LA NIÑA TENDIDA…
La niña se encuentra tendida. La tienen los húngaros acostada sobre una mesa en un
comedero del pueblo. No se sabe quién la encontró pero ella está ahí. Muerta.
Tiene los brazos cruzados, a la espera de que alguien diga
algo, que indique alguna cosa. Todos están mudos parece que no tienen lengua.
Un hombre que es el
Dios decide hacer uso de la voz y dice que la desgracia se abatió con más
fuerza y más saña sobre ellos. Porque no hay piedad para ninguno de nosotros. Nosotros
que fuimos indiferentes a la demencia de la niña. Ella a pesar de su estado
emocional solía pasearse entre las vacas, le gustaba sentir el viento sobre su
rostro. Todos lo sabíamos. Se le veía andar con su suéter gris y su gato.
Siempre andaba con su gato. Ahora nos cayó la maldición más terrible. Es un
dolor que ni su madre ni nosotros podemos soportar. Es por esos que les pido
que es hora, que es momento de ponernos a llorar primero y después debemos de
rezar por su alma.
También quiero referirme en otro tema les dice que aunque sé
bien que no es el momento es tiempo de
que dejemos el pueblo. Es tiempo de que podamos ser libres. Pero para logarlo debemos
de sacrificar aún más la pobreza de la que
hemos sido esclavos desde hace ya centurias.
Es cierto que les he obligado a trabajar peor que esclavos,
que les dí salarios de hambre, pero les puedo decir que hice lo que pude. Si
están convencidos que el futuro es nuestro debemos de hacer un esfuerzo amplio.
Les pido a todos ustedes fieles del pueblo ciudadanos de la aldea que den el dinero que recibieron por su trabajo en la
temporada pasada. Es difícil lo sé pero
si nos apoyamos ustedes que están carentes de todo nunca podrán salir de
este mundo de penurias.
Uno a uno de los
dolientes de fue acercando al cuerpo de la niña y cada uno sacó de sus bolsillos los fajos de billetes que acababan de recibir hace unos días.
La lluvia siguió a torrentes.
Con la ayuda del
hostero el féretro de la niña fue subido en el techo de una camioneta
destartalada, los demás se fueron a una nueva aldea en donde según el dios socialista les deseaba buena
vida.
Caminaron y caminaron los mismos caminos que anduvo la niña.
Después de varias horas descubrieron la población. No era diferente a la que Vivian. La pobreza era similar o más
aguda. El grupo de desposeídos penetró a las habitaciones de las casas y se
sintieron nuevamente robados. Lo peor que les robó el mismo que siempre le
había prometido la dicha y la felicidad.
Se durmieron entre sí, caras y cuerpos, todos sucios. Llevaban
meses sin recibir baño alguno. Con decirte que los grandes marranos estaban más
aseados.
Ellos tuvieron cada
quién su propio sueño.
Al despertar volvieron a la rudeza de las palabras, a la
necedad constante que ofrece el hambre.
La patria no era nada… Solo mierda de cerdo, lodo, húmedad,
lluvia, robo… La patria no era nada y estaba conformada por un sinfín de engañadores, de avariciosos, de
profesionales en la mentira. Los ciudadanos continuaron pobres. La niña se decía cada ocasión que se aparecia en la
ventana……
Más allá por el otro camino el que se decía virtuoso y sanador de los males
del pueblo escapaba con los billetes húmedos que les quitó en sus barbas y narices….
Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu
22 de abril de 2012.
Estados Unidos Mexicanos.
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