AFRICANOS Y PANDILLA..
Usted viaja en un camión del transporte
público de una ciudad a la que tachan de segura pero la verdad de las verdades
es que aquí se comenten tantos delitos que ya ni se mencionan. Pa qué.
En él van además de you , un grupo de negros
vestidos de traje azul, parecen ser el equipo deportivo de un país africano. Al
detenerse el autobús usted que no quiere quedarse con las dudas le pregunta al
chocolate: ¿ De dónde son ustedes?: ¿ De Malí?. No dice el negro mostrando su
mazorca blanca. Somos del Bronks de Nueva York. Los demás negritos también se
ríen de su confusión. Se bajan rápidamente. Al final también lo hace. Lleva en
su regazo un cachorro de perro alemán.
Hundido entre una especie de
confusiones deambula junto con su perrito , es llevado por sus pies a unas
calles sórdidas de México. Parece que es
por atrás de las vías del tren entre Insurgentes y Flores Mágón. El medio
ambiente es en blanco y negro tirándole
a gris negro.
De momento le llegan varios individuos o
sujetos, van drogados, inhalando thiner. Le preguntan por la hora. Ese es un
cuento que ya se sabe. Los ignora y sigue caminando. En medio de su
embrutecimiento le gritan. Sacan sus armas y cuchillos. Recuerda a los negros
del camión. Estos también son negros pero son otros. No todos los negros son ladrones. Ahí tiene ustedes a Luther King.
Los negros como les digo le
persiguen. Usted intenta saltar una barda. El negro más alto le pepena por los
pantalones. Le tira al suelo y comienza
a darle de patadas. Pero como usted no es manco, se levanta y le sale lo
gallito. Le tira unos golpes en la jeta, el negro cae pá atrás. Llegan más y
más. Usted piensa que es hombre muerto .
Pero en esta selva hay que pelear con changos , lobos y leones.
El más negro y el más enojado
intenta quitárle su reloj. No es tan caro como el que lleva el presidente galo pero es más el valor estimativo que lo que en
realidad cuesta.
Casi al punto para las tres se
abre una puerta de la pared. Sale un negro de los que saludó en el camión. Toma al otro por el cogote.
Luego le dice que traiga unas maderas o tablas. Busca alrededor y encuentra unos
tablones. Lleva clavos y martillos. Le dicen al negro ladrón que haga un ataúd.
Los demás volaron, sacaron sus alas y se transformaron en cuervos.
El negro que queda comienza a cortar las tablas, toma
medidas. Al cabo de unas horas fabrica una caja. El negro le dice al negro que
se meta de cuerpo completo. Luego le dá a
usted una pistola calibre 45. Le pide que le dispare al negro en el
corazón. Como usted no es un hombre que se raje y que mucho menos se conduela
de rateros, acerca el arma y casi igual
a como mató al perro en los 70 le dispara al negro. Este ni muecas hace, su
cuerpo negro se mancha de sangre roja.
Le dá las gracias al negro y se va diciéndole a su perrito alemán que las gentes
ante todo deben de tener educación para no terminar como ese hombre muerto de
un balazo, y quede su cuerpo negro manchado de sangre roja...
Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
21 de abril de 2012.
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