A LOS CUATRO



A LOS CUATRO

No le pregunté su nombre . Solo le platiqué que en la calle de Salvador Díaz Mirón , un poeta del estado de Veracruz , unos sujetos viajaban en un automóvil gris de mucho valor mostraban movimientos de sospecha . Han de ser ladrones me dijo, deben de ser narcotraficantes .. Dicen que este poeta Mirón , era un ser muy receptivo, que escribía lindos poemas, sin embargo este hombre como todo el que se precie de serlo , no dejaba para nada la pistola de fierro.

Ella era una mujer chiquita, casi poca cosa, . Tenía unas facciones que por momentos me hacían recordar a ese tipo de indígenas de norteamérica . Sus ojos también chiquitos me mostraban con fina agudeza su relato :

“ Yo me quería morir ”, decía la pequeña mujer cuando me dijo que se salió a la calle a gritar desesperada después de que le dijeron que habían matado a su hijo de 17 años .

Mi hijo trabajaba con mi papá que era un abogado , le ayudaba a escribir sus manuales del despacho . Una noche de hace 15 años , salió a la calle para reunirse con unos amigos del barrio de la Nueva Santa María . Llegaron en un volkswagen y subió a la parte trasera , ni siquiera imaginaba lo que sucedería poco más adelante , la muerte sonreía trepada en un árbol .

Había un señor en otra parte de la historia que era el encargado de un ejido . Una vez recibió un mensaje que decía que si no le bajaba de calor sufriría las consecuencias.

Esa noche una camioneta de color rojo y marca ford , pasó muchas veces por el barrio , nadie sospechaba nada . Comenzó a seguir el pequeño carro , les dieron alcance a los muchachos que en el interior jugaban bromas absurdas y que no llevaban a nada . La camioneta colorada se les cerró y apresuradamente , se hizo un ruido , pero nadie oyó nada . Bajaron unos gorilas de la policía judicial del Distrito federal y comenzaron a golpear a los cuatro muchachos . A uno de ellos le encendieron el pelo , a otro más le propinaron golpes y cuchilladas en sus brazos , buscaron y buscaron como si fueran culpables de presuntos delitos . Buscaron en sus carteras y allí encontraron lo grave ; credenciales de sus trabajos , credenciales de sus escuelas .

Al otro día se hizo un escándalo mayúsculo , los medios de comunicación despepitaron todo , hablaron de este homicidio múltiple , de las causas horrendas del crímen .

Los mataron por nada , así nada más . No les dieron oportunidad , ahora mi hijo tendría casi 30 años , a lo mejor se hubiera titulado . Sólo Dios sabe porque pasó .
Mi papá , es decir el abuelo de mi hijo murió de tristeza , no soportó esta rudeza del destino , mis amigas me decían que ya lo pagarían . Y mientras eso pasa ¿ quién me paga la muerte de mi hijo?.

Ahora Dios se ensañó conmigo , ahora tengo la preocupación de mis hijas . Una de ellas le está fallándo el riñon , la otra se lo va a dar . Ojalá que no vayan a morir después .

Es muy triste perder un hijo , es un desconsuelo , un vacío que nunca se logra llenar con nada . Ahora ya a mis sesenta y siete años ya no sé para qué vivir , qué caso tiene.

Original de Alfredo Arrieta Ortega.
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México .

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