Mujer suspendida, Enrique Aguilar, ocho tacos
Mujer suspendida, Enrique Aguilar, ocho tacos
Dos mujeres se acercan corriendo me
dicen de buenas a primeras que una aparición las acaba de asustar en dónde fue
eso les pregunto en esa casa cual de todas esa la de la puerta roja
Me dirijo a la casa que me dijeron no es gran cosa es la casa de mi abuela
quién podrá haberlas asustado me asomo no hay cadena no hay candado en lo que
viene a ser uno de los pasillos principales veo a una mujer que está suspendida
en el aire ella va despeinada con un vestido blanco me acerco para preguntarle
que caso tiene andar molestando gentes
ella no habla y porque no me respondes
le pregunto ella solo hace señas con las manos me pide que vaya me acerco lo
más que puedo y con las precauciones que
puede dar el sigilo tengo enfrente su cara le abro la boca no tiene lengua
quién te quitó la lengua con las manos
hace como sí lo hubieran hecho con un cuchillo oye horrenda te me haces conocida no eres acaso mi tía sí ya lo veo eres mi tía
ella no me asusta me invita a que vaya con ella la sigo se sienta en la mesa principal me sirve café con leche
que yo degusto no tendrás acaso unas galletas no tiene acaso un bolillo abre
una bolsa de papel y me ofrece uno arranco
el coscurro y lo arrojo sobre el café luego con una cuchara lo saco y me lo
como la tía se ríe no tiene dientes
así le hacía mi abuela te acuerdas se
sonríe les brillan los ojos se alegra después de que me termino el café con
leche le digo que tengo que marcharme ella cambia sus rostro no quiere quedarse
sola no te preocupes tía mañana al filo de las siete de la noche vengo y
platicamos
Salgo las mujeres me esperan están a la expectativa no lo asusto a mí no de ninguna manera yo no le tengo miedo
a las apariciones además era una tía mía
hasta me ofreció de cenar es cierto eso sí es cierto
Estoy ahora en unos de los patios principales de una casona de la época de
los españoles se celebra una recepción veo a muchas personas vestidas con
atuendos finos ellos conversan y toman vino
tinto hay un joven alto cuando lo
miro me recuerdo de un actor muerto trágicamente me acercó y le digo disculpe usted pero al verlo recordé que es es usted igualito a un actor ah sí sí es idéntico ya me lo habían dicho
algunas personas pero no sé bien a bien de que actor estamos hablando me puede
decir usted cual es su nombre me llamo Enrique Enrique qué Enrique Aguilar es cierto eso sí me llamo Enrique Aguilar
pues el actor fallecido también se llamaba Enrique Aguilar se queda extrañado le pregunto su mamá aún
vive si pués vamos a hablar con ella salimos y nos dirigimos a una casa en la
colonia Narvarte Enrique dice mamá ella responde acá entramos a una sala a medio iluminar una
mujer sexagenaria con las manos manchadas mira la televisión mamá dice este
señor que yo tengo cierto parecido a un actor fallecido trágicamente a que
actor le pregunta mientras aguza la mirada para verme a uno que también se
llamaba Enrique la mujer se agarra el rostro y baja su mano como intentando
recordar si tiene mucha razón ese era tu padre y porque nunca me lo dijiste pues porque nunca me lo
preguntaste la anciana me vuelve a mirar y me dice yo puse las balas verdaderas
en la pistola….
Acabo de hacer unos ricos tacos con carne
aquí están los puse sobre una tabla para cortar verduras están
calientes tengo hambre y me voy a comer
por lo menos unos cuatro hay una mujer al lado mío no sé quién es porque no le
veo el rostro cuando estoy a punto de comerlos se abren las dos puertas es Hugo
nos saluda mira los tacos ah llegué
justo a tiempo no sí ven sientáte son ocho tacos que nos tendremos que repartir
entre tres les digo a los dos Hugo
responde que podemos convertirlos en 16
tacos así que procede a tomar un
cuchillo de esos que sirven para cortar carne y hasta hueso luego de un tajo
corta los ocho tacos y los convierte en 16.
Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra
Nec spe, nec metu
4 de diciembre de 2013
Estados Unidos Mexicanos.
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