LA MEMORIA, UNA CANCION DE SERRAT Y LAS BARCAS QUE POR LAS



LA MEMORIA, UNA CANCION DE SERRAT Y LAS BARCAS QUE POR LAS
MAÑANAS VUELVEN...



Para ser sincero, no imaginé en ningún momento retroceder en la máquina
del tiempo, la de WELLES. No imaginé retrospectivamente caer a esa etapa

de la adolescencia en donde mis recuerdos ahora, hoy por hoy , se estacionan. Puedo decir que mi habitación se ocupaba con aquél escritorio gris sacado de un despacho y que por suerte servía para depositar calzones, hojas, calcetines y otras lindezas; nunca se vio repleto de clips o fotografías de la amada, de los hijos; pero eso sí con múltiples quemadas de cigarro. Además de esto, dos camas en hilera e infinidad de ropa sucia acumulada por días, por quincenas completas. De las paredes que puedo decir, lucían maravillosas. Inmensas letras a crayón indicaban quienes eran los Dioses de esa época de ensueño :



JIMMY HENDRIX, MORRISON , LOS BEATLES de Liverpool, DONOVAN, BOB DYLAN y su piedra que rueda. Siempre esperé la respuesta del viento pero nunca llegó. Más allá por el otro extremo la pared decía : ROLLING STONES, con el hocicón de JAEGEER y un zapatito colgado de un clavo. Duró así por años.

Mi hermano , el mayor, el que se fue de casa cuando comprendió que las cosas no andaban bien, representaba el clásico ejemplo de la rebeldía juvenil, y siempre de huaraches a tres puntadas, de cigarro contínuo, de pelo largo como las mujeres. Este, mi hermano, utilizaba la guitarra acústica española para arrancarle sonidos de rock, o canciones de los DOORS, y yo me preguntaba ¿ porqué ?, sí este tipo de instrumento es precisamente para hacer música seria, para manifestarse en forma por demás bella y hacer la delicia de los hombres cultos.

En una ocasión, mi hermano llevó a casa de la abuela instrumentos y greñudos; recuerdo que uno de ellos cantaba bien los refritos tradicionales. La abuela, de capa y espada desenvainada, sólo acertaba a mover la cabeza y se reía en complicidad conmigo.. Un tío pasadito de moda, se animó por la tertulia , y dio " el palomazo " con piano y toda la cosa. Esto, le valió el aplauso del poco respetable y con esto la intención sana y abierta para unir dos generaciones en torno a un sentido común:
La música. Así, la calle doce, ese viejo charleston, sonó diferente.

Pero también es justo decir que existían entre los jóvenes otro tipo de inquietudes musicales. A mí, me importaban un soberano pito el rock y toda la bola de melenas, así que me encerraba en ese cuarto que explico para hacer sonar ese tocadisquito portátil, sin fidelidad alguna, fuera de moda.

Imagina que son las seis treinta de la tarde, cuando oscurece temprano y sólo alcanzo a divisar un foco encendido. Supongo que extraigo el estender play ( larga duración ), aunque ninguno fue larga duración pus desaparecieron para engordar otras colecciones. Imagino que coloco el brazo dirigido al surco en la tercera línea y en 33 revoluciones por minuto; de pronto escucho que dicen : " El rumor del mar en el alba y una playa llena de algas que irán secándose al sol. El sabor salado de las rocas y el vuelo tranquilo de las pocas gaviotas que entran en el puerto. Las barcas que por la mañana vuelven, las redes que en el muelle duermen y las viejas calles empedradas. La iglesia humilde y pequeña y entre la niebla perdida, lejana y gris la ciudad/ Me hablan de MARTA..."

Con esto el pensamiento se traslada a un lugar marinero, lejos del aire contaminado y las fábricas que no dejan respirar.

Imagino que la misma voz dice : " La blancas casas del pueblo y el hombre viejo que canta coplas mientras va vendiendo el pescado. Y la mujer que con desgana mueve entre sus manos la lana. ( quién sabrá que es lo que teje ) El castillo, la isla pequeña. La cueva, el faro y la ermita y los amigos de otro tiempo. El reloj que no anda y estos niños que en la arena han encontrado su calle. Me hablan de MARTA..."

Por eso, es posible rebelarme al ver la ciudad sumergida en basureros.

El canto continúa : La horas vacías que pasan y el camino que me lleva a casa después de mucho andar Cada mueble y cada libro, cada rincón donde juntos vivíamos momentos como nadie sabe. Mis manos y mis labios que de tu sabor viven ávidos sin poderlos olvidar.


Las largas noches sin luna, las olas y cada una de las luces que hay en el mar. M e hablan de MARTA... "

Tampoco imaginé que esta canción marinera original de MANUEL SERRAT, hubiera sido con el paso del tiempo motor de impulso de mil caballos, para engendrar nuevos amores, nuevos recuerdos adolescentes y aventuras en este camino que llamamos vida. A ese camino que me invitó a caminar, a ese amor por quién " dejo los montes para irme al mar ". Así se encuentra mi íntima canción entre 20 años transcurridos en el pasado o en el futuro a la vuelta de la esquina.

Por todo eso es de agradecer, muy de agradecer que la canción, no cualquier canción, guarde un interés revitalizador dispuesto a mi persona.


Este bello poema lo aseguro no se pierde en el joder de la radio, entre el 68 de la rebelión estudiantil o el mayo de París . Ni tampoco lo puedo dejar extraviado por capricho de algunos en el 86 de crisis que vivimos. Ahora, en estos tiempos de nostalgia y ausencia, sigo rechazando el rock. Mi abuela murió hace años sin percatarse del cambio sufrido de camaleón de mi hermano ( hoy es un padre débil ante los hijos; de los huaraches ni se acuerda ).
Todos estos detalles, llevados con inteligencia por mis recuerdos, y sin mediar conflicto alguno, me hablan de MARTA.

( huarache: especie de zapato con correas que utilizan los campesinos en
México y otras áreas de América latina )

MARTA.59
59.- LA MEMORIA, UNA CANCION DE SERRAT Y LAS BARCAS QUE POR LAS MAÑANA VUELVEN. UNO MAS UNO. DOM 9 DE MARZO DE 1986. ALFREDO ARRIETA
ORTEGA.


MATERIAL DE ARCHIVO DE ALFREDO ARRIETA ORTEGA.

MEXICO.

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