MURO, 144 CABALLOS.


A La Maga.



















Estoy parado en un paraje salitroso. El aire sopla tanto o más que logra tirarme mi sombrero. Veo en el sueño blanco y café que sale una lombriz. Quien sabe cómo podrá sobrevivir esta lombriz entre tanta sal.

La tarde cae.

Un hombre se recarga en un árbol seco, saca una botella y comienza a beber.Se deja caer al  suelo. Su cara es el de una gente perdida que no muestra interés por la vida. Es pués la imagen  de la decepción…..

Llegué aquí a petición de la Maga. Me mandó un mensaje telepático en dónde me dice que acudiera al salitral. No sé que quiera decirme o que.





Por  el camino del terregal viene caminando. Ya la ví. Incluso siento cómo le palpita el corazón. Vámos sí no es pá tanto. La vida tiene sus asegunes y como decía un anuncio hablando se entiende la gente..

Eso lo digo porque tengo boca. Si hubiera sabido lo que iba  a pasar mejor ni vengo…

La Maga se acercó. Me saludó sin entusiasmo alguno.Solo dijo Hola. Luego se armó de valor y me dijo que me mandó un mensaje telepático para que viera su decisión de edificar un muro sólido.

Y para qué quieres hacer muros, mejor construye caminos..

De principio  pensaba que era un muro hipotético pero nó.  De un costal sacó unas herramientas..

Luego con sus manitas finas agarró un pala y comenzó a excavar. Sentí pena y le pedí que me dejara hacerlo. Ella sería seria pero aceptó.



Hicimos una franja honda como de medio metro metro. Cimentamos con piedras que nos ibámos encontrando.

Cuando terminamos me dijo que nos sentáramos un rato para descansar. Quedamos frente a frente. Ella no me  decía nada, yo no le decía nada.

Pasaron quince o veinte minutos, me dijo que ahora la cuestión era levantar un muro.

La Maga comenzó a colocar el primer tabique. Lo miró y me dijo: Ahora Alfredo coloca el segundo. Y luego ella colocó el tercero y así sucesivamente.

Por la tarde nos encontrábamos bien cansados. Carolina me miró y dijo vámonos a dormir. Le propuse bajo las ramas del árbol. Ella dijo bueno.  Quedamos cada quien cuarenta centímetros separados. Por la madrugada y las estrellas como que sintió frío y se acomodó en mi espalda…

Dieron las siete, ella se levantó primero. Yo con los pelos parados todavía , me acicalé como gato. Ella buscó un espejo y se puso al tiro.

Debemos seguir musitó.


Para ese tiempo el muro llevaba ya más de un metro de altura. Carolina tomó de nuevo un tabique y comenzó. Ella uno yo otro, ella uno y yo otro.


Al anochecer. Quedamos cada quién de un lado. Nada más alcazaba a ver sus manos, y ella las mías…

Busqué una oportunidad y se las tomé. Eran manos con mezcla, pero eran manos suaves. Ella quiso alejarse pero la contuve. Me subí en un tabique y  se las besé.





No te puedo  decir que pasó posteriormente porque  pasé  a otro sueño.

















 Daniel mira a través de unas trancas.Observa  el campo verde y todo lo que alcancen sus ojos. Pasa un hombre montado en un caballo brioso. Un animal con mucha fuerza. Le digo al Dany que qué hace. Nada me responde,  miro  lo que pasa.

Ese señor  que va allá es muy bueno para montar caballos. Ese lo quiere comprar.

Le pregunto al Daniel ¿ Y cómo cúanto cuesta un caballo?. Me dice que hay de varios precios. Por ejemplo este que monta vale como  cincuenta mil pesos.


Decido alejarme pero el Daniel me retiene. Espera a que venga este señor. Quiere decirte algo.

Recargo los brazos y espero.

El jinete se acerca. Es un hombre de bigotes negros y cola de caballo. Me dice que necesita mi ayuda. Lo observo y le pregunto ¿ que cosa ?.

 Quisiera saber sí usted puede conseguirme unos caballitos como este. Le dá una palmada al cuaco.

Le respondo que de esos ejemplares sólo los he visto en Baja California.-

 Sí eso dicen-

El hombre sigue hablando y  me explica que quiere 144 caballos…

Yo amo a  los caballos y quiero tener muchos.

Entonces qué?-

Le explico que tengo que diseñar un programa para tener en que basarme.

Nada de eso. Uste vaya a Baja California, cómprelos y tráigaselos pá acá.

Desciende del animal. Le dice a un encargado que le lleve un maletín. Me dice que hay dinero suficiente. Y que sí me faltase nomás le hable..

Me voy a Baja…

Estoy en un rancho medio gringo. Pregunto por el dueño. Llaman a uno al que le llaman el güero. Es un tipo alto, pelirrojo con manos gruesas. Leva atado al cuello un trapo rojo. Le explico lo de los caballos.

 Me pide le acompañe.

Me lleva a un corral. Me pregunta que sí como estos. Efectivamente como esos…

Le digo que me mandaron comprar 144 caballos. Huy no. Aquí hasta sobran.

Llegamos al trato, le pague. Y salí con los animales..

No me preguntes cómo llegue. Pero voy llegando.

¿Daniel me mira y me pregunta que tal el viaje?. En los sueños nada es  imposible. Quizá cruce por infinidad de caminos y veredas pero ya estoy aquí…

Me dice que espere a que venga el señor de los caballos.
Nos recargamos en las trancas. Los 144 caballos pastan tranquilos.



Se acerca el jinete. Al ver los animales  le entra una especie de gusto. Se quita el sombrero y corre hacia nosotros a todo galope. Se baja rápidamente y me abraza. Sabía que usted lo podía hacer… Lo felicito señor me dijo…



Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu.
10 de octubre de 2012.
Estados Unidos Mexicanos..





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