MALABARES EN UNA
ESCALERA,GATOGRIS GATO NEGRO,CASA AMPLIA,VESTIDO DE MEDICO,CONTENERME.
El brete que les
comento no es usual. Casi nadie por no decir ninguno le pasa lo que a mí.
¿A poco ustedes
se han soñado que van trepados en una escalera en la parte más alta e intentan
desplazarse a manera de sancos por las calles de la ciudad?.
Es lo que estoy
viviendo. Lo primero que debo de hacer es no caer y guardar el equilibrio.
Las personas que
pasan a mi vera se muestran sorprendidas
y yo preocupado. Si no logro el control de estos palos me iré de boca.
Lo más seguro es
que quede lastimado y hundido en una conmoción que para qué quieres…
Avanzo lentamente
, la escalera no es ligera vaya usted a saber con que tipo de madera la
confeccionaron.
Intento recordar
como le hacía con los sancos que tuve de niño.
Primero fueron
unos botes.. Les abrí dos agujeros. Después pasé por los hoyitos unos cordeles
blancos que llegaban al medio metro.
Cuando los tenía
terminados colocaba mis pies sobre los botes. Luego jalaba los cordeles con
fuerza hasta lograr que se se
pegaran como imanes a mis zapatos. Comenzaba a caminar uno dos tres, uno dos
tres. Así hasta que me desplazaba sin dificultades.
Tiempo después
busqué unos palos de metro y medio. A la altura de cuarenta centímetros clavé
una maderita atravezada. Ponía los palos verticales, me subía y hacía lo mismo
que con los botes..
Ahora el problema
es más grande. La escalera es enorme. Debe de medir como quince metros y además
como les dije es muy pesada.
Ahí te voy…
Avanzo lento, las
personas me miran presas de admiración.
Sí supieran que me estoy cagándo de miedo.
Llego hasta dónde
un señor construye una pieza rectagular
de tabiques. Se puede ver el cemento aún fresco. Le digo al hombre que sí puedo recargar la escalera en su obra. Me
responde que no hay problema. Recargo la
escalera pues. La obra se mueve porque todavía está fresca y no agarra dureza. Pero no le digo. Se puede encabritar.
La escalera ya
está reclinada, yo me siento aliviado porque al menos no me maté.
Veo una mujer que aprovecho la posición de la escalera y comienza a subirse….
Yo en la punta de
la obra intento decirle que no lo haga. Los dos podemos caer. La hembra no me
obedece. Llega hasta arriba se acerca a
mi cara, se abre la blanca blusa y me enseña un par de tetas al mismo tiempo
que me dice mama.
El hombre me asegura tenga cuidado con ella. Los hace
caer, a los hombres los hace caer con sus encantos y luego los exprime.
Precavido de sus
advertencias me limité a libar sus dos jacintos pensando que eso seria todo.
Me encuentro en
un jardín a menos de tres metros un gato negro gris me mira. Se acerca sin
temor. El gato debe de pesar ocho kilos. Le hago con las manos un ademán para
que se vaya. El gato no obecede y comienza a caminar atrás de mí.
Veo una casa. Es
una casa amplia. Tiene una reja exterior de puro fierro. Abro la puerta y me
meto. Cruzo un caminito de piedras. El gato me sigue. Entro por la puerta principal.
Aquí ocurre lo que en las películas las puertas nunca están cerradas con llave
y todos pueden penetrar.
Paso por la sala.
Hay un lujo que yo no podría. Me llama
la atención un reloj de pie. El reloj suena. Son las siete de la tarde. El sol se esconde.
Ahora voy por un
pasillo alfombrado. Hay cuadros de personas de otros siglo. Una foto familiar,
miro a un hombre parecido a mí. En
realidad soy yo.
En una de las
recámaras un señor de edad lee un libro de Tolstoi. Paso despacio pero el señor
sin quitar la vista del libro me dice que puedo dejar el gato.. Mi sombra viene
detrás. Salgo sigiloso. Le digo al gato que entre . Que se puede quedar en esa casa. Ya te dieron
permiso. El gato entiende, se introduce y logro ver como su cola alzada desaparece tras la puerta.
Manuel vestido de
médico. Entra sin decir palabra. Entiendo
que quiere ser doctor. No sé porqué no
me dijo nunca sus deseos por ser galeno. Yo tenía otra idea.
Manuel camina,
sube por unos escalones, se confunde con otros que también van vestidos de
blanco.
Casi por acabar
esta imágenes intento ponerme un pantalón de mezclilla. Me gusta usar los
pantalones de esa tela. No me pongo calzones. Me agrada que esa tela burda
raspe mis huevos. Ese dolor o la molestia constante me gusta.
Debo de arreglar
el rechinido de la cama. Cada que me clavo a la gélida la cama se mueve y no me deja concentrarme.
También debo de
controlar el grado de excitación. Eyaculo a las primeras de cambio. Es que no
puedo evitar llegar al extremo cuando siento los pezones de la fría. O cuando
me abraza amorosamente y abre su piernas. Me pide me mueva despacito, suave. Y
yo como no soy de fierro comienzo a exprimentar una sensación incontrolable. Mi
pene se pone en aviso y sin decir agua va le arrojo tremendo chorro.
La fría se enoja
porque ella no ha terminado. ¿Pero cómo lo controlo?.
Aún así los
encuentros cuerpo a cuerpo son buenos. El problema para mí es Al otro día. Amanezco desguanzado sin energías. Y
sin ganas de hacer nada. Me chupó todo….
A veces me he
propuesto no tocar a la fría ni un pelo
en muchos días pero esto no es posible. Ella comienza a expeler su olor de
hembra en celo. Y yo me convierto en un perro. Es decir sucumbo entre sus
piernas y brazos. Es inevitable……
Original de
Alfredo Arrieta
Para el
pueblodetierra.
Nec spe, nec metu
10 de marzo de
2013.
Estados Unidos
mexicanos…
Comentarios