EL MOUNSTRUO DE LA LAGUNA





El monstruo de la laguna.











Quiero decirle que en los últimos días, he caído en la preocupación atribulada en el desconcierto individual, al enterarme en el transcurso del trámite, que toda historia o realidad obliga.

Caí pués en un sueño cataléptico, en un sueño largo y profundo. En este, ocurrí sin que yo me diera cuenta, pero ya despierto caigo en la realidad de mi porvenir futuro, - suena a frase hecha verdad-?.

Los próximos años de mis hijos están amenazados por tanto estúpido jinete. Por eso le digo, que descorrí las cobijas de mi cama una de esas noches de lluvia ácida, y en una de ellas, de esas noches quietas, ocupé las manos, para entretenerme con PROCESO,. Mis ojos conjuntivados cayeron sin remedio en las negras líneas de tinta : LAGUNA VERDE, LAGUNA VERDE...


Un negro salta pá´atrás, ¿ o pies de zambo?, se encuentra sentado en este añoso café, ese café suficiente de soportar a : “ Gente encantadora, a comediantes, que poco saben de nada, nada de nadie y son ( o fueron ), ciudadanos importantes”.

Ese café atiborrado de “ hijos predilectos, científicos admirados, tiernos poetas galardonados, intermediarios, cienpiés, políticos de salón, y nueve de cada diez estrellas lo son”. A ese café que solo por televisión conozco, donde pasaban las tardes políticos y gusanos, grupos de trovadores, y tríos de jarochos que pregonaban de puro gusto sus coplas y sus cantares: “ Ay que bonito es bailar el son del tilingo lingo, que lo pueden zapatear tanto chinos como gringos... “ Así era antaño, el negro de sonrisa otrora, hoy por hoy, agachado se encontraba.

Todo pasó en 1987, 1988, 1989. ¿ En que año fue?..

El estado mexicano realizó un proyecto encaminado a mejorar las condiciones de vida de sus mexicanos. ¡ El progreso humano¡. En ese entonces, grupos de ecólogos y habitantes de Veracruz, se opusieron a la instalación de esta mugre: La mugre se refiere por necesidad a la planta nucleo eléctrica de Laguna Verde.

Esto se decía para sí el negro dientón. Las madres por más que se defendieron, por más que gritaron su rechazo nunca fueron escuchadas. ¿ A quién le podía interesar que nacieran hijos locos? ( seguramente quién lo ordenó estaba privado de sus genitales; castrado pués ).

Unos se manifestaban, otros se entregaban al mitin desesperado. El grupo de los cien intelectuales se cansaron de tanto argumentar; pero el estado mexicano, hizo caso omiso del reclamo colectivo.

Todo esto leía el brillante negro zambo. Sus ojos de capulín, parecían interrogar a la lejanía.¿ Qué no era preferible estar a oscuras alumbrándonos con velas de cebo que estar iluminados por la fuerza mortífera del átomo?.

La geografía era gris, ya no se escuchaba ninguna insinuación de algarabía carnavalera. Alvarado murió. Catemaco, Coatzacoalcos, Banderilla ( la tierra de Saldaña ), Córdoba y Jalapa, de pronto se volvieron dantescos pueblos; no había nadie, ni negros, ni perros flacuchos, ni jaranas ni requintos musicales.

Nadie comía más jaibas en chilpachole, ni pescado estupendamente elaborado.¡ Ahora quién carajos gustará los pulpos en su tinta?

¿Quién recolectará los aguados ostiones?. Ya no hay gente, nadie se puede estimular por el desastre nuclear; porqué ya sucedió.

¿ Quién les podrá gritar hijos de puta en el mejor lenguaje Alvaradeño?. Y es que alrededor del negro, efectivamente no había nadie. Las tierras estaban quemadas, los animales murieron de pie como si fueran esqueletos de museo, nadie podrá identificar los árboles de frutas.

Y es que a decir verdad, se explicaba el negro azul esa maldición llevaba fallas en su diseño, chatarra nuclear para el mundo entero, la administración mexicana aseguró que no entraría en operación ese demonio hasta no pasar las pruebas suficientes de seguridad.

El negro miraba lacónicamente los portales de piedra: ¿ Sólo Veracruz es bello?, era bello, era bello hasta el día de la pesadilla.

No sé que pasó compay todos sentimos calor en el cuerpo, la carne se nos puso de gallina y se escapaba carbonizada de los esqueletos, los ojos de todos se inundaron de terror, ahora nadie vive en estas regiones tropicales, ningún mortal que se chingue unos toritos.

Aquí caballero, no importó la vida y la salud. Esto se repetía Manuel una y otra vez, casi en el delirio. Sus blancos dientes comenzaban a caérseles, como fichas de dominó, sus ojos se derretían, hagan de cuenta que eran gotas de miel expuestos al calor, sus uñas quebradizas se volvieron, su pelo chino más chamuscado que nada. Sí señor, no importó la vida y la salud, esto fue el Chelnovil veracruzano pués.

Su cuerpo de ébano comenzó a desmoronarse lentamente, pero aún tenía fuerza. Se levantó pausadamente, sólo que en el rostro ya se reflejaba su próxima muerte. Tomó con su negra mano la jarocha jarana, su boca balbuceaba, echó a andar por la calle del puerto mientras mi oído alcanzaba las notas de la música que el negro cantaba:
“ Para bailar el jarabe, para eso me pinto yo, para rezar el rosario mi hermano el que se murió, ese sí era santulario y no un pícaro cómo yo..”



18 de marzo de 1987.
Alfredo Arrieta Ortega.
México.

@gatodelperro
@palqueseva


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