HISTORIA DEL EJERCITO CONSTITUCIONALISTA. REVOLUCION MEXICANA


General Domingo Arrieta León.

HISTORIA DEL EJERCITO CONSTITUCIONALISTA.
REVOLUCION MEXICANA.



Por Juan Barragán Rodríguez.


Es tiempo de narrar la situación politica y sobre todo, la militar.
en que hemos dejado en capitulos anteriores, a los Generales Domingo
y Mariano Arrieta en el Estado de Durango, al ocurrir el
pronunciamiento de la División del Norte el 22 de septiembre de
1914.

Para formarse una idea cabal de la importante labor que realizaron
los revolucionarios durangueños Domingo y Mariano Arrieta
principalmente, para poder valorar el temple de su carácter y la
firmeza de su ideal en el triunfo de la Revolución que acaudillaba el señor Carranza, permaneciendo adictos a este, a pesar de las dificilisimas
condiciones en que quedaron al desconocer el General Villa,
la autoridad del señor Carranza como Jefe de la Revolución, se impone
naturalmente, hacer una descripción topográfica del Estado de
Durango, en cuanto a sus comunicaciones en aquella época.

La situación de Durango, estratégicamente hablando, antes de la
construcción de la linea ferroviaria de Cañitas y cuando aún no había carreteras, implicaba un desastre su defensa militar.

No había más comunicación con el resto del país que por Torreón, en donde
Villa tenia establecido su Cuartel General. Además, los villistas
dominaban, militarmente, los Estados limítrofes con Durango: Zacatecas,
Coahuila y Chihuahua; no teniendo, pues, los Arrieta, otra po-
sible retirada, en el caso de no poder sostenerse en la zona encomendada
a su cuidado, que hacia Sinaloa y para esto con muchas dificultades,
por ser indispensable transponer la accidentada vertiente de la
Sierra Madre Occidental, que a manera de enorme barrera, separa
ambos Estados del noroeste.

Con el cuadro trazado a grandes rasgos, ya se puede comprender
a lo que se exponian los Generales Arrieta al romper, resueltamente,
sus relaciones con el terrible Jefe de Ia Division del Norte, sabiendo
de antemano el fracaso a que estaban avocados, por la imposibilidad
de recibir ayuda de elementos bélicos y refuerzos de hombres,
con la oportunidad que el caso requeria.

Al desconocer el General Villa a la Primera Jefatura, se apresuró
a dirigirse a los Generales Arrieta, en estos términos:

"Cuartel General en Chihuahua, Chih. Septiembre 23 de 1914.
(Urgente) Generales Domingo y Mariano Arricta, Durango, Dgo.

"Habiendo ofendido hondamente Venustiano Carranza, el honor y
dignidad de este Cuerpo de Ejército del Norte, que es a mi mando,
y no pudiendo tolerar por más tiempo las inconsecuencias y los caprichos
que pretendía hundir a nuestra Patria en la ruina, sembrando
la anarquia y haciendo que renaciera la desconfianza en el extranjero,
con fecha de ayer, todos mis Generales y yo decidimos desconocerle
como Jefe de la Nacion, estamos convencidos que,
por sus ligas con el elemento cientifico y sus marcadas tendencias a
favorecer a cierto grupo meramente personal que lo rodea, lo impedia
Ilevar a cabo el programa de los verdaderos revolucionarios y
cumplir las promesas que hizo al pueblo. Por consiguiente, nosotros
hemos decidido luchar únicamente contra Carranza, hasta lograr que
abandone el país, sin que sean nuestras intenciones hostilizar ni
molestar a los demás Jefes que hayan luchado contra el Gobierno
usurpador que acaba de caer, pues repitoles que nuestro movimiento
solo es contra la personalidad de Venustiano Carranza. Nosotros,
que siempre hemos conprendido que ustedes se encuentran animados
de sentimientos patrióticos como nosotros, nos dirigimos a ustedes
haciéndoles ver las cosas claramente y esperamos que en vista de la
razón que nos asiste opinarán lo mismo que nosotros y nos secundaran
poniendo sus servicios a la causa del pueblo. Ya el Gobernador
de Sonora y las fuerzas del mismo Estado desconocieron a Venustiano
Carranza. Suplicoles contestarme a la mayor brevedad posible.

El General en Jefe, Francisco Villa."


Contestaciôn de los Generales Arrieta :


"Durango, Dgo. Septiembre 24 de 1914.
General Francisco Villa.
Chihuahua, Chih.

"Enterados de su telegrama de esta fecha en que manifiesta que
la Division de su mando ha desconocido a la autoridad del Presidente
Provisional, señor Venustiano Carranza, a causa de las ofensas hechas
a la dignidad de ese cuerpo de Ejército, y no haber cumplido
lo mismo señor Carranza las promesas hechas al pueblo. Encontramos
en su expresado telegrama plena ambiguedad, pues ignoramos las
ofensas a que hace referencia, y respecto a las promesas hechas al
pueblo creemos prematuras sus pretensiones, desde el momento que
se ha citado a una Convencion para el primero de octubre proximo;
en la cual clara y terminantemente se ha expresado que se formará el
programa de Gobierno y se estudiarán, para solucionarse, los diver-
sos problemas que beneficiarán a la clase proletaria.

