora los entretenimientos son otros.


Bajo por escalones entre los que juegan. Ahí veo un cartel que me invita a conocer un pueblo en Michoacán.

Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu
07 de mayo de 2011.
Estados Unidos Mexicanos.

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