SERRAT LA VOZ QUE MERECE UN REDIEZ
Serrat , la voz que merece un rediez¡
Por Eduardo Camacho Suárez.
Aventurero , audaz , jinete de papel cuadriculado . Ha andado muchos caminos y abierto varias veredas . Para la libertad – como Miguel Hernández – sangra , lucha pervive , porque aún tiene la vida .
Su temporada pasó veloz y ligera , como una primavera en flor . Pero en los cincos días que le cantó a México , gozó con la posibilidad de alborotar el barrio . Es la voz de España que merece un rediez .
Sus a veces prolongadas ausencias de nuestro país , no importan , porque su tren vendió boleto de ida y vuelta .
Anteanoche , en el cierre de su temporada , interpretó esas canciones que hacen que lloremos cuando nadie nos vé . Y de los más de ocho mil espectadores , el que menos enjugó discretamente una lágrima al escucharlas , evocando una , dos o tal vez tres novias . O quizá , el principio de la vida con la hoy esposa .
Y como un cometa de caña y de papel , viajó de canción en canción.
Estaba en su México , porque no se siente extranjero en ningún lugar , aunque su patria y su guitarra las lleva siempre en él siempre . “ Este es el último día que estamos aquí , y en nombre de mi equipo de trabajo , gracias a todos ustedes que evidentemente son los que hacen posible que estemos . A nosotros , estos nos gusta . Nos agrada hacer música y compartirla con tan rica gente” dijo .
Su tierra natal estuvo presente en el concierto : “ Cataluña sueña , trabaja , confía y desconfia, espera y desespera, respeta y quiere ser respetada , explicó al cantar “ Sería fantastic ” , cuyo título todos ustedes lo saben . Es inesesario traducir la canción , pués son 16 o más años que nos conocemos , que ya hablan catalán la mayoría de ustedes , aunque siempre hay alguien que se retrasa “ , indicó , y tradujo el texto .
Y Joan Manuel Serrat presentó su espectáculo “ El sur también existe ” letra de Mario Benedetti y música suya . Es tan hermoso el sur , que al norte le fascina venir a él a pasar sus vacaciones . El norte es la fuerza , el sur la astucia . El norte es el pasado , el miedo , y el sur la esperanza . El norte es la prisa y el sur la paciencia ”, analizó .
También le cantó a “ lo más preciado de las cosas bellas que posee el sur . El ser humano , amigo y del sexo deseado “- la mujer . “ Es conveniente e imprescindible tenerla a mano , una como mínimo y que siempre esté desnuda y no quiera escaparse , aunque si está vestida y predispuesta también le vale a uno “ .
La amenaza nuclear , por supuesto que está presente en la inquietud de Serrat . “ Es difícil que uno vaya por la vida y tal como están las cosas , se encuentre a un ser humano pensante que no esté seriamente preocupado por la amenaza nuclear que nos han colgado encima de nuestras creencias sin deberla ni beberla . Uno se pregunta si estos individuos que nos hacen pasar tanto miedo se habrán puesto a pensar que después de la tercera guerra mundial , no habrá más y si después de que la guerra radioactiva mate a toda la especie . La tierra volverá a recuperarse a parir felicidad . Tal vez así sea , aunque lo más probable es que ninguno de nosotros estemos allí para recoger la cosecha ” .
Serrat manifestó su satisfacción de un hombre que hace un oficio que le gusta y “ dado lo escaso del acontecimiento , pues es bueno que se sepa que ese soy yo . Es un oficio que puedo desarrollar con gentes hermosas que me permiten hacerlo , y con compañeros que quiero y respeto ”.
Y como buen cantor embustero , pués tiene el alma de marinero , porque nació en el Mediterráneo , Serrat prometió cantar una más – Pero fueron cinco o seis encores . La última “ La Saeta ”,- por mi madre que es la última “ – y agregó : “ De todo corazón , la mejor de las suertes para cada uno de ustedes y de nosotros también”.
“”
Enviando un beso a sus admiradoras y un apretón de manos a sus admiradores , dijo hasta pronto , porque es hermoso partir sin decir adiós.
Se montó en el carrusel del Furo , salió de escena y se marchó.Mañana seguirá cantando, ¿ Dónde ?... Qué más da, aquí o allá .
Excelsior. 3 de Diciembre de 1985.
Original de Eduardo Camacho Suárez.
Archivo : Alfredo Arrieta Ortega.
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