Expuesto lo anterior, le agradeceremos para darle una resolución con conocimiento
de causa, se sirva decirnos en qué consisten las ofensas a que se
refiere y la causa del pueblo que cree ha sido burlada. Por lo mismo,
haciendo un llamado a su patriotismo y por interés de la Patria, que
en este rompimiento quedaria más ensangrentada y a merced de la
Nación Americana que aún no ha retirado sus fuerzas de Veracruz,
le suplicamos, si es usted un verdadero patriota, serene su actitud y
medite los males que acarrearia al país esta guerra civil y luego los
de la extranjera que sobrevendria.
Somos de opinion, primero: que
haciendo un sacrificio de amor propio y en bien de la Patria, no tome
en consideracion esas ofensas si existieran, y segundo : que esperemos
la Convencion que tendrá verificativo el primero de octubre y
en que estarán representadas las fuerzas constitucionalistas de todo
el país, para que si en ella no son solucionados todos los grandes
problemas de los que depende el bienestar del pueblo, llevar a la
práctica, contando para ello con las armas, que no soltaremos de
la mano, hasta que se cumplan esos ideales. En espera de contestación
para resolver definitivamente, saludámosle afectuosarnente.

General
Domingo Arrieta.
General Mariano Arrieta."


No podian ser ni más sensatas ni más revolucionarias y patrióticas
las ideas vertidas en su respuestas por los Jefes duranguenses, al
ambicioso e impulsivo rebelde. Por supuesto que, el cerebro primitivo
de Francisco Villa no podia producir otras acciones, sino la explosion
del instinto salvaje hacia los que osaran discutir sus determinaciones,
señalándose el camino del deber , antes de dar páso a una nueva y
sangrienta lucha intestina.

Por toda respuesta, en el acto se mando atacar a los desamparados revolucionarios
De Durango, con implacable tenacidad y deseos de exterminarlos.
Estos, contando con elementos de guerra muy inferiores
a la poderosa máquina de guerra de Villa , se vieron en la imperiosa
necesidad de refugiarse en la sierra de Tepehuanes, en cuya región
se sostuvieron cerca de un año, no sin librar una serie de encuentros:
unos, con éxito, y los más desfavorables para sus tropas.

El dia 6 de diciembre de 1914, fué atacado el campamento del
General Domingo Arrieta, en San José de la Boca, lugar inmediato
a Tepehuanes, siendo rechazada la columna villista que sufrió cuatrocientas
bajas. Este triunfo alentó a los Jefes Constitucionalistas para
avanzar sobre Tepehuanes, plaza guarnecida por el General villista
Petronilo Hernández, con trescientos soldados, coronando con éxito
otra vez, a los abnegados soldados de los Arrieta. Al tomar la ciudad,
capturaron un tren militar del defensor de la plaza. Esto ocurria el
11 de diciembre.

Llegaron a más las actividades de los Arrieta: concibieron el plan
de apoderarse de Santiago Papasquiaro y no obstante que derrotaron
el dia 14 del mismo diciembre en las rancherías de Corrales y Papasquiaro.
a una columna villista que salio a detener su avance, ocasionándole
a ésta más de doscientas bajas, se vieron obligados, los
Arrieta, a replegarse, ante la poderosa ofensiva de otra columna que,
bajo el mando personal del feroz General Tomâs Urbina, destacó
Villa para acabar de una buena vez, con las acometidas de los leales
Jefes constitucionalistas.

Don Domingo Arrieta, impotente en esta vez, para sostener por
más tiempo una lucha tan desigual, optó por retirarse hasta Topia en
espera del regreso de su hermano, el General Mariano Arrieta, que
se habia transladado a Veracruz a solicitar elementos de guerra para
reanudar la canpaña. El día 8 de febrero de 1915, se incorporó don
Mariano con su hermano Domingo, en Aguascaliente, lievando consigo
una remesa de pertrechos de combate que le habia proporcionado
elPrimer Jefe en elpuerto de Veracruz y que, con muchas dificultades,
a lomo de mula, pudo conducirlos a través de la Sierra
Madre, desde el Estado de Sinaloa.

Cuando en la primavera del año de 1915, sufrió el villismo sus
primeros reveses en el Bajio, El Ebano y en el occidente, ocurrieron desastres
que obligaron al General Villa a sacar fuerzas de todas partes, entre
ellas de Durango, aprovecharon tan feliz oportunidad los Arrieta,
para tomar la ofensiva y, como primer fruto de su campaña, se apoderaron
de Tepehuanes y fueron dominando, paulatinamente, región
por región, hasta entrar victoriosos a la capital durangueña, el día
13 de agosto. Pero solo diez dias estuvo en poder de los Generales
Arrieta la ciudad de Durango, pues la evacuaron al marchar hacia
ella una fuerte columna villista que venia replegándose al norte, ante
el avance de la division del General Murguía, que se aproximaba a
la región lagunera.

Al caer Torreón en poder del divisionario Murguía y sintiendo los
contingentes villistas que ocupaban Durango, el avance que, (desde
Torreón, venia efectuando el propio General Murguía hacia la capital
del Estado, evacuaron la ciudad y el General Arrieta la ocupó,
definitivamente el día 19 de octubre.

Con estos antecedentes, podemos apreciar en todos sus detalles el
por qué de las consideraciones y el afecto que siempre les guardó
el señor Carranza a estos rudos pero sinceros y honrados revolucionarios,
que supieron demostrar mayor firmeza en sus convicciones, que
muchos otros de los que censuraban al Primer Jefe el hecho de sostener
al frente de los destinos de aquel rico Estado, a hombres de
tan escasa cultura.


Nec spe, nec metu.
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