MONTAÑAS BRUMOSAS, CHIQUEROS, LADRONES ACOSADOR.TEATRO…
Me encuentro en contemplación. Es una serie de montañas que
se esconden entre las brumas. El sol luce tenue, apenas se quita las
chinguiñas, en tanto una parvada de pájaros azules en formación militar pasan
en medio de él.
Un joven delgado se acerca y me dice que sí me gusta el
paisaje. Es extraordinario. Mira aquellas formas, la lejanía.. Esto debe de ser
Dios. No hay más…
Lo que sí no logro comprender
porqué los habitantes de este lugar todos tienen los ojos como rasgados?. Será porque estamos en
Japon?. ¿ En Japón dices?
El joven me entrega un chuchillo. Lo tomo en mi mano derecha
y nos vamos….
Me dice que le acompañe a ver un chiquero de puerco.
Subimos por un madero y al asomarnos lo primero que noto es
unos módulos perfectamente establecidos. Un gran cerdo blanco con el tipo de
banquero o funcionario público local .Se haya
acostado a pata suelta, sobre un colchón confortable. Mueve su
colita cosa que denota su contento. A su
lado un gran plato de ensalada. Además de esto un radio en FM que escucha.
Este puerco vive mejor que muchos en América le digo al nipón.
Pero luego de engordarles les matan y se los comen?. Nó. Acá los cerdos son
benditos. Les damos todo tipo de privilegios.Ellos están decididos para
puestos de dirigencia. Son una especie
de líderes creados. Los vamos preparando en ciencias políticas, administrativas
financieras y después les mandamos a controlar ciertas regiones.
Giro la vista y
descubro que el número de cerdos
pasan de los doscientos… Son los cerdos directivos……
Me despido del joven y camino por una vía rápida. Es decir.
Son dos vías que se unen. Para pasar debo de pensarlo. Los vehículos pasan tán
rápido. No quiero acabar despanzurrado. Espero pacientemente hasta que no se
mira ninguno. Subo un puente. Al bajar
se me acercan dos personas. Una es
mujer. Tiene el tipo de
estas que deambulan por el mercado de la
Merced. El otro parece albañil. Sus ropas tienen residuos de cemento.
La mujer me pregunta por la calle de hierbas y piedras. Le
respondo que no conozco ese sitio. Ella insiste y me pide que les acompañe. No
tengo porque. La mujer insiste. Al ver la necedad le muestro el cuchillo que me
regaló el japonés. Se miran mutuamente y se van. Estos pendejos pensaban
asaltarme.
Llevo en mis brazos a
Tiki, mi gato. Extrañamente el gato se deja llevar.
Bajo por unas escaleras. Es el andén del Metro. Pero no es el Metro mexicano. Este es de un país
diferente. Las personas dan el tipo
entre Dominicanas y criollas.
Como el tren tarda la gente comienza a acumularse. Ninguno habla. Yo estoy como les
digo con mi gato en brazos.
El tren se acerca. Eso lo sé porque viene una luz. Al
detenerse la gente se avienta como animales. Ninguno tiene respeto por el otro.
Curiosamente al entrar en vagón está vació. Para ese entonces
la fría está conmigo. Ella se dirige hasta la puerta de enfrente. Queda su cara
dando la espalda. Un sujeto de estatura regular se para enfrente de ella se
pega tanto que parece ser que la
quisiera copular. La fría nunca se deja tocar. Pero en este caso no se da
cuanta. Me acerco al individuo y le digo que porque no se hace para allá. Que
está molestando a la fría. Me hace caso y se sienta. Me acerco inclinándome. Le
digo que porque no me toca a mí. Me agarro los huevos y le muestro. El tipo no
dice nada. Le doy de cachetadas, luego con el puño cerrado. Me acuerdo del cuchillo. Hago fuerzas para
atrás y se lo ensartó en el estómago. El hombre cae agarrándose la barriga. Una
mujer como de 28 años me dice que le meta otra cuchillada. La miro y le
pregunto porque. Responde que este tipo siempre que se sube al metro le acerca
su miembro y que siempre lo trae parado. La mujer me dice que lo arroje a las vías. Abre la puerta y ella misma me ayuda. Lo aventámos, vémos como el cuerpo
da tumbos entre los fierros…. Lo bueno que ya está muerto que sí no cuánto
dolor…..
Por unas escaleras
baja Andrés me dice que si no me voy a llevar a dos gatos negros que le
sobraron. No lo sé. Es que ya alimento a varios mininos de la calle. Déjame pensarlo.
Ahora necesito acudir al Teatro. Me regalaron dos entradas de
cortesía. Así que no pienso desaprovecharlas. El Teatro está iluminado. Hay varias
mesas dispuestas con bocadillos y bebidas. Le digo a un bar man que me prepare
alguna con Ginger Ale. De un trago me la echo.
Llego a la entrada que es como la ante sala. Se abre la
cortina y para mi sorpresa solamente hay
una fila de butacas. Me siento. Se apaga la luz amarilla y aparece una luz azul
y verde. Se escucha una música y en escena
se presentan un grupo de bailarines que
parecen turcos……
Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetiera.
Nec spe,nec metu
05 de abril de 2012.
Mexico.
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