EL  PUEBLO.





El aguacero es torrencial, azota todo en la región. Los ojos y pies de usted intentan describir el lugar pero en verdad no hay palabras. Todo está ambientado en blanco y negro.


De los áboles  les puede decir que están sin hojas y sin nido alguno.

En una plaza que parece ser la principal, un grupo de diez vacas  dan vueltas  ensuciándose las patas y el rabo con tanto lodazal. Un toro o dos toros, deciden montárlas. Las vacas al sentir el gran miembro del buey  como que abren más los ojos. Esto le recuerda  a aquella mujer  nayarita que se encontró alguna vez en una playa:


Ella salió de la nada. Caminó por las blancas arenas de Mazatlán, Cabe recordar que  no había  más alma que usted. Como tanteándole  la prieta  coloco su toalla cerca de usted. Luego de un rato de tomar sol. Se levantó y camino al mar.  Usted solo la miró de reojo . La mujer comenzó a perderse entre las olas y en un bajar y subir  le descubrió que se había quitado el sostén. Pasaron diez o quince minutos. La mujer regresó, se acostó e intentó dormir. Como no pudo hacerlo  se giró y comenzó a hablar con usted. Al cabo de media hora ya sabía que ella era de Nayarit. Y más tarde ya estaba los dos  clavando en el hotel  El bello Mazatlán.

La  vaca le recordó a la mujer….





En el interior de una de las casas tristes otra mujer, esta húngara mángara, camina con chanclas y calcetines blancos. Busca una palangana que ya tiene agua tibia. Se acerca y se coloca en cuclillas. Con un zacate comienza a lavarse el sexo. Se echa agua con la mano. Todo esto ante su mirada. Luego se levanta y camina hacia una silla. Ella esta de espaldas. Comienza a hablar con un rengo. Le dice que debe ir porque su esposo está al llegar. El cojo  se amarra el lazo de su pantalón.

En eso se abre la puerta y aparece un gordo también húngaro. Le dice a la mujer impura que tome sus pertenencias y también el radio. Le dice que por la noche se escaparán con el dinero que los otros comuneros trabajaron. Se acerca a ella cara a cara y la besa- A la mujer se la cogen dos veces en  menos de una hora .El rengo y su esposo.

En la otra casa hay un doctor que les mira. Incluso tiene  expedientes  de cada uno de los pueblerinos. A través de unos catalejos empañados les mira. Va describiendo los movimientos y las actitudes de cada uno de ellos.

 Este hombre es un hombre gordo, es  parecido a ese cerdo rosado  que come lodo en medio de la torrencial lluvia.

Este hombre escribe pero también le gusta una bebida aguardentosa.

Cuando vierte la última gota decide salir. Se coloca su grande abrigo y una gorra de  animal.

Cruza entre el lodo, todo el medio ambiente es lodo. No hay alegría en ninguna esquina, todo es gris…..


Llega a un  tendajón. El lugar está vació. Al menos en la parte de abajo. Escucha voces de  mujeres. Sube la escalera en ruinas. Las damas le saludan. Incluso le ven con gusto. Una de ella la más húngara le dice que sí quiere coger como en los tiempos de antes. El gordo desaliñado le dice que sólo quiere un cigarro. La puta se queda triste. ¿ Se pregunta que comerán en su casa?.

Afuera sigue lloviendo. El cerdo de 40 kilos sigue en lo mismo comiendo  lodo y gusanos. La lluvia sigue con mucha fuerza.

 El voluminoso regresa. Se detiene en un lugar en donde llenar su garrafa. Una niña loca le mira y sale corriendo. El gordo le sigue y cae. Se desmaya  debido a un golpe. Pasa la noche…

Por el amanecer un hombre delgado, barbón le encuentra. Como puede le lleva a su carromato que es jalado por dos caballos negros. Le sube en la parte de atrás. Luego se sienta en el lugar de mando, con un látigo fustiga a los animales. Atrás se queda el camino.. Sigue lloviendo…….


Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu
13 de abril de 2012.
Estados Unidos mexicanos.


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